Una de las apuestas de Disney+, la recientemente lanzada plataforma de streaming, fue la de generar contenidos exclusivos que expandan el universo de Star Wars. El 12 de noviembre, cuando los usuarios tuvieron la posibilidad de acceder al servicio, también pudieron conocer la primera serie live action de la franquicia.
The Mandalorian nos introduce a Mando, un cazarrecompensas interpretado por Pedro Pascal (Game of Thrones, Narcos) que comenzará a vivir una serie de aventuras a partir de la búsqueda de un activo muy importante. La serie se sitúa cinco años después de los eventos de El Retorno del Jedi, donde la Nueva República se está reconstruyendo mientras persigue a los imperiales dispersos por la galaxia que buscan reconstruir el Imperio tras la muerte de Darth Vader y el emperador.
El elenco principal lo completan Carl Weathers (Rocky, Predator), que interpreta al líder del sindicato de cazarrecompensas, Gina Carano (Deadpool, Fast & Furious), Werner Herzog (Jack Reacher), Taika Waititi (Jojo Rabbit, Thor: Ragnarok) que le da voz a IG-11, un droide programado para cazar y asesinar a sus objetivos, y finalmente Giancarlo Esposito (Breaking Bad), quien le da vida a Moff Gideon, un militar imperial del cual conocemos muy poco.
El proyecto fue creado por Jon Favreau (Iron Man, Chef), quien escribió los guiones en colaboración con Rick Famuyiwa (Talk to me, Dope), Dave Filoni (Clone Wars, Rebels) y Christopher Yost (Thor: Dark World). La serie tuvo cinco directores: los mencionados Famuyiwa, Filoni y Waititi, así como también Debora Chow (Better Call Saul, Mr. Robot) y Bryce Dallas Howard (Jurassic World, Black Mirror).
Uno de las aspectos más destacados de la serie es la banda sonora, que no solo complemente perfectamente lo que vemos en pantalla sino que por momentos lo potencia. El encargado de componer la música fue Ludwig Göransson (Black Panther, Creed), que viene haciendo una gran labor en cine, lo que además le valió ser elegido por Christopher Nolan para trabajar en Tenet, su próxima película. Como es común en sus trabajos, el compositor elige que predominen los instrumentos de viento, lo que da una sensación épica y, en este caso, de aventura, que nos hace sentir algo familiar al universo Star Wars y, a la vez, nos presenta algo nuevo al oído.
Otro fuerte es la increíble actuación de Pedro Pascal que, aún sin que le veamos a cara, logra transmitirnos todas las expresiones y sentimientos complejos que tiene el personaje. A lo largo de los ocho capítulos no sólo nos encariñamos con el protagonista sino con algunos personajes secundarios, en especial con uno muy característico.
Desde los adelantos, cuando vemos a Mando entrar en lo que parece ser una cantina y todos los personajes se tornan hacia él dando paso a un silencio de tumba, la serie se presentó como un western, ese género que históricamente cautivó a tantos de la mano de grandes como John Ford, Sergio Leone, Clint Eastwood o Howard Hawks.
Pero, ¿cuáles con las características que hacen de The Mandalorian un western? En primer lugar, el contraste que genera entre naturaleza y hombre. Un aspecto esencial de las películas del género es la dualidad naturaleza-sociedad, que presenta una crítica al avance del hombre contra la naturaleza, muchas veces representado por la lucha entre los cowboys y los indios. En el western se suelen usar grandes planos estáticos de paisajes, donde se pueda apreciar la inmensidad y la tranquilidad de la naturaleza, y la serie hace gran uso de este tipo de imágenes, aprovechando el recorrido por cada planeta para mostrarnos la flora y fauna nativa. El dualismo entre hombre y naturaleza aparece reflejada en los avances tecnológicos y las herramientas que el mandaloriano utiliza para lograr su cometido en lugares salvajes.
El segundo aspecto esencial de estos films son los arquetipos clásicos de personajes. El principal es el ya mencionado Cowboy, un individuo de características ligadas a la idea de masculinidad de la época. Así nos presentan a Mando, un sujeto del cual, al principio, sabemos muy poco, pero podemos detectar que está acostumbrado al trabajo en solitario, al silencio y a la poca sociabilidad, rasgos de este tipo de personajes. Los elementos que complementan la imagen del Cowboy son el caballo, el sombrero, el pañuelo y el arma, que se traducen en la serie como la nave, el casco, la capa y el rifle láser. A la vez, se mezcla con el rol del «outlaw», el clásico forajido carismático definido por su oposición al código social y a la corrupción.
Otro personaje clásico del western, que tal vez aparece un poco desdibujado, es el de la mujer, que en las películas más tradicionales del género se la muestra como independiente y rebelde, pero que al final nunca deja de ser objeto del protagonista «macho» -volvemos a la idea de naturaleza- que a fin de cuentas se vuelve a retirar a la soledad.
Incluso antes que termine la primera temporada, Jon Favreau ya había confirmado que la segunda parte estaba en plena producción. The Mandalorian fue un gran acierto de él, Kathleen Kennedy y compañía, que nos traen una historia nueva, distinta y arriesgada. En un año donde todos los focos apuntaban al cierre de la saga con The Rise of Skywalker, para sorpresa de todos las miradas terminaron en la pantalla chica, en la primera serie live action ambientada en esta galaxia muy, muy lejana.
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