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Ahora que el actor, guionista, comediante y director Jason Bateman (Arrested Development) se puede presumir como un realizador ganador del Emmy gracias a su excelente labor en Ozark -que también protagoniza-, no es extraño que las ofertas de trabajo comiencen a llegarle. Y es que por medio de Deadline se ha revelado que el talentoso cineasta está en conversaciones para dirigir la película de Clue, la cual escribiría al lado de Ryan Reynolds (Deadpool), quien se sumó al proyecto cuando este todavía pertenecía a 20th Century Fox.

Se tratará de un film live-action basado en el reconocido juego de mesa de Hasbro, el cual se producirá junto a su división cinematográfica, Allspark Pictures. Se indicaba que se la prepararía como un vehículo para que Reynolds protagonice, el cual se inspirará en la mitología del venerado juego, lo que sea que eso signifique. Bateman, además, también podría ser parte del equipo frente a cámaras, con lo que se daría una reunión con el otro después de The Change-Up. En su momento, Rhett Reese y Paul Wernick, los escritores de Zombieland y las dos Deadpool, mantuvieron diálogos para escribirla, pero finalmente no se llegó a un acuerdo.

A mediados del 2016 se supo que Fox se había hecho con los derechos para encarar una remake –Universal Pictures la había planeado por años, alguna vez con Gore Verbinski (Pirates of the Caribbean, Rango) vinculado como realizador-. No hay detalles argumentales concretos, aunque se planteaba que el objetivo era sacar la historia del salón y convertirla en un misterio a nivel mundial, con elementos de acción y aventura capaces de generar una potencial franquicia. En caso de no haberlo jugado nunca, el objetivo de Clue es descubrir al asesino del Dr. Negro -también llamado Sr. Boddy, guiño guiño-, con qué arma y en qué habitación.

Jonathan Lynn dirigió una transposición en 1985, cuyo elenco estaba conformado por Tim Curry, Madeline Kahn, Christopher Lloyd, Michael McKean, Martin Mull, Lesley Ann Warren y Eileen Brennan. La mencionada producción estuvo lejos de ser un éxito de taquilla y tampoco tuvo buena recepción de la crítica, aunque años después se convertiría en un clásico de culto gracias al formato hogareño, en la que salía con sus tres finales alternativos -en su paso por los cines, cada uno podía recibir una conclusión distinta-.