2019 fue un espléndido año para ser seguidor del séptimo arte. Sucedió mucho y, a la vez, todo avanzó a un ritmo quieto, algo que se agradece cuando salen más de 15 películas que bien podrían estar en la lista de lo mejor del año, dejando a uno con la obligación de hacer repaso para, por fin, decidir en qué puesto quedará cada una de ellas. Para empezar, quizás se trate de la temporada con mayor cantidad de «finales» para propiedades que han significado algo para la cultura popular. Se estrenó Avengers: Endgame y se convirtió, además de en una película que entregó lo que prometía y un poco más, en la más taquillera de la historia, derrocando a James Cameron y a sus seres azules. No todo fue para bien, y algún simpático aprovechó el boom de los superhéroes para preguntarle a Martin Scorsese su opinión sobre el tema, y lo que surgió fue una de las discusiones en línea más cansinas desde la que causó Star Wars: The Last Jedi, la cual resurgió de entre los muertos con el estreno de Star Wars: The Rise of Skywalker.
Por otro lado, el horror tuvo un año como no lo tenía hace tiempo, pareciese que los nuevos autores del género se organizaron, todo gracias a Jordan Peele y su Us -que me gustó menos que Get Out, claro-, Ari Aster y Midsommar, Robert Eggers con The Lighthouse y, por supuesto, Mike Flanagan con Doctor Sleep, sin olvidar a Andy Muschietti con la criticada It: Chapter Two, una película que disfruté mucho y que hace un díptico perfecto con la primera entrega. No me puedo olvidar de mi querido cine asiático, que aunque no tuvo la importante cantidad de estrenos que otros países -atentos a España-, salió airoso con un lanzamiento que está entre las listadas, la espléndida Ash is Purest White y The Forest of Love; probablemente se me escape alguna, pero eso ya será tema para 2020. No obstante, lo que importa en este espacio es lo mejor del año -para mí-, y hay mucho de eso.
Reducir los estrenos de todo un año en unas cuantas palabras es complicado, por no decir imposible, y hay una importante cantidad de títulos que se me escaparon, ya sea por cuestión de tiempo o de distribución. Estoy ansioso por ver al irreconocible Adam Sandler de Uncut Gems, o al Hitler de Taika Waititi en Jojo Rabbit, mientras que sigo esperando que Portrait of a Lady on Fire se pase por salas de cine, al igual que mi muy anhelada 1917, ni hablar de A Hidden Life. Y así, en orden alfabético -un formato que me funcionó muy bien el año pasado y que espero seguir usando durante muchos más-, destaco 10 estrenos que me parecieron sobresalientes a un nivel estrictamente personal, aquellos en los que entré a la sala de cine y, al salir, sabía que había presenciado algo especial, algo en lo que se invirtió un esfuerzo como en pocas otras.
Ad Astra
Al igual que un actor y una actriz que más tarde mencionaré, Brad Pitt tuvo un año excepcionalmente productivo con el que, además de volver a confirmar su inoxidable talento frente a cámara, tiene el gusto de decir que las películas en que se involucró serán las favoritas de más de uno. En el caso de Ad Astra, fue una que apeló inmediatamente a la mayoría de mis gustos: los viajes espaciales, las narrativas con cierto espíritu a Apocalypse Now y también Max Richter, quien compuso un bello score original que alimenta al sentimiento de soledad que nubla al film y también a su protagonista. Hay ciertos detalles que hacen del último estreno de James Gray un tanto imperfecto -¿pero qué película no lo es?-, como cierto detalle relacionado al personaje de Tommy Lee Jones. No obstante, el resultado termina con un balance positivo gracias a su meditativo guión y el impresionante trabajo de efectos visuales. Ayuda bastante la fotografía de Hoyte van Hoytema, la cual dejó varios de mis planos favoritos del año.
Dolor y Gloria
Ni Joaquin Phoenix ni Adam Driver, la mejor actuación de este año es la de Antonio Banderas como una suerte de Pedro Almodovar ficcionalizado, lo cual implica llevar un corte de cabello peligrosamente similar al del reconocido cineasta. Jamás he sido un ávido seguidor de la carrera del español, pero tras su bellísimo discurso sobre lo que es el proceso creativo y su inherente relación con la vida del autor, de seguro que estaré al tanto de sus siguientes proyectos. Todo esto porque la película engancha emocionalmente como muy pocas otras lo hacen, especialmente en una segunda mitad donde todas las inquietudes previamente sembradas arremeten con fuerza y, por si fuera poco, son llevadas por un Banderas que pocas veces ha estado tan inspirado en un papel que se siente doloroso, real y finalmente esperanzador. En cierta medida, es uno de esos casos donde el cine habla sobre el cine a un nivel sumamente personal, y es esa la razón por la que su emotiva imagen final es una que se queda grabada a fuego.
