Game of Thrones – Recap 08×01: Winterfell

Jon y Daenerys llegan a Invernalia y son recibidos con escepticismo. Sam descubre el destino de su familia. Cersei le da a Euron la recompensa que aspiraba. Theon sigue su corazón.

Después de un largo invierno de 18 meses, finalmente Game of Thrones estrenó el primer episodio de su octava y última temporada. Las semanas que nos condujeron a este domingo 14 de abril fueron de nostalgia e intensidad, con avidez del público por disfrutar de los seis capítulos finales de esta épica fantástica, devenida en un evento televisivo y socio-cultural sin precedentes. El fervor de las últimas horas, expresado sobre todo en las redes sociales, es uno inédito. Sobre todo en tiempos de streaming y binge watching, por el próximo mes y medio está instalado el ritual dominical de ser testigos de los últimos movimientos en este juego de poder, pleitesía que consolida al show de HBO como rey que ha vuelto a reclamar su trono televisivo. Pero basta de introducción… Que es hora de hablar de Winterfell.

Difícil no sentir una relativa decepción con el primer episodio de la octava temporada, sobre todo por el recuerdo fresco de los últimos de la séptima. Es, principalmente, un capítulo de preparación de lo que está por venir. Uno de reencuentros. Y, también, uno que continuó la línea de mostrar las miserias de sus protagonistas. Ya lo había hecho Cersei Lannister en «The Dragon and the Wolf», pero ahora es el turno de queridos personajes como Sansa y Arya Stark o Lyanna Mormont. De aquellos que no tienen una dimensión acabada de lo que está en camino, porque no lo han visto. Que siguen preocupados por la familia o la Casa, cuando en marcha hay un ejército que no entiende de razones, ni de títulos, ni de juegos nimios de poder. En los primeros minutos del episodio hay precisión absoluta de que los muertos avanzan hacia el Norte, que tienen a un dragón convertido en uno de ellos y que acaban de atravesar el Muro. Ha caído la muralla defensiva construida hace 8 mil años, después de la Larga Noche, para mantener del otro lado a las criaturas de los cuento de niños. Y sin embargo, la preocupación es que no hay alimento para los soldados o los dragones, quién es el Rey o Reina… Básicamente quién estará encima de la pila de cuerpos.

En ese sentido, y con seis episodios para el final, se siente como que Winterfell desperdició tiempo preciado. El romántico viaje a dragón de Jon y Daenerys, por ejemplo, marca dicha pauta. Sí, hay un anticipo de lo que puede ser el nuevo corcel del otrora Rey del Norte en la batalla por venir. Pero en lo que se refiere a avance, este capítulo se movió hacia los costados, antes que hacia adelante. Prefirió, sobre todas las cosas, las reuniones de viejos amigos y enemigos. Empezó con la marcha triunfal del Ejército de Daenerys Targaryen hacia Invernalia, con ella y Jon Snow a la cabeza, con miles de Inmaculados, guerreros Dothraki y con sus dos dragones que sobrevuelan el área, para asombro de una población que desconfía de los forasteros. De ahí en adelante, choques sutiles pero evidentes entre La Dama de Invernalia y La Madre de los Dragones o entre Jon Snow y todos los que conoce. Pero hablábamos de reencuentros.

Tyrion y Sansa se reúnen por primera vez desde la boda real en la que murió Joffrey. Los dos atravesaron demasiado desde entonces. A la joven la subestimaron y casi todos los que lo hicieron están muertos. Ella no tiene palabras tan dulces para él, que inocentemente cree que Cersei va a cumplir con su promesa de marchar hacia el Norte para ayudar en la madre de todas las batallas. Theon se reencontró con su hermana Yara y, tras su rescate, ella lo autoriza a que vaya a pelear por los Stark, en lo que es este arco de redención para un personaje que ha sufrido horrores indecibles por su traición. También volvimos a ver a Edd, comandante en funciones de la Guardia de la Noche, que tiene un reencuentro con Tormund. Para el final, y en un gancho para el próximo capítulo, Jaime Lannister debe hacer frente a su pecado más grande cuando ve a Bran en su silla de ruedas. Arya, por su lado, tuvo su encuentro con The Hound –en un breve, frío pero a su manera emotivo cruce, de esos que generan una sonrisa por ver reunida a una de las mejores duplas que dio la serie-, así como también con Gendry y Jon, con sincero abrazo y advertencia incluida para este último. Él, por su parte, se reunió con Samwell Tarly –quien recibió de parte de la Madre de los Dragones la noticia de que su padre y hermano fueron ejecutados por no hincar la rodilla-, el cual finalmente le acercó la verdad respecto a quién es. Resta ver cómo actúa de ahora en adelante Jon Snow (o Aegon Targaryen), con la noticia de que no solo es el Rey del Norte, sino que es el verdadero heredero del Trono de Hierro. Y, claro, cómo toma esa información La Que No Arde…

Como señalé previamente, fue un episodio de reencuentros y miserias. Por ende hay reencuentro de miserables, porque Euron Greyjoy finalmente vio cumplido su deseo de pasar una noche con Cersei. Digamos que el hombre se lo ganó… Llegó a Desembarco del Rey con la Compañía Dorada, un ejército compuesto de 20 mil mercenarios y 2 mil caballos –pero sin elefantes-. Hizo lo suficiente para merecer el afecto de la Reina y esta eventualmente cedió a su insolencia. Claro que esto le costará caro, ya que mientras tenía los pantalones bajos perdió a Yara y esta vuelve a las Islas de Hierro para recuperarlas y consolidarlas como bastión para Daenerys si los Muertos vencieran en el Norte. Mientras tanto, en Invernalia se preparan para dar batalla y en la Herrería ya trabajan con el vidriagón que extrajeron para hacer armas.

Para cerrar, algo más a tener en cuenta. ¿A quién puede no gustarle Ser Bronn del Aguasnegras? Un guerrero formidable, dice lo que piensa, se acuesta con quien quiere y ascendió en las filas de Poniente vendiéndose al mejor postor. Claro que ese postor era Tyrion o Jaime, a los que se quiere o se ha llegado a querer. Ahora es interrumpido en pleno cuarteto por Qyburn, que le pone una ballesta en las manos a pedido de la Reina, que quiere que incursione al Norte y mate a sus hermanos en caso de que sobrevivan. Ella tiene un agudo sentido de la justicia poética, pero hay que ver qué bando elige él.

Este primer movimiento dejó gusto a poco, pero la mesa está servida para lo que se viene. No vimos nada del avance del Ejército de los Caminantes Blancos, pero para el final tuvimos un buen anticipo del terror en camino. El pequeño Ned Umber, que pidió más caballos y carretas para traer a sus hombres, aparece clavado en el centro de una espiral de extremidades, en un sangriento mensaje de advertencia de parte del Rey de la Noche, previo a convertirse y ser prendido fuego por la espada de Beric Dondarrion. El episodio no mostró mucho progreso en relación a lo visto en el final de la séptima temporada y, en ese sentido, defraudó, pero ese fue un cierre sólido y brutal.

Migue Fernández

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