Transcurrieron ya numerosas semanas y diez episodios que dieron forma a la primera temporada de Lovecraft Country, esta nueva serie original de HBO traída a nosotros desde la dirección de Misha Green y con dos nombres importantes en la producción, Jordan Peele (Get Out, Us) y J. J. Abrams (Star Wars: The Force Awakens, Star Trek).
La impronta de estos dos productores se vuelve altamente evidente y redundante en una serie que combina elementos de ciencia ficción con una dramática historia cuyo desarrollo, aunque lineal, no omite sorpresas en cuanto a la aparición de los personajes y los sucesos que acontecen en sus historias. Presentada en una sociedad estadounidense de posguerra -a principios de los años ’50-, la temática más crítica de la serie está orientada hacia el racismo propio de la época. Tal como Jordan Peele lo ha hecho en otras ocasiones, se despliegan completamente elementos macabros con el fin de gestar una representación plagada de alusiones directas a las vicisitudes de la comunidad afroamericana en un período de gran lucha social y política dentro de los Estados Unidos.
En esencia, la serie es una adaptación de la novela escrita por Matt Ruff, publicada en 2016, que sigue la trayectoria de un joven afroamericano llamado Atticus Black -Atticus Turner en el libro-, que a su regreso de la guerra emprende una búsqueda para encontrar a su padre, quien ha desaparecido misteriosamente. Influenciado radicalmente por sus vivencias en el conflicto bélico, aficionado a la lectura y acompañado por su tío George Freeman y Letitia, una amiga de su infancia, Tic (diminutivo de Atticus) pronto se verá envuelto en una serie de eventos que combinan tragedia, horror, magia, misterio y secretos, enredados en una retorcida historia de dolor profundo, con connotaciones muy claras sobre la esclavitud y en particular del ocultismo tradicionalmente lovecraftiano.
Involucrados en eventos cada vez más complejos e intrincados, los personajes adquieren mayor progreso conforme la serie avanza y la introducción de nuevos elementos vuelve al hilo de la trama más difícil de seguir, pero retiene intactos los elementos ficcionales y terroríficos, plagando a la trama misma de metáforas diversas y extensas relaciones de representación. La aparición de personajes como la tía de Tic, Hippolyta, Ji-ah y Ruby (hermana de Letitia) le brindan a la serie mayores clases de relaciones en las que cada uno se concibe a sí mismo de distintas formas y se adapta luego al trasfondo de la historia principal, que implica un seguimiento de la procedencia sanguínea de Tic, el gran punto de partida para comprender numerosas situaciones a las que los personajes se enfrentan.
Con dramáticos giros inesperados a lo largo de toda la serie, el progreso de los arriba nombrados y de otros como Christina Braithwaite y Diana Freeman se vuelven evidentes y toman protagonismo aún más hacia el final de la temporada, dado que esos episodios finales conceden una gran diversidad de sorpresas y variaciones a la historia principal.
En lo que concierne a la elección del reparto, las figuras más reconocidas aparecen en papeles un tanto más secundarios que el de Atticus o Leti (Jurnee Smollett, Birds of Prey), por ejemplo, como en el caso del experimentado Courtney B. Vance (American Crime Story) como George Freeman o Michael K. Williams (The Wire) como el padre de Tic. En el rol principal está Jonathan Majors (Da 5 Bloods), quien se desenvuelve muy bien en su papel y exhibe gran confianza en la mayoría de sus apariciones, siendo interpelado por una gran variedad de emociones y sensaciones en ocasiones contrapuestas, incluso.
Con todo sujeto a consideración, la serie de televisión constituye un proyecto hasta ahora muy interesante y con variedad de posibilidades para dar continuidad a una historia que cada vez presenta más metáforas y alegorías, lo que permite ejercitar la interpretación y la crítica en lo que ha sido hasta ahora un prometedor desarrollo. Si buscas sorpresas, giros rotundos y variación entre terror, misterio y acción sangrienta, Lovecraft Country contiene una muy buena mezcla de todo aquello y algunos detalles adicionales que la vuelven un proyecto a seguir.
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