John Wick: Chapter 3 – Parabellum
Keanu Reeves es otro de esos talentos que tuvo un año muy interesante, porque además de verle como una planta rodadora en el trailer de The SpongeBob Movie: Sponge on the Run y en su ya mítico cameo en Always Be My Maybe, se reafirmó como un gran héroe de acción. La tercera entrega de John Wick fue la única función de media noche a la que asistí este año, no por falta de otros estrenos que también hubieran valido la pena, sino porque hay pocas sagas que garanticen tanta calidad como la dirigida por Chad Stahelski, y el resultado fueron dos horas que hicieron justicia a mis expectativas más elevadas: hay persecuciones de motociclistas con katanas, luchas con lanzamiento de cuchillo y Baba Yaga matando a alguien con un libro. Además, su cada vez más diluido argumento sigue cumpliendo, pues se conoce un poco más de la intrigante sociedad de asesinos y la cosa se va volviendo cada vez más personal para Wick. Dejando de lado los detalles con spoilers, hay pocos finales que me han dejado con tantas ganas por una secuela como el de Parabellum.
Joker
Para ser una película de la que yo tenía esperanzas muy mesuradas -una buena actuación, eso de seguro-, Todd Phillips logró convencerme haciendo exactamente lo que se proponía, realizar la película que él quería con las referencias que a él le apasionan, creando un curioso homenaje tanto al Príncipe Payaso del Crimen como al cine de los ’70s de Scorsese. Esto porque conforme avanza la trama del torturado Arthur Fleck, se llega a notar el amor a la historia del personaje, a sus numerosas encarnaciones -siendo esta una de las mejores- y, aprovechándose de una capa de ambigüedad que se agradece -el viejo caso del narrador engañoso-, se consolida como un valiente retrato de las enfermedades mentales, que si bien sostiene intrigas cargadas de referencias a las historietas, jamás abandona el argumento que realmente quiere hacer. La labor de Phoenix es maestría pura, y habiendo hecho un repaso a 10 de sus mejores papeles previos al estreno de Joker, no es ninguna sorpresa que siga maravillando con actuaciones que lo llevan al límite.
Marriage Story
Desde su primera escena, la nueva película de Noah Baumbach está comprometida a escapar de cualquier convencionalismo que los dramas con tintes románticos se han encargado de usar y reutilizar. La historia es, además de la de un matrimonio que ya no puede encontrar el amor en su relación, sobre cómo ambas partes deben lidiar con su vida cuando parece que ya nada volverá a ser igual para ellos. Ayuda que el libreto escrito por el mismo cineasta -siempre con sus diálogos precisos y aterrizados- se encargue de enfatizar el tema de la separación, un proceso por el que él ya tuvo que pasar y que, incuestionablemente, está muy presente en la historia de Nicole y Charlie, dos personajes que obligan a Scarlett Johansson y Adam Driver a vivir en un rango mucho más vulnerable. La tan viral escena de su explosiva discusión es una prueba de la intensidad que llegan a alcanzar, pero se les nota aún más inspirados al intentar ocultar sus sentimientos ante la mirada exterior.
Once Upon a Time… In Hollywood
Rick «Fucking» Dalton es uno de mis personajes favoritos en toda la filmografía de Quentin Tarantino, y es posible que su novena película también lo sea. La razón es sencilla, el de Tennessee convirtió con esmero a un relato que históricamente es crepúscular en uno de salvación, esbozando un mundo donde hay menos espacio para Charles Manson que para Al Pacino hablando con fervor sobre cine, para Brad Pitt recorriendo las calles de Los Ángeles junto a «Bring a Little Lovin'» y, por supuesto, para que la Sharon Tate de Margot Robbie pueda ir al cine a disfrutar su propio trabajo. Es natural que su ritmo sea el más calmado en la sangrienta filmografía de Tarantino, las grandes tramas de venganza quedan en el pasado y queda ver la vida diaria de varias personas del final de la Edad de Oro de Hollywood. Y con semejante recreación, ¿quién no quiere estar ahí por todas las horas que sea posible?, desde sus asoleadas mañanas hasta su anochecer al ritmo de «California Dreamin'».
Parasite
Bong Joon-ho por fin ha logrado perfeccionar todo lo que hace a su cine especial: está la presencia de su constante colaborador Song Kang-ho, un permanente discurso sobre la diferencia de clases -ahora mucho más mordaz que de costumbre-, y una especial facilidad para manejar varios géneros a la vez sin sentirse artificial. Se repite sin cansancio el comentario de que «se debe ver sin conocer detalle» y, habiéndola visto así, puedo dar fe de que es una experiencia sumamente grata, la cual cuando uno por fin está preparado para el siguiente paso, Joon-ho demuestra que él está mucho más adelantado y te demuele.
