Mientras buscan a un habitante de Alexandria desaparecido, Rick y su grupo se encuentran a un colectivo misterioso, con individuos como nunca antes hayan encontrado.
En la vuelta para su segunda mitad de temporada, The Walking Dead parece haber encontrado un mejor camino. No se depende exclusivamente de la presencia de Negan y sus largos -aunque disfrutables- monólogos para sostener la acción y el grupo dejó la postura de sometimiento para empezar a actuar. Daryl vuelve a tener entidad y deja de ser una figura que sufre en silencio; y se encuentran nuevas oportunidades para matar a algún caminante de forma que sorprenda.
«New Best Friends» comienza con el Rey Ezekiel y su mesa chica encontrándose una vez más con los Salvadores que exigen su tributo. La tensión es palpable desde el primer minuto si se tiene en cuenta el último cruce entre los dos grupos, que acabó con Richard recibiendo una paliza gratuita de parte de uno de los hombres de Gavin. Este vuelve a provocar al soldado del Reino, las armas salen y hay una encrucijada, que Ezekiel pide se termine en forma diplomática, terciando para el lado de sus enemigos y haciendo que su lugarteniente entregue su arma. Pero esta vez no hay paliza y, antes del primer golpe, Morgan reacciona en su defensa y después Benjamin en la de este. Todo se termina en «paz», pero Morgan pierde su báculo de gran valor sentimental y el Rey queda disconforme con lo sucedido, por lo que le pide a Ben que piense antes de reaccionar. A partir de esto se darán dos situaciones en las que Daryl cobrará protagonismo, ambas en relación a Carol y en la necesidad de que el Reino se sume a la batalla. Morgan desde luego está en contra -en algún momento tiene que despertarse, esta falta de criterio en un mundo post-apocalíptico es agotadora- y por el otro lado hay un cruce algo más productivo con Richard, que lo invita con ballesta y todo a una expedición. La misma es un intento de hacer que Ezekiel se sume a la pelea, con el plan de asesinar brutalmente a unos Salvadores y dejar un sendero de pistas que lleven hacia la casa de esta mujer solitaria que elige vivir de esta manera, cuya muerte podría ser lo suficiente para que el Rey quiera dar pelea. Poco imaginaba el afecto que Daryl tiene por Carol y lo aprende a golpes. Querría pensar, de todas formas, que el arquero tiene algunos años de experiencia al lado de Rick y su gente como para descartar ese plan sin importar quién fuera la mujer. ¿El fin justifica los medios?
Pero lo mejor sin dudas viene por el lado del sheriff y su pequeña partida, que salió en búsqueda del Padre Gabriel y fueron sorprendidos por un gran grupo de individuos. Rick sonreía por el hecho de hallar a más personas a las que poder sumar a la batalla con la que se espera poner fin a todas las batallas. Este nuevo grupo no es nada como lo que se hayan encontrado. Ya se lo ve desde el primer momento, todos vestidos igual y con un color monótono, bien organizados dentro de un desguazadero, expresándose con señas y particulares formas de hablar, y todos con nombres que estarían mejor en Game of Thrones. Parece funcionar como un colectivo, pero hay una voz cantante que es la de Jadis (Pollyanna McIntosh). En un principio, la reina entre la chatarra no parece interesada en sumarse a la pelea de Rick. Gabriel, en lo que es el episodio en el que muestra mayor valía en más de dos temporadas desde que se lo conoce, toma a Tamiel por la espalda y le pone un cuchillo al cuello. Desesperado pide que sumen fuerzas con ellos, que el grupo puede conseguir lo que sea que necesiten. Jadis, entonces, reconsidera la propuesta y lleva a Rick hacia el punto más elevado de la torre de basura, desde donde lo arroja a una suerte de cuadrilátero donde tiene que enfrentar a un zombie gladiador.
No es con tanta frecuencia que la serie presenta a estos caminantes «raros», cuya dificultad se acrecienta por algún componente adicional, como la vestimenta que llevaban al momento de la muerte -como aquellos guardias de la prisión, con sus trajes anti-motines-. Winston viene a ser un reconocimiento del costado más alocado que puede tener este mundo, que siempre se toma demasiado en serio. La gente de la basura vive como en un páramo de Mad Max y esto lo lleva al límite. Es parte de un extremo que permite ver desde otra óptica lo que pasa. ¿Cómo es eso menos realista que un hombre que se hace pasar por Rey y tiene un tigre de mascota? Como sea, es uno de los momentos más entretenidos que tuvo para ofrecer la temporada y ojalá hubiera sido un combate algo más largo. Puso en concreto peligro a Rick, algo que generalmente no sucede. Y fue una buena forma de sellar una nueva alianza con esta gente, a la que hay que conseguirles armas y después se le dará un tercio del botín obtenido cuando derroten a los Salvadores. Se le pregunta a Tara a ver si tiene alguna punta de dónde conseguir armamento y, si bien no lo dice, ella sabe perfectamente dónde: en la comunidad costera en la que estuvo. La primera parte de la temporada fue lenta y densa, pero algunas semillas que se plantaron empezaron a dar sus frutos y hay que esperar que los próximos episodios sigan el buen camino.
Para cerrar, el postergado reencuentro entre Daryl y Carol. Ella sigue aislada tanto física como emocionalmente, en las afueras del Reino y sin interés por volver. Al preguntarle si los Salvadores pasaron por Alexandria, él prefiere resguardarla y no le cuenta todos los terribles eventos que tuvieron lugar en los episodios previos. Es lo único que sinceramente me molestó de «New Best Friends», ya que hay que suponer que eventualmente se enterará de las brutales muertes de Glenn, Abraham y más, lo que la llevará de vuelta a la acción y a ser un personaje de interés. Y creo que odio a Rosita. En el capítulo pasado mostró la importancia que puede tener en el equipo, pero desde hace tiempo que le escriben diálogos para hacerse detestar…
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