La eterna vuelta del Lobo Solitario: un repaso por la franquicia Rambo

Un recorrido por todos los títulos centrados en el personaje, que consolidó el éxito de Sylvester Stallone luego de Rocky (1976).

Con el estreno de Rambo: Last Blood en salas, Sylvester Stallone vuelve a ponerse en la piel del veterano de Vietnam más famoso de la pantalla grande; aquel personaje que hace 37 años mandó a fabricar un cuchillo a medida, símbolo de su capacidad para hacer frente a cualquier amenaza con tan pocas herramientas. Una figura cuyo origen se alejaba bastante de la «era Reagan» y el imperialismo estadounidense, a quien se nos revelaba en medio de un país desmoralizado por su derrota más humillante.

La novela de David Morrell cimienta las bases de la franquicia cinematográfica, pero con dos grandes modificaciones. Por un lado, en lo escrito el protagonista se comporta como un frío asesino que se siente amenazado, y acaba con la vida de bastantes de sus perseguidores. En la película, en cambio, las pocas muertes nunca son por mano propia. Stallone da forma a un personaje más noble, compasivo y con tendencia al heroísmo. La segunda modificación es que, en la novela original, John Rambo muere a manos del Coronel Trautman, ya que el ex boina verde del ejército de Estados Unidos había llegado al «punto de no retorno». Curiosamente una escena eliminada de First Blood (1982) mostraba un final similar al del libro, pero se decidió a último momento cambiarlo para dejar pista libre a futuras secuelas.

Con la intención de ofrecer un buen film de acción, la franquicia hizo hincapié en aquellos soldados estadounidenses que sirvieron en Vietnam y que regresaron con cuadros de estrés post-traumático, agravado por la cantidad masiva de consumo de drogas durante el conflicto. Asimismo era notable el rechazo de la población civil, todavía resentida por la derrota. Si bien no roza siquiera una mención al sufrimiento de los vietnamitas, se inunda de interés por el trauma que esa guerra generó sobre el propio pueblo norteamericano. Ese es el punto de arranque que se tomó para la historia. Un ex militar vagabundo que es presa fácil para el sádico Sheriff Teasle (el talentoso Brian Dennehy). Un épico viaje de acción con una trama que también incluye dosis de drama y política, así como una fina crítica sobre la otra cara de la guerra: la de los ex combatientes que regresan y su reincorporación en la sociedad.

Aprovechemos entonces para hacer un repaso por Rambo, desde sus comienzos hasta hoy.

 
First Blood (1982)

John Rambo no es sólo otro ex combatiente que regresa de Vietnam consumido y agotado, sino que bajo su simple apariencia se esconde un ex boina verde de élite capaz de convertir cualquier herramienta en un arma mortal, ignorar el dolor y comer cosas que harían vomitar a cualquiera. De visita a un viejo compañero de armas, que descubre ha muerto de un cáncer que se trajo desde Vietnam, es detenido por la policía local que no lo quiere merodeando en su pueblo. Tal es el ensañamiento con el soldado que este acaba por recordar las torturas que sufrió durante el conflicto bélico, y reacciona violentamente poniéndolos en jaque a base de tácticas de guerrilla.

Luego de varias idas y venidas, Stallone aceptó la propuesta de poder reescribir el guión de forma que Rambo pareciese más un ídolo, una estrella con la que el público pudiera simpatizar, y menos sanguinario que como se lo mostraba en la novela de Morrell. De hecho, si bien fue calificada como una de las películas más violentas de la década, en esta oportunidad John Rambo no mata a nadie.

Rambo: First Blood Part II (1985)

Tras el éxito de First Blood, el público clamaba una secuela y la misma no demoró mucho en presentarse. Excarcelado y enviado a Vietnam para encontrar y rescatar unos soldados norteamericanos desaparecidos, Rambo nuevamente porta su característico cuchillo de guerra, ahora junto a un arco y flecha. Nada más que esto necesita para su misión. Nada más que su astucia y valor. Pero ante la consigna de no atacar al enemigo y que sólo tome fotografías de reconocimiento, el destino le hará cambiar de planes para sacar su furia y actitud violenta, cumpliendo así con una nueva e imprevista misión.

