Apple lanzó una nueva plataforma de series y películas, abriendo el juego con producciones costosas y grandes estrellas en esta expansión de servicios de streaming. Un puñado de ficciones le sirvió para mostrar que no anda con rodeos y ofrece, por ejemplo, una épica post-apocalíptica con el carismático Jason Momoa (el héroe del momento tras su exitoso Aquaman y el entrañable Khal Drogo), una grandilocuente producción visualmente maravillosa titulada See, a pesar que la mayoría de sus personajes sean ciegos. O una reescritura de la historia y la carrera espacial norteamericana y soviética, siendo For All Mankind una cuidada producción con imágenes de ostentosa calidad y un guion novedoso. Pero la frutilla del postre de Apple TV+, la ficción que se destaca entre sus flamantes hermanas, es una serie que reflexiona e interpela al mundo del entretenimiento y los medios, al espectáculo y sus estrellas: The Morning Show.
Esta cuenta la historia tras bambalinas de un exitoso e influyente noticiero matutino instalado en la sociedad, que mueve millones de dólares y millones de opiniones, pero que se ve sacudido por un escándalo con su icónico presentador -párrafo aparte para la notable participación de Steve Carell, en lo que podríamos ver como una evolución seria y siniestra de su personaje de The Office-, acusado de acoso y abuso de poder por algunas de sus compañeras de equipo y más mujeres. Sí, desde el arranque irrumpe con estruendo, como cuando un noticiero comienza su emisión con una noticia fuerte y explosiva que capta la atención de todos.
Desde ese estrepitoso primer momento, en sus capítulos iniciales la serie no para. Apple lanza cada viernes un episodio estreno de los 10 que conforman la primera temporada, a excepción de los primeros tres que fueron lanzados en conjunto el pasado 1º de noviembre. La actualidad de los temas que trata The Morning Show reflejan la agenda de medios que se puede ver en estos días en cualquier programa periodístico e incluso en la sociedad: el movimiento #MeToo, la polémica de los abusos, el rol de la mujer en la sociedad, el aborto, o incluso hasta grandes incendios forestales, un desastre natural que se ha venido repitiendo en distintas partes del mundo. Todo vivenciado en primera persona por sus protagonistas sobre quienes se pone el foco, no solo dentro de la ficción como presentadores influyentes y exitosos, sino como personajes en crisis y enfrentados a un cambio de paradigma, que sacudidos desde los cimientos por dicho escándalo se ven obligados a repensarse, a redefinirse, a cuestionarse la posición que ocupan.
Mitch Kesler y Alex Levy, o respectivamente Carell y Jennifer Aniston -en una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha-, son estos presentadores que, al enfrentar las acusaciones que ponen en vilo a todos los personajes, deben romper la pareja que llevaba conquistando a la opinión pública hacía más de una década y de ahí en más todo será nuevo, con lo que necesitarán reinventarse. Pero todo sirve a la cadena de noticias para volver a instalarse en una sociedad que abrió nuevos e inevitables debates. La serie, así como el noticiero, se cuestiona a sí misma sobre estos temas, sobre estas polémicas que nos hacen debatir a todos y dan lugar a múltiples y polémicas perspectivas. Por eso es un acierto el ambiente donde se decidió colocar esta historia y las temáticas que tratan.
Reese Witherspoon es la tercera protagonista con su frescura y su irreverencia, probada desde Legally Blonde hasta la exitosa Big Little Lies. Su Bradley Jackson llega desde afuera al plató de The Morning Show como la novedad, como una voz nueva que se alza y viene a romper con las prácticas y discursos antiguos. La dinámica entre Aniston y Witherspoon, o entre Alex y Bradley, es de un contrapunto hipnótico y promisorio. Como mencionamos, con su Alex Levy quizás estemos frente a la mejor actuación de la querida Jennifer, un personaje fuerte pero a la vez vulnerable, con sus propias luces y sombras, una mujer cansada de ser relegada por ser mujer, temerosa y temeraria, impulsiva pero a sabiendas de que para mantenerse en el aire debe renovarse. En contraposición, una inexperta pero inclaudicable Bradley, una movilera fiel a sí misma un tanto insegura, también de carácter firme y con su vulnerabilidad, siempre dispuesta a nuevos desafíos pero sin intenciones de ceder.
Hay subtramas tan interesantes como convenientes, como se da en los casos de personajes secundarios como el meteorólogo Yanko (Nestor Carbonell, Lost) y el presentador Daniel (Desean Terry), que se percibe discriminado por su color de piel, o las inquietas productoras Hannah (la ascendente Gugu Mbatha-Raw, Black Mirror) y Mia (Karen Pittman, Luke Cage) que aportan y suman tanto a la trama que se quiere contar como al contenido que buscan debatir. Porque la tensión y los giros argumentales están al servicio de esta agenda de medios que, así como el noticiero ficticio no puede evitar y debe presentarlos, la serie los expone con total intención. Por momentos los temas que intentan debatir se vuelven reiterativos, hasta los chistes giran en torno a ellos. Pero es de alguna forma el corazón de la serie.
Más que clave también es el rol del cínico, irónico y moderno manager de noticias de la cadena, encarnado por un sorprendente y magistral Billy Crudup. Su siempre sonriente y calculador Cory Ellison es la contraparte del otro dueño de la cadena, un clásico empresario patriarcal y por momentos esterotipado, pero que sirve para mostrar la vieja escuela que ya no puede mantenerse en pie sin afrontar los cambios.
La hegemonía mediática que representa este noticiero matutino se ve sacudida por una nueva ola de debates y discusiones que ya no se pueden ignorar y que llegaron para cambiar el paradigma de las noticias y los medios. La hegemonía mediática, que también se rompió de este lado de la pantalla con la irrupción de servicios de streaming y redes sociales, ha evolucionado y sigue cambiando de un modo acentuado y se debate cómo continuará en los tiempos venideros. En el noticiero y en la serie estas cuestiones se trabajan, de manera explosiva, sucesiva, irrefrenable; de adentro hacia afuera. En la era de las plataformas, esta comedia dramática nos habla de los medios, de sus figuras y sus artífices, del contenido que el mundo del entretenimiento y las noticias nos suministran.
The Morning Show, además, se destaca por su técnica. Apple TV+ ofrece un espectáculo al que no se le puede objetar nada desde lo visual, sino que se debe elogiar. Pero es en el carisma y en el profesionalismo de sus protagonistas, así como el trabajo de guionistas y directores, donde se legitiman estas problemáticas, donde las discusiones coyunturales se dramatizan y se vuelven catárticas. Los conflictos que atraviesan a los protagonistas de esta serie terminan manipulándose en el noticiero, sus egos y conductas, su profesionalismo y sus miserias se vuelven guion para ponernos a pensar, para debatir temas que no pueden ser ignorados porque están en la agenda de medios cotidiana y para entretenernos con una comedia que se pregunta sobre el rol de la información en un mundo en constante cambio y permanente exposición.