The Walking Dead s07e08: “Hearts Still Beating”

La visita indeseada de Negan a Alexandria continúa, mientras otros miembros buscan suministros; las cosas pronto se salen de control.

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Si hay algo que hemos repetido hasta el cansancio es la fórmula de The Walking Dead, una que se aplica con firmeza desde hace años. Fuertes inicios, midseasons finales y cierres de temporadas, los cuales se complementan con una serie de episodios de relleno, algunos buenos, otros frustrantes. En su mayoría, esta séptima temporada ha estado en la última categoría. El cliffhanger de la anterior dio el pie para llevar al programa a su más alto nivel y, sin embargo, nunca se pudo superar lo hecho en el primer capítulo. Al contrario, fue un ejemplo de la incapacidad de manejar distintas líneas argumentales en simultáneo y pareció estirarse por el solo hecho de alcanzar una determinada cuota pactada de episodios. Siempre se podía contar con que al menos el midseason finale iba a compensar todo lo que no se nos entregó en este mes y medio, pero esta vez se cambió la receta. El octavo capítulo es uno que sigue en la línea de los anteriores, con alguna muerte de un personaje de tercera categoría -con cierta participación pero sin relevancia- y sin imágenes de alto impacto que generen ansiedad por lo que vendrá.

«Hearts Still Beating» hace algo que ya había comenzado con «Sing Me a Song», a diferencia de toda la previa: ahora sí se puede tocar a más de un personaje por episodio. Eso ofrece una cuota de dinamismo que le faltó a la temporada, no obstante no se obtuvieron grandes dosis de nueva información sino que se reafirmaron cosas que ya se conocían. Michonne, por ejemplo, concluye su misión en solitario para conocer la ubicación del Santuario, una línea que termina viéndose anulada por el hecho de que Daryl, Jesus o Carl ya conocen perfectamente dónde están los Salvadores. Esto se debe a que, por alguna razón, todos los personajes dejaron de hacer aquello que hicieron en los años anteriores, trabajar en equipo. Algo que a fin de cuentas recuerdan y así se encararán los próximos capítulos, en los meses que vienen.

Negan sigue a la espera de Rick en la intimidad de su hogar, compartiendo unas pastas con Carl y la bebé Judith. El quiebre lo produce Spencer, que quiere endulzarle el oído y tratar de manipularlo para que le de el liderazgo de Alexandria. Quizás no le hayan contado de Lucille o no haya prestado atención a los siete episodios previos de esta temporada, pero el líder de los Salvadores no es para nada un buen tipo y razonar con él puede ser complicado. La respuesta a su interesada propuesta concluye con una puñalada asesina en las tripas, frente a toda una comunidad que se había concentrado a verlos jugar una partida de pool en la calle. Esta escena es presenciada en primera fila por Rosita, que así ha visto caer a dos amantes suyos en manos del personaje de Jeffrey Dean Morgan. Y como corresponde, reacciona… con pésima puntería.

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Resulta que una bala sí era suficiente para cambiar las cosas. El disparo fallido deja a Lucille con una marca irreparable, pero el daño posterior es mayor. Negan demuestra que conoce de municiones y por las estrías del casquillo llega a la conclusión de que es un proyectil casero. Rosita trata de mentir y como consecuencia muere Olivia. Eugene finalmente reconoce que el artesano es él y entonces el villano decide llevárselo. El plan de matar en solitario a Negan resulta en la muerte de una mujer inocente y en la pérdida del fabricante de municiones, uno de los recursos más valiosos dentro de Alexandria y uno que podría inclinar la balanza a favor de los buenos. Ojalá haya dejado la fórmula bien anotada.

En otro orden de cosas, Daryl logra escapar. La cantidad de Salvadores en escena parece modificarse según las necesidades del argumento y, en esta oportunidad, solo se encuentra con Fat Joey. Este suplica por su vida y muere aporreado con un caño de metal, mientras Jesus contempla la escena -pensé que se había ido en el techo del camión el episodio pasado-. Los dos llegan a Hilltop, donde Maggie y Sasha se han ganado el cariño de la gente tras haberlos protegido del último golpe de los hombres de Negan. La primera, de hecho, suena como la potencial nueva líder de la comunidad y Gregory ve cómo su mandato es socavado.

Una escena descolgada es la del diálogo entre Morgan, Carol y Richard, uno de los hombres del Rey Ezekiel. Se la siente así debido al mal manejo que hubo de las múltiples líneas argumentales, con todo un episodio dedicado a El Reino y luego nada más hasta ahora. El hombre les pide que ayuden a terciar ante su líder para comprometer a su gente con una batalla con los Salvadores; Carol se rehúsa y los echa a los dos. Fin. Ha estado bastante postergada esta parte de la historia y lo han sufrido dos muy buenos personajes.

Para cerrar, una que deja el interrogante abierto es la de Rick y Aaron. Después de algunas complicaciones -el bote y la canoa en el lago lleno de muertos vivos es lo más tenso del episodio- logran llegar al refugio de este «hombre misterioso» totalmente abastecido, pero que parece haberse quedado sin municiones. Se lo llevan todo y mientras se van, unas botas aparecen en pantalla. Él/ella está vivo/a. En caso de que no la hayan visto hay una escena post-créditos, en la que al mismo par de botas se lo ve espiar por Alexandria. Si es enemigo o aliado está por verse. La llegada de Rick y Aaron da pie a un ridículo inicio de conflicto con el segundo -incapaz de decir que la nota encontrada no fue escrita por él-, que es molido a golpes por dos Salvadores, algo que empuja aún más a Rick al límite. Uno que termina de cruzar cuando ve a Spencer y Olivia muertos, a Eugene rehén y otra vez despojados de todo aquello que han recolectado. Ahora sí es momento de contraatacar. Ahora sí es momento de trabajar juntos.

Como midseason finale fue una decepción, pero para ser honestos lo ha sido toda la temporada. Por alguna razón han decidido hacer episodios más largos, cuyo resultado es escenas extendidas de manera innecesaria que conspiran contra el resultado final. Negan es el mejor personaje que estos 8 capítulos han mostrado, no obstante el hecho de haberlo visto en una misma nota a lo largo de ellos lo ha desinflado un poco. Ya no sorprende. Para el cierre, hay esperanza. Buena parte del núcleo central del grupo se reúne en Hilltop y Daryl le entrega un revólver a Rick. Lo frustrante es que después de 8 episodios, básicamente se dio una gran vuelta en círculo y se está otra vez en el mismo punto de partida de «The Day Will Come When You Won’t Be», aunque sin armas, sin recursos, con menos gente y demás infortunios. Lo positivo es que quizás se haya dejado todo esto atrás y se empiece a corregir el rumbo a partir de febrero. ¿Qué les pareció a ustedes?

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