Un recorrido por el Universo Marvel: Fase Uno

El chasquido de Thanos dejó en vilo a medio mundo pero, antes de eso, repasemos cómo llegamos hasta ese punto con un vistazo hacia la primera fase del universo interconectado de Marvel.

Es increíble que en un par de días más veremos el desenlace del agónico cliffhanger con el cual nos dejó Avengers: Infinity War el pasado abril. La culminación de 11 años de cuidadosa construcción no siempre estuvo marcada por excelentes decisiones, pero paso a paso se supo ensamblar un equipo imparable que cambió la manera en la cual se consume actualmente el cine comercial de superhéroes. Se puede decir que Marvel Studios encontró una fórmula infalible y no se aleja mucho de la misma, precepto que no está del todo errado pero tampoco es completamente correcto, y con el correr de los años ha perfeccionado sus métodos que, indefectiblemente, llenan los cines (cada nueva película es todo una celebración). Pero volvamos al origen de todo, cuando la franquicia estaba en pañales…

Iron Man: Corría el año 2008. Nadie excepto los consumidores acérrimos de cómics tenían idea de quién era Iron Man o qué demonios significaba la Iniciativa Avengers. Estábamos vírgenes de fases, y la presentación del multimillonario industrialista y playboy Tony Stark se convertiría en el pilar fundacional para lo que vendría después. ¿Se imaginan a otro Hombre de Hierro que no sea el carismático Robert Downey Jr.? Nosotros no, y el actor tampoco, ya que convertirse en el insufrible millonario devenido en vengador enmascarado le daría una segunda oportunidad en el estrellato, ya que su vida personal estaba por los suelos con decisiones propias más que cuestionables al momento de firmar contrato. Pero este fabricante y vendedor de armamento militar, al cual se le viene la noche de buenas a primeras, y descubre todo el mal que ha liberado en el mundo mientras se llenaba los bolsillos, personifica de pies a cabeza lo que es ser un héroe de Marvel.

Las historias de orígenes suelen ser aburridas, ya que desde su concepción argumental ocurren antes de que el personaje esté completamente solidificado tal cual lo conocemos hoy en día. Pero Iron Man demuestra que no siempre es así. La primera película del Universo Cinematográfico de Marvel (distribuida por el estudio Paramount antes del armazón de Marvel Studios) encuentra el terreno medio entre humor y drama en el preludio de la saga, forjando un personaje inoxidable en las manos de Downey Jr. y la dirección jovial de Jon Favreau, quien se aprovecha de la intensa, compleja y ganadora actuación de su protagonista para dotar a este inicio con una celda de energía repleta de carisma estelar. La primera aventura del héroe establece las fortalezas (su humor, buenas actuaciones) y debilidades (villanos aburridos, acción y efectos correctos y serviciales a la historia) de la franquicia y nos entrega momentos memorables, como el escape de la prisión desértica de Tony con el primer prototipo de su armadura, o esa conferencia al final del film, que termina con una frase inolvidable. Y eso antes de la primera de muchas escenas post-créditos, en donde un emparchado Samuel L. Jackson se presenta como Nick Fury e introduce la misteriosa Iniciativa Avengers.

The Incredible Hulk: Lejos quedó Hulk, la incomprendida versión de Ang Lee estrenada en 2003, con la llegada de The Incredible Hulk, donde el doctor Bruce Banner de Eric Bana pasa a ser encarnado por Edward Norton, y las numerosas quejas de la falta de adrenalina en el drama de acción con tintes griegos de Lee se suplantaron en el divertido frenetismo de Louis Leterrier y su avalancha de efectos especiales que han envejecido pobremente. Más un experimento que un paso en falso por parte de los productores, que con la llegada de un tercer doctor Banner en la piel de Mark Ruffalo para The Avengers sería casi borrada de la existencia del canon narrativo, esta suerte de secuela del film de 2003 es un lavado de cara que se enfoca en ser una película más digerible que su predecesora. Funciona a duras penas, siendo su escena más memorable la escena post-créditos donde un inesperado Tony Stark se le aparece a un personaje secundario en plan de reclutamiento. Este gran trazo a un mundo conectado era impensado en 2008, pero el germen de la gran idea que hoy en día vivimos ya se encontraba presente en dos películas separadas por escasas semanas de sus respectivos estrenos comerciales. Fue un pequeño gran vistazo a través del velo que nos dejó salivando y con ganas de más, mucho más.

