Poco a poco el velo se va descorriendo y el plan final de Marvel se va entreviendo, tanto en sus aportes en migajas a la mitología en general como al desglose de las personalidades de sus héroes, y desde las sombras emerge el verdadero villano de los Vengadores.
Con la máquina ya aceitada y el hype por las nubes, la segunda fase en el universo interconectado Marvel se puso en marcha a un ritmo vertiginoso. Esta segunda parte cuenta también con seis películas en su haber, pero la curva de aceleramiento dispuso que cada año los fanáticos tuvieran dos raciones de héroes en vez de una, situación que no ocurría desde que la primera Iron Man y The Incredible Hulk se estrenaron con apenas un mes de diferencia la una de la otra. Tres Vengadores tuvieron sus respectivas segundas aventuras, mientras que un grupo de forajidos intergalácticos hacía su gloriosa entrada en escena, y una amenaza robótica desencadenaba una nueva reunión vengadora en la nueva fase que encontraría tanto aciertos como defectos.
Iron Man 3: de todas las aventuras del Hombre de Hierro en solitario, Iron Man 3 es la más cuestionada. Una especie de fin de trilogía para Tony Stark, la misma ya no contó con la dirección de Jon Favreau sino que el mismo Robert Downey Jr. convocó al genial Shane Black (Lethal Weapon, The Nice Guys, The Predator) para darle un cierre al arco argumental del multimillonario. Downey Jr. y Black, quienes colaboraron en Kiss Kiss Bang Bang, se mezclaron perfectamente para darle al film un tono humorístico muy similar a las buddy cop del cineasta, mientras que se exploraba a fondo el estrés post-traumático de Tony tras acercarse demasiado a su propia muerte en el conflicto final en The Avengers. En papel suena increíblemente difícil balancear estos tonos bien diferentes, pero Black se saldó con eso y más, entregando carcajadas a mansalva y escenas de acción bien vistosas… hasta que tocó una fibra muy sensible dentro de la historia de uno de los villanos más conocidos de Iron Man. El polémico giro que se le dio al Mandarín fue tomado como un insulto para muchos integrantes del fandom del héroe, pero también demuestra la confianza que se depositó en el director por parte del estudio, que le permitió dar dicho controvertido manotazo de timonel para redirigir la historia a su gusto. Cierto es también que, llegados al final de la película, tenemos un cierre impensado al arco narrativo de Tony Stark, pero que denota un encierro en un callejón angosto para Marvel. Teniendo una gallina que posa huevos de oro y uno de los integrantes originales de los Vengadores, ¿se lo puede retirar de su vida abocada a la defensa del planeta? La inevitable Avengers: Age of Ultron demostró que, comercialmente hablando, la jubilación anticipada no era plan viable para Tony.
Thor: The Dark World: una de las secuelas más bastardeadas de la segunda fase y también de todo el universo Marvel. Tanto es así que hasta el propio protagonista Chris Hemsworth la desestima con un gran «meh» y la llama «la segunda». Alan Taylor (director abocado a la TV y también a ese bodrio llamado Terminator Genisys) no tenía que hacer mucho esfuerzo para llenar el vacío dejado por Kenneth Branagh cuando se alejó del proyecto, pero no puede dejar de sentirse a The Dark World como una película en piloto automático. El elenco estable sigue haciendo maravillas con lo que puede, y Tom Hiddleston volvió a demostrar por qué su Loki es un personaje tan querido, pero uno de los villanos más aburridos de Marvel (el Malekith de Christopher Eccleston) termina de aplastar lo que podría haber sido una aventura insuperable, ya que visualmente la apertura de portales a otros mundos nórdicos es fascinante. Es impensable que Natalie Portman sea desperdiciada en una trama romántica sosa, pero lo es, y en su ¿última? aparición en el MCU no hace más que sobrevivir a los intentos de destrucción de la Tierra por parte de elfos oscuros maléficos. La dupla Hemsworth/Hiddleston tendría una chance más para demostrar todo su carisma y su potencial en comedia en Ragnarok, pero por lo pronto se quedan en sacarse chispas como buenos hermanos que son. No olvidemos también que nos dio un primer vistazo en su escena post-créditos a ese universo tan colorido y particular que ocupan los Guardianes de la Galaxia, y nuestro primer gran acercamiento a las Gemas del Infinito.
Captain America: The Winter Soldier: no sólo The Winter Soldier es una progresión natural a la primera aventura de Steve Rogers, sino que es una excitante entrega para todo el canon de la saga, poseedora de un desarrollo que tuvo ramificaciones por doquier y que sirvió como magnífica carta de presentación para que los hermanos Anthony y Joe Russo desembarcaran a lo grande en el MCU. Inspirada por los thrillers políticos y conspirativos de los años ’70, un precepto que le sienta de maravillas a la historia, vemos como nuestro Cap y compañía luchan contra un inesperado enemigo interno dentro de S.H.I.E.L.D, mientras que la aparición del mentado Soldado del Invierno trae ecos del pasado de la vida de Steve que lo dejan completamente desamparado. Los hermanos Russo provocaron un movimiento de suelo a nivel tectónico, con un particular uso práctico de la acción (ESA escena en el ascensor nos volvió locos) que se entremezcla con los estallidos de efectos digitales, mientras que se profundizan las relaciones interpersonales y se destacan las duplas de Steve con Natasha, así como también con la incorporación de Anthony Mackie como Falcon y el regreso de Sebastian Stan como el atribulado Bucky Barnes. Es imposible no considerar a The Winter Soldier como uno de los mejores productos marvelianos, ya que entrega un tenso thriller de superhéroes que demuestra lo bien que trabaja el estudio cuando dispara con todos los cartuchos al mismo tiempo. Sopesando un poco algún que otro detalle -el tire y afloje con el destino de Nick Fury, al principio emocionante, luego una pequeña decepción- es uno de los mejores pilares que tiene este universo interconectado, uno que queda para la posteridad gracias al buen uso de todos sus recursos disponibles.
