Yeon Sang-ho, director de la fundamental Train to Busan (2016) y la olvidable Peninsula (2020), intentará explicar el cielo, el infierno y todo lo que hay en el medio.
¿De qué va?: La gente escucha predicciones sobre cuándo morirá. Cuando llega ese momento, unas criaturas se materializan para matar brutalmente al condenado.
El director de una de las películas indispensables del género zombie esta vez cambiará de apocalipsis y se pondrá en tono místico, adaptando su propio comic web «Joik», más conocido como Hell, un proyecto que realizó allá por el 2019. Después del éxito de El Juego del Calamar, Netflix continuará sacando gemas de ese vasto océano que es la producción audiovisual de Corea del Sur, no por nada el contenido hecho en esas tierras es cada vez más común en la plataforma.
El pasado 19 de noviembre llego al streaming Hellbound y, al momento de escribir este texto, estaba posicionada en el puesto 2 de lo más visto. Con una trama con más preguntas que respuestas, se irán entretejiendo historias de diversos personajes, con distintas particularidades, aportando cada uno de ellos ópticas diferentes. Los creyentes se enfrentarán a los escépticos, pero habrá un tercero en discordia que aprovechará todo para su propio beneficio.
No quiero seguir avanzando sin nombrar a los actores. Yoo Ah-in protagonista de Burning (2018), una de las mejores películas de ese año sino la mejor y de la reciente #Alive (2020) interpreta a Jeong Jin-soo, líder de “La Nueva Verdad”, religión que nace a raíz de los eventos condenatorios, un hombre carismático, con una serenidad apabullante y un temple que trasciende la pantalla, tanto, que deseas ser parte de su credo. Por otro lado Jeong Min Park interpreta a Bae Young Jae, un productor de un canal de televisión que tratara de desenmascarar lo que hay detrás de este nuevo fenómeno que tiene a todos en velo. Este actor tampoco nos tiene que pasar desapercibido ya que lo vimos en Deliver Us from Evil (2020), otra película top de su año de estreno. Este personaje será un remolque en la serie para poder sostener la segunda mitad.
Un show brutal, no solo desde lo visual sino también desde el mensaje. Una fuerte interpelación a la fe, poniendo en duda muchas cosas y repreguntándose otras tantas, desde nuestro sistema legal y hasta de la propia sociedad y sus juicios de valores. Una serie jugada, audaz y bien hecha, que marca tendencia. Sin embargo, como dije más arriba, una con más preguntas que repuestas, que espero que en una segunda temporada lleguen y nos clarifique por qué tenemos que ir al infierno.
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