Arrancamos con la exploración de una carrera para el recuerdo.
A la hora de hablar de directores con un nombre propio en la industria del cine probablemente siempre se nos ocurran los mismos nombres: Spielberg, Scorsese, Anderson (Paul Thomas y Wes), Tarantino, Mann, etc.
Sin embargo -y sin ponerlo a la altura de semejantes monstruos- también creo que tenemos que ser conscientes de que es muy importante para un director de cine tener un sello característico que diferencie sus películas de todo el montón de cosas que salen en el transcurso de un año.
Tener elementos que analizar dentro de la filmografía de un mismo director es ver cómo el paso del tiempo y la experiencia lo llevaron a que, cuando hoy nos sentamos a ver una película de tal o cual realizador, nos demos cuenta sólo por fotogramas, planos abiertos, planos detalle o por simples movimientos de cámara.
Propongo entonces repasar la filmografía de un director en particular y que veamos juntos si es realmente un villano como lo pintaron -y me incluyo- tantas veces o si, independientemente del resultado de la película, es alguien que tiene cosas que decir y que puede mostrarnos el camino de la narración visual de manera que todos lo entendamos.
Procedamos a ir paso a paso entonces con la filmografía de M. Night Shyamalan:
M. Night Shyamalan (de nombre completo Manoj Nelliyattu Shyamalan) es un director de cine americano, nacido en Mahé, India. Hijo de un neurólogo y una ginecóloga, su pasión se despertó cuando le regalaron una cámara Super 8 de chico y empezó a hacer pequeños cortos caseros a la edad de 10 años.
Sus padres siempre quisieron que siguiera el legado familiar y estudiara medicina, pero terminó estudiando en Tisch School of the Arts, en New York. De esa manera, a la edad de 17 años ya tenía hechas 45 películas caseras.
Su carrera en el cine empezó con 21 años, más precisamente en el año 1992, con una pequeña película “autobiográfica” llamada “Playing With Anger”. Para poder hacerla, Shyamalan tuvo que pedir prestada plata a sus amigos y familiares y de esa manera pudo recaudar $750.000 dólares para lograr dirigir, escribir y hasta protagonizar la película.
Como es usual en las películas de este director acá podemos observar un poco lo que serían algunos temas recurrentes en sus próximas películas como la fe, la identidad y el descubrimiento de uno mismo además del contraste entre la fotografía y el humor de los personajes, y el choque entre dos culturas radicalmente distintas como la india y la estadounidense.
Siendo sinceros Praying with Anger no es una buena película. Parte de sus problemas arrancan por el hecho de que los actores no son actores profesionales y la inexperiencia de M. Night en ese momento no logró limar las actuaciones a un nivel siquiera aceptable.
Esto hace que a su vez, durando menos de dos horas, parezca una película eterna por el mal manejo de los climas y el acercamiento a la cultura y las raíces del director, que hasta puede llegar a no ser interesante de alguna manera por el poco compromiso con los personajes que se nos muestran.
No ayuda tampoco que la única copia disponible para ver (y que pueden ver ustedes si así lo desean) esté en Youtube en una calidad horrible, que hasta pareciera grabada de algún VHS de dudoso proceder. De esta manera se pierde lo poco que puede ofrecer el film en sí que es un gran trabajo de fotografía a cargo de Madhu Ambat, que a día de hoy sigue trabajando como director de fotografía en el cine indio.
En ese sentido se supo aprovechar la iluminación de los paisajes de India y lo logró contrastar con el humor de los pocos personajes que se muestran en escena. En lo que fue su película más personal, es lógico suponer que el resultado de la película fue muy discreto, recibiendo críticas muy pobres y sólo se proyectó en pequeños festivales de cine y no mucho más.
Sigue siendo una quimera encontrar una buena manera de verla en la actualidad pero, si a alguno le interesa, puede encontrarla en Youtube para experimentar.
Lógicamente su carrera recién estaba empezando por lo que decidió escribir un nuevo guión y esta vez venderlo a los grandes estudios de Hollywood para poder tener la chance de dirigir en lo que sería la primera división del cine.
Más allá de que tuvo el completo control de su guión, su siguiente película “Wide Awake” fue un infierno de realizar.
