N. del E.: Esta entrada se publicó el 30 de enero del 2020.
Una de las tareas más difíciles a las que puede someterse un director es la realización de un plano secuencia. Un seguimiento filmado en una toma, sin interrupciones ni cortes. Un período de tiempo en el que debe salir todo bien: actores, diálogos, iluminación, cámara, TODO. Es uno de los trabajos más costosos y complicados, pero cuando está bien hecho rinde sus frutos y puede llegar a ser clave para que una buena película sea todavía más que eso.
Uno de los nombres que más suenan durante la temporada de premios de 2020 es 1917, dirigida por Sam Mendes (American Beauty, Skyfall), y tanto revuelo surge a partir de que simula ser un plano secuencia ininterrumpido por dos horas, en las que sigue la historia de dos soldados durante la Primera Guerra Mundial.
A propósito de esto, vale la pena hacer un viaje al pasado y recordar algunas de las mejores tomas continuas del cine. Y para comenzar, no existe mejor ejemplo que la primera película de los últimos años que tuvo una premisa técnica similar.
BIRDMAN o (THE UNEXPECTED VIRTUE OF IGNORANCE)
Desde un inicio Alejandro González Iñárritu tenía la idea de hacer una película en la que todo pareciera un largo y espectacular plano secuencia. Al no ser una tarea fácil, tuvo que escribir el guion al mismo tiempo que planificaba la técnica. En 2014 tanta planificación rindió sus frutos, ya que Birdman fue una de las mejores y más premiadas películas del año.
Además de las actuaciones fenomenales potenciadas por una historia perfecta y la hermosa fotografía, el gran logro sin lugar a dudas reside en todas sus tomas. Toda la película es notable, pero una de las escenas que más destacan es cuando el personaje de Michael Keaton tiene que atravesar semidesnudo una de las calles más transitadas de Nueva York. Como se filmó realmente ahí, además de poner extras pagos que controlaran al público real, Iñárritu contrató una banda de tambores para que la gente tuviera puesta su atención ahí y no interfiriera con el rodaje. Brillante.
ROPE
Uno de los primeros en querer hacer una película sin un corte fue el legendario Alfred Hitchcock. En 1948 la tecnología no lo permitía, ya que las cámaras disponibles no podían contener más de 1000 pies de película de 35 mm, lo que equivale a 10 minutos por rollo. Sin embargo, pudo lograrlo al hacer que varios de sus travellings terminaran enfocando a la espalda de algún personaje, lo que permitía que la siguiente toma comenzara en el mismo punto usando el zoom inverso. Así, filmó Rope en 11 tomas e hizo historia.
Si bien queda corta en comparación de la espectacularidad y movilidad de otros ejemplos, el logro de los continuos planos secuencia de Hitchcock es meterte de lleno en un departamento del que la cámara nunca sale. Es por eso que para entender mejor su brillantez se entiende viéndola entera -dura menos de hora y 20 y se encuentra en Youtube, en HD y subtitulada-. Sin embargo, si una escena hay que elegir es sin dudas el final. Pero para eso, mejor verla toda.
TOUCH OF EVIL
De un maestro del cine a otro. Orson Welles marcó su regreso cinematográfico a Estados Unidos con un plano secuencia inicial que hizo historia. En los primeros segundos se ve como un hombre enciende una bomba y la esconde dentro de un auto. En los siguientes tres minutos, la tensión se expande mientras la cámara no solo sigue a la pareja dentro del vehículo, sino también a los dos protagonistas del film noir que caminan por la vereda, a pocos pasos de la inminente explosión.
Wells pudo mover la cámara a lo largo de todo el set, transicionando entre descendencias y ascendencias que dejan ver más o menos del ambiente. Siempre con la duda de cuándo explotará la bomba, el auto pasa junto a otros peatones, policías, trabajadores e incluso un rebaño de cabras. Un despliegue tan impresionante para la época que no pasó desapercibido y hoy es uno de los primeros ejemplos que vienen a la cabeza si se piensa en planos secuencias.
GOODFELLAS
Uno de los mejores regalos que le ha dado Martin Scorsese al cine, y eso que no son pocos. Claro que hay pocos como él para adentrarse en el mundo de la mafia, y es gracias a Goodfellas que se ganó ese lugar especial. En sí es uno de sus mejores trabajos, tiene una de las mejores actuaciones de Joe Pesci y Robert De Niro, narra una historia atrapante y dinámica que va del ascenso a la caída y obra un plano secuencia que básicamente resume el corazón de la película.
Es más que icónica la escena del personaje de Ray Liotta entrando a un bar por atrás junto a su pareja. Desde lo narrativo, representa todo el lujo y respeto que la fuerza del crimen organizado le da al protagonista; aunque claro, todo sin poder hacerse por la puerta del frente. Desde lo técnico, es incluso más increíble: la cámara se mueve entre pasillos y esquiva obstáculos, los actores principales pasan junto a una decena de ocupados extras sincronizados a la perfección y la luz del ambiente cambia un total de cinco veces. Es una toma brillante por donde la quieras ver.
