¿Qué estamos dispuestos a hacer para lograr nuestros fines? Cuando decimos estar arrepentidos por algún error, ¿realmente lo estamos? ¿Somos personas malvadas o son las circunstancias las que nos obligan a serlo? Girl From Nowhere (La Chica Nueva) nos ofrece una singular manera de ver cómo los seres humanos solo necesitan un motivo, muchas veces pequeño e insignificante, para sacar lo peor que hay dentro de nosotros, y además intentar justificarlo.
La Chica Nueva es una serie tailandesa de suspenso y fantasía que se estrenó en 2018 en GMM 25, un canal de televisión digital terrestre de Tailandia propiedad del grupo GMM Grammy. Consta de 13 episodios para su primera temporada y 8 episodios para la segunda, con una tercera por confirmar. Siendo una serie antológica, cada capítulo está inspirado en un caso real de acoso escolar de chicas de secundaria. Por lo menos en su primera tanda de episodios.
Damisa Ongsiriwattana -directora creativa ejecutiva de la serie- decidió crear una serie que combina el géneros, puesto que en Tailandia aún no existía ninguna serie con estas características: una chica que, en cada capítulo, cambia de instituto con la intención de sacar a la luz diferentes historias de hipocresía, llegando a narrar cada vez una historia con una lección moral que, infelizmente, casi siempre llega demasiado tarde.
Cualquier revelación de una de las historias podría arruinar la experiencia. Y aunque no todos los capítulos son brillantes, es mejor que cada persona haga su propia interpretación de cada historia. Por ello, entonces diré que Nanno, una chica inteligente y misteriosa de secundaria, se dedica a revelar la cara oculta de las escuelas en las que estudia. Gracias a su capacidad de reconocer la actitud perversa de sus compañeros, pone en conocimiento público toda clase de mentiras y los diversos abusos de poder que observa en las instituciones educativas. Los principales objetivos de Nanno son aquellas personas cuyo comportamiento es incívico, a las cuales llega a manipular para mostrarles las consecuencias de sus acciones.
La Chica Nueva es una de esas gratas sorpresas que te encuentras en el basto catálogo de Netflix, y es que, si no fuera por la recomendación e insistencia de un amigo, no hubiera llegado a verla. Después de visionar el primer capítulo de su primera temporada, terminé agobiada, impactada, con una presión en el pecho, pero con muchas ganas de más.
Cuando la vi, no pude evitar pensar en Black Mirror -salvando las enormes diferencias de producción-, solo que en este caso, en lugar de que las más bajas intenciones, emociones y sentimientos del ser humanas se detonan a partir de la tecnología; en La Chica Nueva, los detonantes son emociones y sentimientos tan básicos como los celos, la envidia, el rencor, el amor o incluso la malicia. Estas posturas terrenales, acercan la temática de la serie a la realidad, y por ende, cada episodio nos dejará con un puñal en el pecho, reflexionando sobre nuestras propias miserias.
La serie no se viene con rodeos, es directa y no busca atajos para contarnos las historias de cada capítulo, los cuales están inicialmente inspirados en hechos reales. Fundamentados, además, en el movimiento #MeToo, la serie promueve que las mujeres abusadas o acosadas no tienen que sentirse avergonzadas ni culpables, puesto que dicha culpa debe recaer en el perpetrador de esas acciones.
En tal sentido, la serie explora diversos conceptos asociados con problemas de estudiantes, tratando temas como el acoso escolar, el acoso hacia las mujeres, la imposición de la belleza y el abuso de poder con el propósito de mostrar que el sistema escolar puede llegar a ser corrompible. También, se abordan otros temas relacionados con las inseguridades de los adolescentes como el deseo de encajar en una escuela, el poder económico y la diferencia entre los ricos y los pobres, el éxito, el miedo al fracaso escolar, el uso de las redes sociales, el fanatismo radical, entre muchos otros.
Vale la pena aclarar que, aunque la serie se base y trate dilemas estudiantiles, no está dirigida a ese público, pues llega a ser explícita con respecto a la violencia, aunque, esto no significa que busque enaltecerla, tampoco busca romantizar el abuso, ni ciertas actitudes humanas.
Debo decir también que la serie goza de un guion muy bien aprovechado, pues los diálogos llegan a ser filosóficos respecto al comportamiento humano. Visualizar la forma en la que justificamos con un “todo es tu culpa” o un “tú me obligaste” las acciones más infames, de ningún modo deja indiferente a la audiencia, imposible voltear hacia otro lado, o levantar el dedo acusador para decir “ellos son así”, claro que no, pues todos somos de algún modo infames, solo tenemos que encontrar el catalizador adecuado para generar esa reacción.
No puedo dejar de elogiar el fantástico trabajo de la modelo y actriz Chicha Amatayakul como Nanno, una suerte de ser místico que se encargará de ser un catalizador, ese detonante que hace que sus “vicitimas” se encuentren con sus miserias más profundas. La actriz logra convencernos como audiencia de que es una chica dulce y amable, aunque sabemos que después de aquel “hola, soy Nanno” se desatará la ira de la justicia. Nanno es como un duende que se divierte con ese comportamiento errático de las personas, cuando son descubiertas y desenmascaradas; y gracias al derroche de carisma de Chicha, lejos de odiarla, siempre queremos más de ella.
Recientemente, La chica nueva ha estrenado una segunda temporada, a mi gusto, mejor que la primera. Es notorio el aumento del presupuesto, pero además, tiene un par de episodios que son extraordinarios (caps 1, 3, y 7). A Nanno le surgirá una misteriosa rival: Yuri, cuyos métodos podrían ser, por decirlo menos, salvajes. Asimismo, esta segunda temporada, se siente menos reciclada en materia de producción, y es mucho más oscura, algo que se agradece.
No todos son elogios para La chica nueva, creo que su primera temporada no gozaba de mucho presupuesto, esto se notaba en el reciclado de locaciones e incluso de actores muy secundarios, en el vestuario y en otros detalles de producción, pero claro, aunque estos aspectos sean importantes, son nada sin un buen guion, algo de lo que goza esta serie, y por ello su éxito.
Por otro lado, algunas actuaciones llegan a ser mediocres y exageradas, algo que demanda mucho de la paciencia y comprensión de la persona espectadora. La exageración, en algunas escenas es algo muy normal en producciones orientales, por ello, la serie demanda a su audiencia cierta tolerancia y respeto, considerando que nuestras referencias suelen ser más oxidentales.
Finalmente, la serie, por lo menos en su primera temporada ha sido dirigida por 9 directores, y a mi gusto, creo que eso hace que los episodios pierdan uniformidad y se vean muy diferentes entre sí, desluciendo la historia que nos están contando. Pero también es cierto que diversifica mucho las técnicas de dirección, ya sea para bien o para mal.
La Chica Nueva es una serie austera y a veces llega a tener momentos adefesieros basados en el contexto en el que se desarrolla; no obstante, con el apoyo de una protagonista potente y un estupendo guion, logra motivar reflexión acerca de nuestras sociedades, nuestras acciones como personas, el dominio de nuestras emociones y la pulcritud de nuestras almas… mucho cuidado, pues nunca sabes si Nanno está vigilando, esperando un atisbo de infamia, para develar nuestros más profundos secretos y hacer justicia.
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