Qué año…
Sé que no lo pidieron, pero aprovecho estas líneas para contarles algo de mí y de CINESCONDITE. Porque cada vez es más difícil de hacer y el 2020 no fue un año más para el sitio. Lo empecé en el 2011, con críticas y noticias, al tiempo arranqué con los trailers subtitulados. Con los meses se sumó algún colaborador, con los años muchos más. Algunos vinieron y se fueron, otros se pusieron la camiseta del proyecto y todavía reman a la par. Y el camino siempre es cuesta arriba.
Durante ocho años no hice más que trabajar en el sitio. Bueno, eso no es del todo cierto… CINESCONDITE existe desde febrero del 2011 y yo ya llevaba varios meses en un trabajo sin futuro -pero con sueldo-, que me obligaba a pasar ocho horas frente a una computadora tipeando. Desde ahí pude publicar el grueso de nuestro contenido, haciendo dos tareas a la vez. Con el traspaso a WordPress en el 2016, casi que perdimos todo. De un plumazo desaparecieron cinco años de trabajo diario. Se lo pudo recuperar. Hay más de 8500 notas mías que están en «Borradores» y que algún día se publicarán de golpe.
¿Cuál es el punto, Migue?
Ninguno, solo estamos hablando. O bueno, sí lo hay…
En el 2019 decidí tirarme a la pileta. El hacer dos trabajos en simultáneo ya me estaba pasando factura y, temiendo por mi salud mental, tomé una decisión. Entre un trabajo sin futuro y el proyecto de mi vida, elegí lo segundo. Renuncié sin tener otra cosa, para dedicarme de lleno a CINESCONDITE y ver si realmente podía despegar y convertirse en una alternativa laboral concreta. Es simple tener un medio. Cuesta mucho esfuerzo mantenerlo día a día, pero con pasión y constancia se puede lograr. El gran desafío de estos tiempos es la monetización. Y después de cuatro meses de dedicarme full time a la web, tuve que conseguir otro trabajo.
Hoy soy productor en un programa de Radio Nacional, también desde hace algunos meses puedo salir al aire hablando del cine que tanto amo. ¿Estoy feliz? Sin duda. El 2020 fue un excelente año a nivel profesional. ¿Qué va a pasar con CINESCONDITE? Lo de siempre, vamos a seguir remando.
Hay cosas que va a costar hacer. En la balanza de costo/beneficio, los trailers subtitulados llevan las de perder. Casi una década de un trabajo gratuito y con poco reconocimiento. Pero seguimos firmes en la idea de dar contenido de calidad, priorizando la información a los rumores falopa, sin caer en esa falta de respeto al arte que es publicar imágenes desde los sets. Con la máxima de siempre, que dice que todo gusto es bienvenido. Tanques e indies, pochoclo y café. Queremos hablar de todo lo que se pueda, de todo lo que nos interese. Sin limitar la perspectiva. Sin fingir emoción por absolutamente todo. Y quizás, mientras te hablamos de lo que te apasiona, podamos ayudarte a que descubras cosas nuevas. A que te interese algo más. Entre cosas y amantes hay una brecha gigante. Ese espacio es el que siempre buscamos llenar.
Pero vamos al top, que eso vinieron a buscar. 10 películas del 2020. ¿Les dije que odio las listas? Son un recurso, pero dejan afuera la magia. Cualquier «This is» de Spotify va a dejar afuera algún tema que ames. Este año vi mucho clásico, mucho cine nacional… La edición online del Festival de Cine de Mar del Plata me permitió cubrirlo por primera vez en la vida, días a pura cinefilia de los que salieron varias de mis grandes favoritas. Pero basta de preámbulo. Acá mis elegidas del año, sin ningún orden.
Siempre sentí fascinación por la batería, algún día aprenderé a tocarla. Dicho esto, una película que pone al instrumento en el centro ya está en mi radar desde mucho antes de su estreno. En este caso, desde que Matthias Schoenaerts y Dakota Johnson iban a ser sus protagonistas, allá por el 2016. Finalmente quienes la encabezaron son Riz Ahmed y Olivia Cooke, dos grandes actores que desde hace tiempo piden más y más pista. El primero hace un trabajo descomunal como el baterista que repentinamente pierde el oído y tiene que hacer las paces con su nueva realidad. En serio, de lo mejor del año. Y es notable la labor de Darius Marder para llevar adelante este drama psicológico, que hace un uso impecable del sonido y del silencio.
La película que me hizo empezar con una sonrisa el MDQ Film Fest. Terror made in Uruguay, el de Maxi Contenti es un slasher que se desarrolla adentro de un cine. Literalmente cine dentro del cine. Y como tal, homenajea a otras exponentes del subgénero, es fiel a la tradición, pero sin quedarse en el mero homenaje sino que trazando su propio camino. Impecable en todo apartado técnico, es una fiesta de sangre al ritmo de Jazzy Mel.