Resulta curiosa la evolución del personaje en sus siguientes aventuras. Aquí el guión recae nuevamente en Stallone, a quien se le sumaria un ya conocido James Cameron. Esta segunda parte es quizás menos reflexiva que la primera, pero mucho más propagandista. No extraña que fuera casi unánimemente despreciada. Se explota mucho más el patriotismo, el populismo y la conspiración paranoica propia de la Guerra Fría. Stallone introduce así el tacto político en la trama. No es manipulación patriótica en el sentido tradicional, como símbolos patrios o ridículos discursos norteamericanos. Se enfoca más que nada en el alarde de la camaradería entre los soldados. Y eso es algo que se conoce desde hace tiempo: el soldado en realidad no está muy dispuesto a morir por su país, pero sí lo está por sus compañeros de armas.

Rambo III (1988)

Por su parte, Rambo III resulta en una espesa reliquia de la Guerra Fría, con el héroe aliándose con las guerrillas islámicas de Afganistán -es decir, con los futuros talibanes-. El coronel Trautman pide ayuda a nuestro protagonista para combatir la invasión soviética. El soldado, ahora budista, rechaza la petición pero al poco tiempo se entera que los soviéticos han secuestrado a su viejo líder, con lo que regresa al servicio para intentar liberar a su amigo.

Sí, Charlie Sheen la parodió a la perfección en Hot Shots (1991) pero, a diferencia de ésta, la tercera parte es sin duda la más floja. El bosque y la selva de las anteriores es suplantado por el temible desierto afgano, pero ni siquiera la magnífica banda sonora de Jerry Goldmith (Star Trek, Basic Instinct) la eleva demasiado. Muchas escenas de acción sobre exageradas y un Stallone con poca expresividad opacan los buenos momentos del film, como la famosa secuencia donde Rambo se saca el trozo de flecha y se cauteriza la herida -en aquel momento este tipo de efectos dejó boquiabierto a más de uno-.

Rambo (2008)

El ex boina verde lleva una solitaria y apacible vida en la selva tailandesa. Pero cuando una misión cristiana de socorro humanitario lo contacta para que los traslade río arriba hasta territorio birmano, para suministrar medicinas y alimentos a los refugiados, la caravana dirigida por John Rambo se introduce de lleno en una cruenta guerra civil. Él se unirá al grupo no solo para salvar rehenes sino para hacer desaparecer de su mente viejos fantasmas. Esta cuarta parte se establece como una de las mejores de la franquicia, con un personaje más maduro y reflexivo aunque igual de letal.

20 años pasaron durante los cuales nadie se animó a presagiar la vuelta de Stallone a este mítico personaje. Con nada más que 62 años (no, no leyeron mal) el actor trató de librar a su personaje de etiquetas propagandísticas, devolviéndole su dilema esencial: ¿cómo puede un individuo convertido en máquina de matar reintegrarse en la sociedad civil? Cuchillo, arco y flechas explosivas estarán de vuelta, aquí también con caza de serpientes a mano limpia. John Rambo es justamente eso; el concepto de manejar lo imposible con nada a favor. Una necesitada exageración de límites que se superan, entorno hostil de por medio.

Después de este último éxito habrá que ver si Rambo: Last Blood volverá a plantear, en plena «era Trump», una secuela sobre el veterano combatiente cuyo corazón no para de latir, sus músculos no se cansan y su mente no quiere soltar esa faceta de máquina asesina, siempre lista para una misión más. Y para vos, ¿cuál fue la mejor película de esta franquicia?

Alejandro Mastronardi

De Bernal pero con el corazón en San Telmo. Comics, Cine y mucho humor negro. No me canso de ver Volver al Futuro, Waiting y Lego Batman. TWITTER: @chochaconchocha

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