No perdamos tiempo en introducciones y pasemos directamente al listado de mis películas favoritas de este gran año cinematográfico.
1. EL IRLANDÉS (The Irishman)
El tiempo en la distancia y su transcurso natural suele colocar a hechos artísticos y a sus creadores en su justo lugar. Difícil resulta dimensionar en su justa medida una obra fílmica, o una trayectoria, sin esa brecha temporal y la perspectiva que esta brinda. Sin embargo, existen momentos -y han existido en la historia del cine- en donde nos sentamos frente a la gran pantalla sabiendo que estamos a punto de ser testigos de algo verdaderamente especial. The Irishman constituye uno de esos preciados momentos y lo sabíamos con anticipación. No hay cinéfilo que no haya soñado despierto desde que se enterara de la histórica reunión cumbre que reunía a Martin Scorsese, Robert De Niro y Al Pacino en una misma película.
2. HABÍA UNA VEZ…EN HOLLYWOOD (Once Upon a Time… in Hollywood)
La última película de Quentin Tarantino resulta una de las gratas sorpresas de la temporada cinematográfica y, a la vez, uno de los estrenos más esperados vía Hollywood. Completamente distante del dantesco y alegórico universo llevado a cabo en The Hateful Eight (2015), su novena película como director lo encuentra recreando, bajo su original mirada, una serie de eventos ocurridos a fines de los años ’60, en el convulso mercado de estudios cinematográficos sito en el corazón californiano.
3. DOLOR Y GLORIA
En Dolor y Gloria, el realizador manchego pone en marcha una poderosa maquinaria intertextual: film y metafilm, realidad y ficción, recreación biográfica y referencias contextuales, coyuntura política y social, guiños literarios, musicales y cinéfilos. Almodóvar ambienta la historia en el mundo del negocio cinematográfico e inunda la pantalla de colores estridentes y chillones, decoración rocambolesca y kitsch; también de vestuario tan estrambótico como elegante, al tiempo que nos cuenta varias historias en paralelo. Tomando una página del libro de La nuit américaine (1973), de François Truffaut, este inagotable cineasta reformula la máxima explorada por tantos exponentes del sub-género: burlarse de las fútiles manías del oficio cinematográfico, revelando su atribulado e inseguro ser interior. Bravo Pedro.
4. GUASÓN (Joker)
En la impactante Guasón, resulta interesante el estudio que hace el autor sobre la violencia y su naturaleza, casi instintiva y animal. Esa pulsión que pareciera evolucionar, para que la razón ceda lugar y se apodere el descontrol. Esta hondura filosófica convierte a Todd Phillips en un impensado sociólogo contemporáneo, dictaminando el nacimiento de un villano como respuesta al caldo de cultivo de una violencia que crece de forma endogámica.
5. LA MULA (The Mule)
Paciente, consejero, aplomado, mujeriego y pícaro, el personaje protagonista de La Mula nos regala a un Clint Eastwood en su salsa. No faltarán dosis de humor, buen paladar gastronómico y cierta mirada pesimista acerca de las relaciones humanas en tiempos de hiperconectividad para terminar de revestir a un personaje delicioso. Clint, el eterno héroe delgado, no pierde jamás las mañas. Tampoco se obviarán guiños cinéfilos que hacen mención a Jimmy Stewart y cierto parecido físico. ¿Acaso Clint no es el último sobreviviente de una casta dorada que el Hollywood clásico patentó? Cineasta fuera de su tiempo histórico, este emblema del séptimo arte es una suerte de eslabón perdido que bien podría haber sido contemporáneo de John Huston o John Ford.
6. VAN GOGH, EN LA PUERTA DE LA ETERNIDAD (At Eternity’s Gate)
El universo de la pintura no es ajeno al director de La escafandra y la mariposa (2009), quién se encargó de la biografía sobre el artista J.M. Basquiat en 1996 y es, a su vez, un reconocido artista plástico vanguardista. La mayor virtud de esta biopic, llevada a cabo por el bueno de Schnabel, es la singularidad estética con la que lleva adelante su propuesta, abrevando en ciertos conceptos visuales, referentes al tratamiento de la imagen que remiten al impresionismo francés. Dicho estilo impuso el film psicológico e impresionista, donde se consideraba primitivo situar un personaje en una situación determinada sin entrar en el ámbito de su vida y donde se pasaba a comentar la interpretación del actor con la simbolización de los pensamientos y de las sensaciones visualizadas.
7. CONTRA LO IMPOSIBLE (Ford v. Ferrari)
El prólogo y el epílogo nos regala un precioso monólogo narrado en off por Matt Damon. Si alguna vez pudiera resumirse, en una frase, la esencia de un piloto de carreras y la pasión que este siente por su oficio, Contra lo Imposible no pudo haberlo guionado mejor: «Un cuerpo lanzado en tiempo y espacio por velocidad, a 7.000 revoluciones por minuto, donde todo se desvanece». Estos héroes deportivos anhelan el máximo trofeo, cruzar primero la línea de llegada, recibir la bandera a cuadros y bañarse de gloria eterna. No todos estos ases del volante tuvieron un final feliz, pero en la lucha diaria encontraban el sabor, mientras perseguían la esquiva victoria.
8. LA ODISEA DE LOS GILES
La odisea de los giles es una película que, como argentinos, nos incomoda y nos hace pensar. Con espíritu crítico, nos invita a replantear nuestra memoria a corto plazo. Un film que es hijo de su tiempo histórico y no resulta casualidad, como toda obra de arte anclada en una coordenada cronológica particular, su visionado se preste a reflexiones acerca de ciertas cuestiones sociales y culturales latentes en nuestra inestable realidad. Celebramos su pertenencia actual.
9. ROGER WATERS: US + THEM
Co-dirigida junto a Sean Evans, el arquitecto del sonido detrás de esa maquinaria perfecta llamada Pink Floyd, Roger Waters nos deslumbra con un show recreado bajo una puesta en escena cinematográfica, que cobra vida bajo la significación de sus altisonantes mensajes políticos. A diferencia de su anterior incursión audiovisual, con The Wall -en 2015, consistente de entrevistas y relatos personales-, este documental recrea los principales tramos del concierto brindado en Amsterdam 2018, entregando una obra conceptual de poderoso simbolismo socio-político anclado en dos ejes principales: el compromiso con las causas palestinas e israelíes y la crítica al gobierno de Donald Trump, ridiculizando las medidas tomadas por el pseudo-líder político de la nación más poderosa del planeta.
10. MUERE, MONSTRUO, MUERE
Muere, monstruo, muere es una rara avis dentro de nuestro cine nacional, un film de gran factura técnica que sabe jugar con nuestra capacidad de fascinación sobre lo macabro. Extraer belleza del horror y convertir la extrañeza en virtud poética es una tarea cumplida con creces aquí. Elogioso trabajo de su joven realizador, inspeccionando aguas profundas de un terreno de infrecuente tránsito en nuestra industria.
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