Guardians of the Galaxy: una space opera hecha y derecha por donde se la mire, nadie esperaba mucho de estos ignotos héroes, un grupo bastante oscuro incluso dentro de los cánones del cómic. Pero el obvio desgaste de nueve predecesoras y la sangre nueva que le insufló James Gunn al MCU fueron más que suficientes para que Guardians of the Galaxy marcase un punto de quiebre tanto estético como narrativo. En líneas generales, una sub-liga de Vengadores pero en los costados más alejados de la galaxia, las aventuras estelares de Star-Lord (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Drax (Dave Bautista), Rocket y Groot (las voces de Bradley Cooper y Vin Diesel) produjeron una catarata masiva de amor, con el grupo de forajidos uniéndose contra el villano Ronan (un poco utilizado Lee Pace) y formando una familia en el camino. No hay manera de no caer rendido a los pies de los personajes, sus desternillantes salidas cómicas, o sus mas que emotivos momentos dramáticos, en una mezcla que podría haber funcionado terriblemente mal, pero que en la capaces manos de un director como Gunn le dieron una fresca bocanada de aventuras galácticas a la franquicia, y nos enseñó el poderío de una excelente banda de sonido.
Avengers: Age of Ultron: no hay manera de que Age of Ultron se considere una mínima decepción, contando que el equipo delante y detrás de cámaras es el mismo. Joss Whedon tuvo numerosos problemas de producción con los ejecutivos de Marvel por el tono final del film, un golazo taquillero por donde se lo mire cuyo desproporcionado tamaño obligó a Whedon a tomarse un descanso de los superhéroes. Esta increíblemente madura y oscura nueva aventura de los Vengadores no tuvo al frente a la figura antagónica que todos esperaban (Thanos) sino a la inteligencia artificial que significa Ultron (James Spader), una prima lejana de Skynet que debería considerarse indestructible pero que no lo es. Esta IA pone contra las cuerdas al equipo más de una vez, pero ni el guion de Whedon ni su marca personal de acción continua (insuperable esa toma a cámara lenta de todos los héroes saltando al combate) pueden subsanar el aplastamiento que ya se comenzó a sentir en la serie. La cantidad de personajes viejos y nuevos en escena (con las respectivas apariciones de Scarlet Witch y Quicksilver de Elizabeth Olsen y Aaron Taylor-Johnson) y la construcción de tramas a futuro se entremezcló con la amenaza latente de Ultron, creando una burbuja de efectos especiales muy vistosos, pero que no comportaba un verdadero desafío para el grupo. El problema principal de Age of Ultron son los elementos que apenas si Whedon puede balancear, y también un detalle muy notorio es el bajo riesgo para con el grupo, donde se creía que sería el enfrentamiento final para algunos pero finalmente no fue el caso. Age of Ultron tiene todos los condimentos necesarios para cautivar una y otra vez, pero las repercusiones de animarse a menos con un espectáculo pirotécnico de tal magnitud se notan, y mucho. Sin embargo, uno de sus mejores detalles viene con la escena durante los créditos, cuando el Thanos de Josh Brolin finalmente se calza el guantelete del Infinito y, cansado de que sus subordinados no logren su cometido, se arroja a conseguir las mentadas Gemas por su propia cuenta.
Ant-Man: el genio inglés de Edgar Wright (Shaun of the Dead, Scott Pilgrim vs. The World) no pudo con el estudio y se alejó por diferencias creativas del proyecto, lugar vacante que finalmente ocupó Peyton Reed en su silla y el divertido Paul Rudd como el protagonista Scott Lang. Lo que inicialmente sería la primera película de la Fase Tres finalmente se convirtió en el cierre de esta segunda etapa, con una entretenida película minúscula comparada con la previa reunión vengadora, pero no por ello menos relevante. Mezcla de robo de alto octanaje con un superhéroe trajeado, Ant-Man es una historia de orígenes de otro héroe de tinta que, como los Guardianes de la Galaxia, apenas si tendría relevancia fílmica si un director como Wright no se hubiese interesado en su historia. Lang y su hombre hormiga ahora son considerados un elemento clave en la batalla final contra Thanos, y su aventura en solitario no escasea en buenos momentos y habilidosas escenas de acción, repletas de ingenio. No daña tampoco que alrededor de Rudd tengamos un elenco con gente del tamaño de Michael Douglas, una aguerrida Evangeline Lilly o el maravilloso secundario de Luis, encarnado por Michael Peña. Ant-Man es una impensada manera de cerrar la segunda fase, pero lo hace con una facilidad que deja al espectador con una sonrisa en la cara de oreja a oreja.
Para el final de esta Fase Dos, Marvel Studios ya era una potencia consolidada, pero una a la cual todavía le quedaban un par de experimentos por realizar. Amén del resultado de dichas experiencias, tanto buenas como cuestionables como mínimo, se deja ver la maquinaria con todos sus engranajes bien aceitados, y para el comienzo de la tercera etapa de este súper-plan, las películas ya caerían a mansalva, acaparando gran parte de la atención mundial en un festín interminable de batallas y fuegos de artificio. De esta segunda etapa, ¿cuáles son sus mejores recuerdos para con estas seis nuevas incorporaciones?
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