Retrospectiva M. Night Shyamalan – Parte 3: «Unbreakable»

La que arrancó la famosa trilogía de héroes y villanos.

CAPITULO TRES: REVALIDANDO EL ÉXITO

Después del éxito arrollador de “Sexto Sentido” era lógico suponer que todos los estudios importantes de la industria del cine iban a querer trabajar con M. Night Shyamalan.

De entre todas las ideas que flotaban por su cabeza hubo una que sobresalió ante el resto: Una película de superhéroes más realista y ubicada en la vida real de gente común, con problemáticas comunes, enfrentándose a situaciones extraordinarias.

Mientras terminaba de trabajar en la mencionada obra le comentó su idea a Bruce Willis, que accedió gratamente. Tuvo que pasar un año y medio aproximadamente para que el actor recibiera el guión del proyecto y se le diera cuerpo y alma a “Unbreakable”.

Ante la aprobación inicial del actor que tenía en mente para el papel principal, Shyamalan realizó el bosquejo de un guión basándose en los cómics que le encantaban y dentro de la estructura que armó de la película (el orígen del héroe, sus conflictos personales e internos y el enfrentamiento final con su archienemigo) se encontró con un problema: No sentia conexión alguna con la mitad de la trama que había creado.

Decidió concentrarse en el primer acto y de esa manera nació una historia de origen de una persona atada a algo irreal dentro de la realidad.

“Unbreakable” (o “El Protegido”) narra la historia de David Dunn, un hombre en apariencia normal, que sobrevive a un accidente fatal a bordo de un tren, del que resulta ser el único sobreviviente. A partir de ahí comenzará su viaje para encontrar respuestas ante tamaño milagro.

Una de las primeras escenas de la película arranca de una manera particular: La cámara se sitúa entre los dos asientos de un tren, mientras los créditos presentan a este personaje principal, como si espiáramos la intimidad (o vulnerabilidad) de lo que parece ser en primera instancia alguien común.

Cuando este plano largo finaliza Dunn se da cuenta de nuestra intromisión y el director le da una cara al intruso: Una pequeña niña vestida de amarillo. Esto le da una caracterización distintiva que veremos reflejada múltiples veces en base a distintos colores. Antes de que el mencionado desastre ocurra escuchamos un reloj, una especie de cuenta regresiva hacia el punto final de no retorno en la vida del personaje.

Así es como narra el cine. Mucho más que con imágenes.

De todas las obras que firmó, “Unbreakable” es la favorita del director. Y yo, en lo personal, no podría coincidir más.

La semana pasada mencioné que ver “Sexto Sentido” más de una vez beneficiaba su estructura y cómo se la ve nuevamente. Me arriesgo a decir que para ver esta película y apreciar todas sus capas y elementos narrativos puestos al servicio de la historia es obligatorio verla múltiples veces y lo mejor es que no te podés aburrir.

Es, ante todo, un film que se hace cargo de su visión de lo que sería un mundo con gente con habilidades extraordinarias y basa su estructura en distintos planos que se asimilan a los de distintas viñetas de una novela gráfica por ejemplo, dándole un sentido hasta a las cosas más pequeñas, que parecen invisibles pero no lo son.

Piensen en los mejores héroes de los comics: Peter Parker, Bruce Banner, Stephen Strange, Reed Richards, etc. Los nombres aliterativos son una marca registrada de este tipo de personajes y, por eso, el nombre de David Dunn se ubica simbólicamente dentro de este campo, funcionando como un alias.

El trabajo de Dunn contribuye también a su estatus de héroe. Como guardia de seguridad su trabajo es cuidar y proteger a la gente en un ambiente de alta concentración como es un estadio, lo que puede llegar a causar desastres a gran escala como el descarrilamiento del tren en el que Dunn se encuentra al principio de la película. Tratar de evitar posibles siniestros causados por “villanos” es lo que lo mueve.

Si hay un héroe irrompible entonces debe haber una contraparte de sus habilidades: alguien que se rompa fácilmente.

El personaje de Elijah Price (a cargo del siempre genial Samuel L. Jackson) jamás hubiese sido lo que es sin la siniestra calma y el temple del actor que lo compone. Fácilmente estamos hablando de una de las mejores actuaciones de Jackson que además se comprometió con el proyecto y aportó un elemento vital al esqueleto de su personaje: Un bastón de vidrio.

La primera escena de la película detalla su situación: Dada su condición (y su apodo: Mr. Glass) bajo la cual está preso la cámara se refleja en un espejo, donde aprendemos sobre su enfermedad por primera vez.

Esto se sucede en distintas escenas donde se verá reflejado, trazando paralelismos opuestos con el personaje principal, siendo su opuesto y a la vez mostrandonos constantemente que su vida se ve rodeada de una sensación de ser de cristal.