CHILDREN OF MEN
Un poquito más cercano a la actualidad encontramos a Alfonso Cuarón en uno de sus mejores filmes. Además de una cinematografía desesperanzadora y gris, obra de su frecuente director de fotografía Emmanuel Lubezki, el factor clave que hace de Children of Men un drama distópico que arranca y nunca corta la tensión y la acción son sus tomas continuas.
Hay más de una para elegir. El atentado de la apertura y el escape durante la guerra del final son puntos altos de la película. Sin embargo, te vuela la cabeza una y otra vez el plano secuencia de la embestida al auto en medio del bosque. En cuatro minutos el ambiente pasa de calmo, a tenso y se mantiene en shockeante en una toma increíble para la que Cuarón tuvo que modificar un vehículo en el que se permitiera que se bajaran los asientos con los actores y el parabrisas se inclinara fuera del camino, para así dar paso a que la cámara pudiera girar 360 grados. Realmente la escena fue filmada en cinco partes, pero está editada de una forma perfecta que asemeja nunca tener un corte. El video tiene un spoiler gigante así que mejor vean la peli entera que vale la pena totalmente.
OLDBOY
Pero en cuanto a lo que se refiere a acción ininterrumpida, no hay con qué darle a la pelea del pasillo de Oldboy. La que conforma la segunda entrega de la llamada Trilogía de la Venganza de Park Chan-Wook, es comúnmente catalogada como la mejor. Y con toda razón.
Plantea la duda y el misterio desde el momento cero y no es hasta el final que se comprende del todo la magnífica trama que sigue a un hombre que, tras haber estado 15 años encerrado por un motivo desconocido, busca vengarse a toda costa. Después de haber ubicado el lugar donde lo retuvieron, se encuentra rodeado de matones que le imposibilitan el paso. Y desde ahí, tres minutos de acción realista y frenética. Chan-Wook posiciona la cámara de una forma que deja ver el largo de todo el pasillo y, para realizar el plano secuencia, solamente mueve el foco lateralmente mientras el protagonista y decenas de extras ejecutan con perfecta sincronía la bestial pelea. Claro que la recomendación es ver la película y punto, pero si todavía no la viste es imperdible.
KILL BILL: Vol. 1
Antes de que The Bride le cortara el brazo a Sofie Fatale, pidiera por O-Ren Ishii y se enfrentara en una sangrienta batalla contra su ejercito personal The Crazy 88’s, Quentin Tarantino hizo una de sus mejores tomas hasta la fecha.
En un difícil despliegue, realiza un plano secuencia de dos minutos en el que se mueve -ida y vuelta- por la discoteca de la Casa de las Hojas Azules. Empieza desde atrás de la banda junto a las escaleras y sigue por arriba del pasillo a Uma Thurman hasta el baño. La cámara sale al seguir a los dueños del restaurante y frena en el lugar donde había iniciado, hasta que se eleva, enfoca a Julie Dreyfus bajando las escaleras y la persigue mientras (de alguna forma) se mueve a través de una audiencia que baila al ritmo de The 5.6.7.8’s. Una vez más por el pasillo que ya visitó dos veces y acaba donde había dejado a The Bride, justo cuando suena el celular y da paso a que todo se salga (sangrientamente) de control.
CREED
Lejos de ser solo un cashgrab que repita la historia original que hizo alguien a Sylvester Stallone, para muchos Creed fue una sorpresa más que bien aceptada. Con la medida justa de nostalgia, un cambio de protagonista ideal y un aprovechamiento perfecto del contexto dejado por la saga de Rocky, Ryan Coogler modernizó un clásico.
Al igual que las primeras entregas, en muchos momentos mantiene lo simple para connotar sus condiciones. Sin embargo, llegado el momento de la primera pelea oficial se sube al cuadrilátero y se saca de la manga un plano secuencia atrapante, que no corta hasta el fin del encuentro de boxeo. De más está decir que la coreografía es excelente, ya que se llega a apreciar el valor que tiene cada golpe y cada evasión. Coogler no solo se deshizo de los típicos montajes de las de Rocky, sino que también ofreció su propia versión de Raging Bull.
EL SECRETO DE SUS OJOS
¿Quién dijo que para hacer un plano secuencia de gran producción hay que estar en Hollywood? Juan José Campanella le escupe a esa pregunta y le agrega otra gran escena a su ganadora del Oscar a mejor película extranjera. Logro obtenido no solo por la historia y las actuaciones, sino también por el despliegue de la secuencia en la cancha de Huracán.
Lo que primero parece un plano abierto que deja ver desde el cielo un partido de fútbol, se va acercando hasta el punto que se sumerge sorpresivamente en las plateas. Entre sacudones por el tumulto y el gol, se inicia una persecución por el interior que va desde momentos apresurados hasta tensos que permiten respirar a la complicada producción. En YouTube también se encuentra un video que explica como pudieron ejecutar los movimientos más difíciles de la toma. Tampoco se lo pierdan.
Y vos ¿qué otro plano secuencia recordás que haya sido tan increíble?
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