Para empezar, la fecha de lanzamiento de la misma es de 1998 pero en realidad fue filmada en 1995.
Como si esto no fuera poco la post-producción llevó más tiempo de lo debido porque Harvey Weinstein (sí, ese Harvey Weinstein), fundador de Miramax, productor del film y uno de los hombres más poderosos de la industria en ese momento, se metió en la realización y esto llevó a que fuera finalizada recién en 1997.
Weinstein jamás se llevó bien con Shyamalan y hasta contó, años después, que llegó a llorar en el set por las cosas que Weinstein le gritaba enfrente de todos.
“Wide Awake” representa, para mí, su verdadero inicio en el cine por el simple hecho de que se trata de la primera -y única- vez que el director incursionó en el género de la comedia. La película está más cercana al drama, es verdad, pero tiene algunos pasajes para descontracturar la naturaleza triste del relato que yo, por lo menos, no volví a ver en ninguna de sus futuras películas.
Dentro de sus posibilidades inclusive es una buena película. Ayuda mucho el hecho de que dure menos de una hora y media porque de otra manera quizás el argumento y lo que hace caminar la motivación del chico principal hubiera sido extremadamente densa.
“Wide Awake” narra la historia de un chico llamado Joshua Beal, que sufre la pérdida de su abuelo a causa de una enfermedad y debido a eso decide emprender una búsqueda para encontrar al mismísimo dios.
Quizás te suene un poco ridícula y quizás lo sea, pero estamos hablando de una película que logra llegar a ser inclusive una Coming of Age con sutiles momentos, como por ejemplo Joshua conociendo a la primera chica de la que se enamora, la unión entre los amigos y la búsqueda de uno mismo.
En esto fue clave también la dirección del propio director que logró que Joseph Cross, el protagonista, no fuese insoportable y comprendiéramos sus dolores y dificultades al tener que lidiar con la muerte de un familiar desde tan chico.
Junto a esto también se encuentran los tópicos que Shyamalan explorará a lo largo de su carrera también: La fe, la búsqueda del ser interior, las crisis de identidad y la unión.
Inclusive su escena final tiene un pequeño giro que no está nada mal y resulta más como una metáfora emotiva de hablar con uno mismo y reafirmar la seguridad que uno se tiene pero que de todas maneras sigue siendo un giro argumental en sí, como es clásico en las películas de este muchacho.
Más allá de esto no hay mucho que destacar sobre ella porque hasta parece filmada como una producción del Hallmark Channel más que una película para cines en sí. Su aspecto poco cuidado y la falta de una impronta visual suman a que haya quedado bajo la alfombra.
Como dato adicional cabe resaltar que éste representó uno de los primeros papeles en el cine de la actriz Julia Stiles, quien luego lograría llegar a la fama con películas como “10 cosas que odio de tí” (1999), “Hamlet” (2000) y la saga de Bourne, entre otros papeles reconocidos.
Gracias a la situación anteriormente mencionada con Harvey Weinstein y a diversos factores relacionados con el lanzamiento limitado y la poca promoción del film “Wide Awake” fue un fracaso comercial y de crítica.
Con un presupuesto de $6 millones de dólares recaudó una cifra final de $305.704, lo que sepultó las esperanzas del director de que la película triunfara.
Como mencioné, parte de esto se debió también a que fue aniquilada en su post-producción, recibiendo múltiples cambios y recortándose muchas escenas para hacerla más corta. De hecho, en el año 2017, el diario inglés The Telegraph armó un ranking llamado “6 películas arruinadas por Harvey Weinstein” y colocando a esta obra como parte de esa lista.
Con la meta de bajar la cabeza se refugió escribiendo el guión de “Stuart Little” en el año 1998, que resultó un gran éxito y hasta trabajó como escritor fantasma -los escritores que realizan un trabajo sin figurar en los créditos-.
El mismo Shyamalan dijo, en años posteriores, que de no haber fracasado con su segunda película quizás jamás hubiera escrito su siguiente film. Un film que despertó a la audiencia sobre el potencial que el director escondía y que realizó como última esperanza en la industria.
¿Su nombre? “Sexto Sentido”
Pero eso ya lo veremos más adelante.
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