Por ejemplo:

  • Lo vemos siendo un niño, reflejado en la pantalla de una TV apagada, sin contacto con lo que sucede afuera y sólo limitandose a vivir como un espectador.
  • Deja su tarjeta de presentación en el parabrisas del auto del protagonista
  • Puede verse reflejado, ya como un adulto, en charcos y distintos cuadros de su galería de arte. Hasta puede verse rodeado en un momento de comics de un personaje como Thor, que en un breve lapso en los comics sufrió una maldición que lo hizo tener la misma condición que Price.

Podemos observar también una serie de colores distintivos para cada personaje. La fotografía a cargo del portugués Eduardo Serra (quien luego sería director de fotografía de films como “Diamante de sangre” y las dos partes del final de Harry Potter) despliega su tarea silenciosamente. Dichos colores incluyen el verde para Dunn, violeta para Price, amarillo para la nena del tren, naranja para el cameo del director.

Hablando de dicho cameo vemos que en esta oportunidad trata de darle un sentido al personaje principal, enmascarando su rol, haciendose pasar por un supuesto vendedor de drogas. Esto le da al personaje de Willis una motivación de seguir haciendo el bien, a la vez de dudar si es posible tener tales habilidades cuando vemos que su instinto falla.

El problema de la identidad y la negación hacia uno mismo también son tópicos clásicos de los comics de superhéroes.

Quizás no lo notes pero los colores siempre están ahí, sea en el envoltorio del primer comic que Price recibe de chico o en el color del rompevientos (disfraz) del personaje de Willis.

Para la utilización de la banda sonora Shyamalan volvió a contar con James Newton Howard. El director lo contactó mientras terminaba su film anterior y hasta realizó toda la película en storyboards (bocetos para ejemplificar ángulos y planos) para guiarlo en su trabajo, especificando que no use ningún sonido predeterminado y haga algo novedoso.

De esa manera las largas tomas que componen varias escenas tienen una sensación de épica cargada de la emoción que transmite la escena en sí.

Piensen en el primer plano del personaje de Willis despertando luego del accidente, teniendo una alarmante conversación con un doctor mientras un pasajero agoniza frente a nosotros. El nacimiento de la idea del héroe surge en ese momento ante la mirada atónita de los familiares de las víctimas, rechazando su don.

Se establece una debilidad también (como cada superhéroe tiene) en la forma de un elemento natural y se forma un simbolismo (como si fuera una kryptonita) claro con el poncho que el personaje usa como protección.

La mano del director se nota en todo momento y es lo que a fin de cuentas le da una identidad y un sello distintivo a las diferentes técnicas que se utilizan para poder narrar fluidamente.

Y así podemos seguir analizando las simbologías, la mitología del héroe en la vida real, lo que significa vivir con un propósito e ignorarlo y las distintas escenas que componen una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos.

Es simplemente una película excelente, con mil analogías que la hacen aun más disfrutable y más importante que muchas de las cosas que se estrenan hoy en día.

Afortunadamente la gente también lo sintió así y hoy “Unbreakable” es una de las películas más elogiadas de Shyamalan.

Aun costando $75 millones de dólares (tres veces más de lo que costaron sus “secuelas”) logró recaudar $95 millones de dólares en EE.UU y finalizó con un total de $248 millones mundialmente.

Sin ser un éxito arrollador como fue su película anterior logró unificar de cierta manera al público y la crítica, que coincidieron mayormente en llamarla una gran película.

El final no resultó tan efectivo para los críticos como los antecedentes previos (algo con lo que discrepo completamente porque cumple un rol esencial, inesperado e ingenioso) pero aun así muchos lograron encontrarle el sentido a su rol en la trama y al hecho de que, como en la vida real, los finales pueden ser agridulces.

Parte de la tibia recepción inicial según la opinión del director, fue que Touchstone Pictures decidió promocionar la película como un thriller sobrenatural mientras que él quería venderla como lo que era: una película de superhéroes.

Con el tiempo logró establecerse, en parte gracias a las ventas en VHS y DVD, como una película con una mejor valoración y hasta entró a distintas listas que recopilaban lo mejor de los últimos 20 años.

Quentin Tarantino la posicionó como una de sus favoritas desde el año de su debut como director, coincidiendo en que la manera en que fue promocionada terminó dañandola.

“Unbreakable” es una película excelente, distinta sobre todo y que fortalece el hecho de que lo que más importa es la mano y la visión del director. Se puede analizar cada momento que se muestra, lo que demuestra la labor de un gran artista.

Con dos éxitos a cuestas decidió embarcarse luego en otro tema que sería recurrente en sus películas: La fe.

“Signs” (o “Señales”) representaría la última vez que público y crítica estarían igual de conformes por un largo tiempo.

Pero lo veremos más adelante.

Axel Pérez Coldeira

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