Suspiria
Para introducir mi película de horror favorita de los últimos años -estrictamente es de 2018-, tengo que hacer un poco de trampa y valerme de la distribución local, que la trajo a inicios de este 2019. De hecho, fue la primera película que vi en el cine este año, y la impresión que me dejó sigue siendo palpable hasta el día de hoy. Más allá de la obligada reverencia que se debe sentir a la original, Luca Guadagnino utilizó con inteligencia a la conocida premisa para darle un giro que permite a la película tener su propio espíritu y estilo, escondiendo la cámara en los rincones más escalofriantes de la Academia de Danza Tanz, principal escenario para este mágico aquelarre protagonizado por Dakota Johnson. El soundtrack de Thom Yorke es de lo mejor en su carrera como solista, y resalta particularmente en una de las escenas más desagradables que ha visto el género, un auténtico regalo al body-horror que lleva su duración al límite. Mención especial para Tilda Swinton, quien puede hacer lo que ella quiera porque no hay manera de que lo haga mal.
The Lighthouse
Si Robert Eggers no estrenó una película por más de cuatro años no es porque estaba descansando, pues ahora está claro que solo estaba perfeccionando hasta su máxima expresión a la que el tiempo situará como una incuestionable obra maestra. Esto porque cada una de sus piezas -absolutamente todas- están en su mejor versión con el fin de adentrar sin remedio a esta pesadilla marítima, un descenso hacia la locura que Robert Pattinson -que está al nivel de su descomunal actuación en Good Time– y un comprometido Willem Dafoe interpretan a la perfección. Se esperaba que hubiesen imágenes tan impactantes como las vistas en The Witch, pero mientras que aquella brillaba por su recreación de una suerte de drama familiar, The Lighthouse brilla -irónicamente- cuando cae la noche y los guardianes del faro conversan, se divierten, discuten y bailan. Hay momentos tan insanos que es imposible que no exista una breve carga de humor, la que se maneja con precisión y que el mismo Pattinson porta con dedicación, siendo Dafoe su perfecta contraparte.
The Irishman
He aquí una película donde los muy merecidos vítores a Scorsese también lo pueden ser para el guionista Steven Zaillian y la editora Thelma Schoonmaker. No se verá una película tan enorme en escala tanto histórica como personal, con un libreto que va acumulando detalles de sus personajes que los definen con contundencia, así como un fantástico ritmo que hace de sus más de tres horas una experiencia que pasa con inmediatez. Se dice constantemente que su última media hora es inmensa -lo es-, pero para mí la grandeza comienza desde la última hora y media, con esas tres conversaciones entre los personajes de unos inmejorables Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci que golpean con fuerza tras dos horas de conocerles. El Russell de Pesci es hipnóticamente contenido -lejos quedan los días de Goodfellas-, pero sigo destacando al actor de Scarface como Jimmy Hoffa, un papel que le va como anillo al dedo y que interpreta con precisión, desde sus enérgicos discursos para el sindicato hasta su fatídico y demoledor final. Así son las cosas.
Menciones honoríficas:
Doctor Sleep / It: Chapter Two: Dos de las mejores adaptaciones de la obra de Stephen King que se han estrenado este año. La primera es un modélico ejemplo de cómo se debe continuar el legado de una película tan importante como lo es The Shining, mientras que no se queda lejos de rendir justicia a la novela que transpone. Por su parte, la de Pennywise son casi tres horas de Muschietti desatado y haciendo presente a su estilo cada vez que tiene la oportunidad, rindiendo homenaje a otros clásicos del género que siempre es bueno recordar.
Midsommar: Era imposible superar la que ahora es considerada como una de las mejores óperas primas que ha visto el horror, esa opresiva maravilla titulada Hereditary. Pero para bien, la última película de Aster decide tomar un camino mucho más reposado, enredando el horror y el folklore para hacer un testamento sobre el duelo y las relaciones. No se puede hablar de la película sin mencionar a Florence Pugh, que junto a su trabajo en Little Women y Fighting with my Family, se consolida como una de las actrices del momento.
Knives Out: Una escena entre Ana de Armas y Christopher Plummer, la cual literal y metafóricamente tira el tablero del juego, es suficiente para darse cuenta del buen narrador que es Rian Johnson, quien una vez más desafía las reglas para hacer su propia versión de, en este caso, los whodunit. Su mensaje la hermana con Parasite y Ready or Not, y aunque verla una segunda vez sería un saludable ejercicio para evaluarla con las intrigas ya resueltas, pocas películas me hicieron pasar un rato tan agradable. Un aplauso al impresionante equipo frente a cámaras.
Lo nuevo de Michael Mann retrata al creador de la mítica escudería.
Paul Giamatti protagoniza una de las serias candidatas al Oscar.
Sydney Sweeney y Glen Powell se juntan para intentar revivir las comedias románticas.
Hollywood se prepara para celebrar a lo mejor del año pasado.