A la sombra de James Wan estaba Leigh Whannell, guionista de El Juego del Miedo, Dead Silence o Insidious, que se revela como un gran cineasta a partir de trabajar historias originales que él concibe. Upgrade le abrió la puerta, The Invisible Man lo hace miembro del club. Hay un manejo artesano de los hilos para crear la atmósfera tensa y sostenerla en el tiempo, para dar escalofríos con un mero movimiento de cámara hacia el vacío, para generar el sobresalto con jump scares perfectamente dosificados después de una larga construcción. Es terror, en el marco de un drama psicológico que usa a un monstruo clásico para contar una historia terriblemente oportuna. Y qué decir del trabajo monumental de Elisabeth Moss…
Soy un hombre simple. Dame a Will Ferrell con peluca y seguramente tengas mi voto. Pero es Rachel McAdams la que verdaderamente se lució en esta película del director de Los Rompebodas, que se anotó algunas de las grandes escenas de este 2020 con sus números musicales. Humor absurdo, extravagantes caracterizaciones, mucha química en la dupla central y excelentes canciones la vuelven una de las grandes propuestas que el género dio en el año.
Lo nuevo de Francisco Márquez, co-director de una gran película como es La larga noche de Francisco Sanctis. Esta indaga sobre cuestiones similares, al poner a su protagonista en una situación límite vinculada a la violencia estatal. Un caso policial que recuerda a tantos de nuestra realidad, una docente universitaria de clase media que de alguna forma se ve involucrada. La culpa que la carcome, la vida se le deshace. Fascina lo que hace la actriz Elisa Carricajo en este thriller psicológico, de esos que se sienten en la piel, que calan hondo. Que no se olvidan.
Después de una Trainwreck que dejó a muchos indiferentes, el genial Judd Apatow (Virgen a los 40, Funny People) redobló la apuesta juntándose con otro humorista para hacer una historia con mucho de autobiográfica. Entra Pete Davidson, hijo de un bombero que murió en el atentado a las Torres Gemelas, como emblema de la tan mentada generación ni-ni. No trabaja, no estudia, no tiene ningún proyecto, es una máquina de tomar decisiones imprudentes y mandarse cagadas. Bajo las decenas de tatuajes que lleva, carga un dolor profundo que no sana porque no lo atiende. Y tomándose el tiempo que sea necesario, como en cada una de sus películas, Apatow nos da otro relato memorable poniéndole humor al drama y demostrando por qué es el Rey de la Comedia.
«¿Cómo son las esquirlas de una explosión química?» Con reminiscencias a la enorme El Silencio es un Cuerpo que Cae, la película de Natalia Garayalde también usa la historia familiar y el archivo de videos caseros como para hablar de un todo, de una ciudad, de un país, de un hecho histórico. De lo particular hacia lo general, del cómo condiciona el lugar en el que se nace. Una historia tapada por la política, por la justicia, por la corrupción, que se revela a partir de juegos infantiles. Francamente impactante.
Fascinante es la palabra que mejor describe a la película de Cristian Ponce. Una película tensa, asfixiante, meticulosa, con una estética impecable, con un fino blanco y negro, con el timing preciso. La última emisión de un programa periodístico es la más importante. El invitado de honor es aquel que puede exponer una conspiración que vincula al Gobierno con el mundo de la brujería. La producción se mueve contrarreloj para conseguir la confesión. El suspenso crece con cada segundo que pasa, lo mismo que el terror. Y la Argentina se anota una joya de género que es necesario ver.
La reunión de Thomas Vinterberg y Mads Mikkelsen da como resultado un drama excepcional. Cuatro amigos docentes de secundaria ponen a prueba una teoría de un psiquiatra noruego. Según se dice, el cuerpo humano tiene 0.05% menos de alcohol en sangre de lo que debiera y de mantener ese nivel se conseguirían mejoras en lo profesional y en el ámbito personal. Druk resulta en un ejercicio cinematográfico impecable, en el que hay que beber en forma constante como para cubrir esa cuota. Absorbente desde el principio, hay un gran trabajo al momento de presentarnos a los protagonistas y el estado mental en el que se encuentran antes de la primera copa. Sin señalar con el dedo, sin juzgar, hay una progresión natural en la historia que nunca cae en lugares comunes, con actuaciones maravillosas y sin inconveniente en pasar del drama a la comedia. Su final es el mejor del año, lejos.
La película del 2020 que más feliz me hizo. Qué lindo es poner las expectativas altas y que el resultado las supere con creces. Una comedia ejecutada a la perfección, que encuentra la forma de hacer algo diferente con un recurso bien conocido como es el del loop temporal. Con la duración precisa, con risas constantes, con una química insuperable de Andy Samberg y Cristin Miliotti, es una película que tiene destino de clásico. Y que llegó en el momento justo, cuando la cuarentena más nos golpeaba.
Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse. No la incluí porque es un cortometraje, pero pocas cosas me volaron tanto la cabeza como esta maravilla de Pablo Martín Weber. Voy a militar para que todos lo vean una vez que esté disponible.
Mank: No es el mejor David Fincher. Pero eso suele ser suficiente como para que el resultado final sea notable. No hubo mucho amor por esta. Se le pedía que salvara al cine con su trabajo. ¿Es una obra maestra? No. ¿Es una gran película? Sin duda.
¿Qué les gustó a ustedes?
¡Un abrazo y que tengan un muy feliz año nuevo!
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