Sky Rojo, un insulto a la inteligencia del espectador

Algunas líneas sobre la serie de Netflix.

¡Saludos, amigos de CINESCONDITE! Esta será mi primera entrada en el sitio, aunque lamentablemente no una muy positiva.

Me toca reseñar Sky Rojo, la exitosa serie de Netflix. Creada por Alex Pina y Esther Martínez Lobato, las mentes detrás de La casa de Papel y Vis a Vis, ya cuenta con dos temporadas de ocho capítulos cada una. Corre el rumor de que, si se mantiene en el Top 10 pasados los 28 días de su estreno -que fue el 23 de julio-, la plataforma consideraría confirmar la renovación. Por supuesto el fandom de Lali Espósito ya tiró sus propuestas para lograrlo, como una kpoper que reproduce el video de su banda favorita varias veces para mostrar su apoyo. No está mal pero no demuestra la calidad del producto, que es de lo que vengo a hablarles yo hoy.

Vayamos por partes, y reconozcamos aquellas cosas que la serie hace bien y/o muy bien.

Primero: La puesta en escena, la dirección de arte y la estética general.

No se puede negar, la fortaleza más grande es su aspecto visual. Desde la paleta de colores, hasta el uso complejo e interesante de las puestas de cámara. En varias escenas esto permite relacionarnos mejor con el vértigo que sufren los personajes o empatizar más con lo que sienten en ese momento. También el uso de la pantalla 4:3 para momentos de narración -recurso más utilizado durante la segunda temporada- que permiten hacer un recorte literal de la historia. Los diseños de vestuario y de maquillaje, con brillitos, adornos, uñas largas y pestañas falsas, desde lo exótico hasta lo elegante, gritan todo el tiempo “Glamour”. Claro que eso contrasta con el ambiente real de la historia, pero ya llegaré a eso.

Segundo: La música, especialmente en la primera temporada.

La selección musical, desde las canciones que se cantan hasta las composiciones instrumentales, es en general buena. A veces pueden estar fuera de tono -en una escena de persecución mortal poner música alegre-. Y este aspecto se ve agravado en la segunda temporada en la cual, en momentos de tensión o de diálogos importantes, la música está por encima de lo que se dice a nivel auditivo, cosa que se puede considerar una falta grave desde la edición.

A partir de aquí, todo serán quejas.

La serie tiene dos grandes problemas: la narrativa y los personajes. Nótese que digo «los personajes» y no «las actuaciones», porque esas están muy bien y a la altura de lo que se les solicita. Pero cuesta muchísimo empatizar con los personajes, principalmente el trío protagonista.

Si nos ponemos en contexto, la historia comienza con tres prostitutas: Coral, Wendy y Gina. Dos son víctimas de trata y una decidió esconderse en ese club luego de cometer un crimen, siendo perseguidas por sus proxenetas luego de casi matar al dueño en un forcejeo. Así arranca y no está nada mal. De hecho, tenía pocas expectativas y me sorprendió. Sin embargo, esto comienza a decaer con el pasar de los capítulos. Primero porque del trío nos van contando partes de sus vidas pero nunca llegamos a preocuparnos realmente por ellas, porque a pesar de que están siendo perseguidas por «sicarios profesionales» logran escapar una y otra vez, sin importar qué tan grave sea la situación. Aquello no solo hace la historia inverosímil sino que la vuelve predecible. Pero esto no termina acá, porque además de salvarse de cosas que ni el propio Jesús hubiera podido no paran de tomar malas decisiones, amparadas en la supuesta «falta de buen juicio» que da la vida en la prostitución.

Y aquí puede que toque un tema polémico, pero no me es posible hablar de la serie y esquivarlo. Es aleccionadora, en el mal sentido. Se puede dar un mensaje de mil formas mejores, se puede hacer una bajada de línea de mil formas más sutiles, o despertar conciencias sin insultar la inteligencia del espectador. Ninguna de esas alternativas se utiliza acá. Desde diálogos que parecen sacados de un discurso en una marcha y que no se relacionan en nada con lo que sucede en la escena, hasta voces en off contándote lo que sienten y piensan o pensaron los personajes en lugar de mostrártelo.

Pina expresó en una entrevista: «Los personajes dan para mucho y eso es al final lo que marca si tienes otra temporada o no. Es el diseño de los personajes. La historia al final es lo de menos«. Vaya, eso explica muchas cosas, diría el buen Shrek.

La falta de una idea clara sobre el mensaje que se quiere dar se ve capítulo a capítulo. Y en un intento por ser claros, aclaran tanto que oscurece. Primero porque en el discurso de Wendy y Gina se exhiben las razones detrás del abolicionismo, reduciendo toda la prostitución a la trata y olvidando por completo que el personaje junto a ellas (Coral) ha literalmente elegido esa vida. Y obviando que, en la vida real, muchas mujeres Y HOMBRES eligen eso como una profesión.

Para cerrar, el inverosímil toca su punto álgido con las habilidades para los disparos, heridas de bala que se curan en unos y matan a otros, heridas en la cabeza que matan a unos y sólo generan consecuencias en otros, sobredosis curadas con agua, ojos sacados sin consecuencias graves inmediatas, entierros en tierra y hasta en cemento con víctimas ilesas, y demás. Pero lo peor de todo para mí, como argentina, es el inverosímil del personaje de Wendy como una chica de la Villa 31. No solo porque le han quitado cualquier modismo que pudiera denotar que es de este país, sino porque supuestamente proviene de uno de los barrios más pobres de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con graves problemas en cuanto a narcotráfico, violencia y delincuencia. Y no se trata de hacer ver un estereotipo, se trata de no quitarle identidad a quien supuestamente está representando. Hablo de ella porque no puedo hablar de Gina, no sé como son las cubanas de La Habana, pero al menos ella conservó su acento. Vos fijate.

Lo último que diré es que sentí más compasión y pena por los personajes que son objetivamente los villanos, con sus dilemas personales y morales, que por las supuestas heroínas. Si eso no es un problema de construcción de personaje, no sé qué lo sea. ¿Quieren ver una historia dónde se muestren las problemáticas de la trata con argentinos? Vean Vidas Robadas o incluso en El Elegido se toca mejor el tema de la prostitución y la trata. Pero Sky Rojo es un gran «qué hubiera sido si…» sus creadores pensaban un poco mejor la historia.

Cande Viglione

Autora de "Antología de Vida y Muerte" y creadora del blog "Al otro lado del teclado". Estudiante de Guión Audiovisual en la UNA y artista hobbista.

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