Iron Man 2: Dos años separan a la segunda aventura de Tony Stark de los cimientos fundacionales de la franquicia, pero ese pequeño hiato entre producciones no se hace muy notorio en materia de avanzar lo que ahora conocemos como Fase Uno. El principal problema de Iron Man 2 es su glotonería al llenarse el plato con dos figuras villanas, la patriarcal presentación de la Black Widow de Scarlett Johansson explotando su costado de femme fatale, el nuevo capitán Rhoades de Don Cheadle y una batalla final algo anticlimática entre un mar de armaduras robóticas sin rostro y la figura del Ivan Vanko de un demolido Mickey Rourke que ha quedado oculto entre el polvo de la primera fase. Favreau volvió a repetir en la silla del director, y su toque de acción y comedia están intactos, y bajo ningún punto de vista podemos decir que Iron Man 2 es una mala película; es entretenida pero nunca llega a ser completamente satisfactoria si miramos hacia el futuro. Por supuesto, su escena post-créditos señalaría la llegada del un dios asgardiano el año siguiente.

Thor: las ínfulas shakesperianas del legendario Kenneth Branagh no terminaron de solidificarse en el canon cómico que siempre tuvo Marvel en vista, y que a partir de Guardianes de la Galaxia terminó por convertirse en ley. El salto cósmico hacia Asgard y el sumergirse de lleno en la mitología nórdica de Thor no le permitió a Chris Hemsworth explotar sus dotes humorísticas mientras se debatía entre la ruda entereza de su Thor y la complejidad entre la rivalidad fraternal con el ahora icónico Loki de Tom Hiddleston. Muy pocas cosas uno puede recordar fehacientente de la película, por sobre su impecable diseño de producción y el carisma innato de Hemsworth y Hiddleston; la relación romántica con Natalie Portman (sí, Natalie alguna vez fue parte del MCU) apenas si se sostiene y se borra de un plumazo en futuras entregas, se extraña a Kat Dennings robando escenas a diestra y siniestra con sus salidas graciosas, y no olvidemos que es la primera vez que vemos al Hawkeye de Jeremy Renner, personaje que todavía no tuvo su momento de gloria en solitario. Ni olvidar tampoco que tenemos figuras en el elenco como Anthony Hopkins, Idris Elba, Rene Russo y Stellan Skarsgård pero poco y nada pueden hacer frente a un pastiche de ideas que no estaban del todo maduras dentro del canon general. Y sino, no miren más lejos de una de las figuras villanas, un aparatoso robot que lanza rayos a troche y moche y posee cero sentido en la trama. Le faltarían un par más de apariciones al dios del Trueno para realmente desatar todo su poder. Su escena post-créditos apuntaría a la presencia de un misterioso cubo azul que nos da paso a una de las mejores historias que ha creado éste universo cinematográfico…

Captain America – The First Avenger: antes de dar un salto al vacío con la culminación de este experimento en The Avengers, Marvel retrocedió en el tiempo hasta los albores de la Segunda Guerra Mundial, donde un flacucho joven con el nombre Steve Rogers se convertiría eventualmente en el estandarte de la esperanza en tiempos nazis, y todo un ícono emblemático dentro y fuera de las páginas del cómic. De igual manera, no habría universo interconectado si Iron Man no hubiese sido un éxito, pero dicho universo no sería el mastodonte que hoy es de no haberle dado en el clavo en lo que respecta al tono de la aventura de Steve Rogers. Es un milagro que Captain America funcione tan bien, pero lo hace porque el patriotismo latente en el personaje que emana la historia se simplifica bajo la visión de un director consagrado como Joe Johnston (Jumanji, Willow, Jurassic Park III) y el voltaje que Chris Evans le insufla a la saga. El gran corazón de Steve late en la interpretación de Evans y en poco tiempo se convirtió en la cara de los Vengadores, resultando en un personaje casi o tanto mas querido que el mismo Tony Stark. Captain America funciona como película de orígenes, como película de aventuras, como inspiración, y llegados al punto de su escena final, con la aparición de Nick Fury, ya supimos que estábamos listos para el capítulo final de esta primera fase.

The Avengers: la primera unión de todos los héroes de Marvel aún sigue siendo la mejor, la que dejó la vara bien en alto en cuanto a colaboraciones se refiere. No es ninguna sorpresa que el escritor y director Joss Whedon se haya saldado con una película de superhéroes definitiva, ya que maneja con audacia las historias de todos los involucrados que traen aparejadas desde películas anteriores, crea arcos argumentales para cada uno de ellos que sirven para con la trama principal, y encapsula todas las fortalezas del universo en un singular evento de invasión alienígena conducida por el escurridizo Loki. Las idas y vueltas de diálogo, las bromas de oficina entre los vengadores, todos son toques whedonianos cuya pluma fue cobrando agilidad con años y años de Buffy, Angel y Firefly. The Avengers es épica en todo sentido, y cierra con mucha fuerza la primera parte de este constructo heroico cuyas alturas todavía no han podido ser superadas, pero unos cuantos intentos han logrado acercarse.

Seis películas, seis héroes y un gran evento cinematográfico concluyen esta primera etapa más conocida como Fase Uno. Muchos recuerdos y momentos nos quedaron en las retinas, así que les preguntamos: ¿cuáles son sus momentos favoritos de la primera parte de las aventuras de los Vengadores?

Lucas Rodríguez

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