Nos encontramos frente a un director cuya filmografía habla por sí sola: Dazed and Confused” (1993), Before Sunrise (1995), School of Rock (2003), Bad News Bears (2005) y Bernie (2011), entre tantos otros largometrajes, convirtieron a Richard Linklater en un realizador de culto, surgido de las huestes independientes y estandarte del cine de autor contemporáneo.
En Fast Food Nation (2006), la crudeza se convierte en un mérito del cineasta, en pos de concientizar mediante escenas de impacto. Su apertura narrativa en varios frentes podrá resultar carente, confusa o desprolija, pero es sabido que estamos ante un director que toma riesgos y no da ningún paso con tibieza. Su pulso fuerte jamás recurre a una narrativa convencional, virtud elogiosa. Ese mismo año, Linklater volvió a la animación con actores desde su aclamada Waking Life (Despertando a la Vida, 2001). Se trató del turno de una novela pionera de la ficción, autoría de Philip K. Dick, cuyas destacadas obras han sido adaptadas a la gran pantalla con sobrado éxito.
Linklater recurre al género sci-fi para reflexionar sobre la droga y sus efectos, así como otros males terminales de la sociedad contemporánea metaforizadas en un futuro apocalíptico. Al igual que ya hiciera en la mencionada obra de animación, el talentoso autor mezcla digitalización y personajes reales, como si de una novela gráfica se tratara. En tal sentido, A Scanner Darkly (Una Mirada a la Oscuridad, 2006) resulta todo un manifiesto filosófico representado en diálogos cargados de profundidad, debatiéndose entre locura, paranoia y excesos.
El realizador ha adaptado la mentada novela con respeto reverencial, acentuando su vertiente paranoica al utilizar la animación de un modo envolvente, ganando la misma un poder visual fundamental a lo largo de su desarrollo. De esta forma, Linklater basa su discurso en preocupaciones éticas y estéticas por completo alejadas de la comercialidad cinematográfica. Prueba de ello resulta su proyecto de dos décadas de gestación, estudiando de forma pormenorizada la evolución de un núcleo familiar a lo largo de las generaciones y los vínculos. En Boyhood (2014), juega con la elipsis y la temporalidad duplicando la apuesta de su emblemática trilogía romántica Antes del…, protagonizada por Ethan Hawke y Julie Delpie, entre 1995 y 2013.