¿Por qué algunos actores no pueden replicar en taquilla lo que generan sus superhéroes?
A estas alturas, no es ninguna novedad afirmar que el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) es un éxito gigantesco en todo el mundo. Sus películas generan un nivel de anticipación, ansiedad y fanatismo que, se podría aseverar, no tiene precedentes en la historia del cine. Respaldar esta declaración nunca ha sido tarea más fácil, ya que si solamente sumamos las recaudaciones de las cuatro películas de los Vengadores (The Avengers, Age of Ultron, Infinity War y Endgame) estaremos hablando de más de 7500 millones de dólares en todo el planeta. Y esto es si se toma en cuenta sólo a cuatro de las 22 películas que integran este armado colectivo.
El fenómeno comenzó allá por el año 2008 con Iron Man, película que generaría más de 500 millones de dólares a nivel mundial y traería de regreso del ostracismo al carismático, pero en ese momento volátil e impredecible, Robert Downey Jr. Le seguirían otras entregas que presentarían al público a cada uno de los superhéroes que integran ese gran equipo que es el de los Vengadores, y con cada una el público se iría enamorando cada vez más de los actores que los personifican.
Así se nos introdujo al Capitán América en Captain America: The First Avenger (2011) y Chris Evans cautivó a los fanáticos con sus valores e ideales. Llegó Thor (2011) y Chris Hemsworth enloqueció a la platea femenina de cada rincón del mundo. Se nos presentaría a Peter Quill / Star-Lord (Guardians of the Galaxy, 2014) y, a base de simpatía y ñoños pasos de baile, Chris Pratt nos conquistaría de inmediato.
Ahora bien, ante el éxito arrollador de las películas de Marvel, y el nivel de fanatismo y excitación que sus protagonistas generaban en el público, muchos realizadores pensaron en convocar al Capitán América, Thor o Star-Lord para sus respectivos proyectos, asumiendo quizás que tendrían de esa manera el éxito asegurado en materia de recaudación. Lo que no tuvieron en cuenta es que lo que obtendrían a cambio sería a Chris Evans, Chris Hemsworth o Chris Pratt, en lugar de sus superheróicos alter egos… y el resultado en la taquilla no fue el esperado.
Comencemos nuestro análisis con Chris Evans. Nacido en Boston, Estados Unidos, en 1981, empezó su carrera en el cine a temprana edad, con algunas comedias (Not Another Teen Movie) y películas de acción (Cellular) para hacerse más conocido como otro superhéroe, Johnny Storm/La Antorcha Humana en Fantastic Four (2005) y su secuela. Sin embargo, su salto a la popularidad masiva sucedería con su interpretación del capitán Steve Rogers en Captain America: The First Avenger, ganándose el corazón del público de manera casi inmediata. Como el capitán Rogers protagonizó tres películas, con las que generó más de 2200 millones de dólares en total.
Sin embargo, sus incursiones fuera del MCU fueron recibidas con una tibieza alarmante por parte del gran público. La aclamada por la crítica Snowpiercer (2013) recaudó modestos 86 millones a nivel mundial, y ni siquiera fue estrenada en nuestro país, pasando directo al formato hogareño -una verdadera lástima ya que es una excelente película-. Su apuesta por alejarse de la acción y mostrar su costado más sensible llegaría con Gifted (2017), película casi ignorada por el gran público, con sólo 43 millones de recaudación total. Ni hablar de lo que fue Before We Go (2014), su tan poco visto debut como realizador.
Similar suerte ha corrido el australiano Chris Hemsworth (Melbourne, Australia, 1983) quien ha tratado de encontrarse con el éxito fuera del MCU probándose en todo tipo de papeles, desde aventura, comedia, drama o ciencia ficción. Su primera incursión, luego de su paso al estrellato como Thor, vino en 2012 con la adaptación moderna de Blancanieves en la película Snow White and the Huntsman (2012), junto a la inexpresiva Kristen Stewart. Con su recaudación mundial de 396 millones de dólares, la película apenas logró una mínima ganancia, dado su alto presupuesto -de más de $170 antes de los gastos publicitarios-. De todas formas el estudio apostó por la secuela The Huntsman: Winter’s War (2016), ya sin Stewart, con desastrosos resultados ($66 millones de recaudación mundial, con un presupuesto de $165 previo a la promoción… ¡ouch!)
En 2015 llegaría su oportunidad de probarse como estrella de cine con Blackhat, trabajando bajo las órdenes del director Michael Mann (Heat, Collateral). No sólo no consiguió demostrarlo sino que se convirtió, hasta la fecha, en su mayor fracaso comercial, con menos de 20 millones de dólares recaudados a nivel global, bajo un presupuesto de más de $70. Otro fracaso vino con su segunda participación con el director Ron Howard (A Beautiful Mind, Apollo 13), con quien ya había trabajado en Rush (2013). Esta vez sería en el film In the Heart of the Sea (2015), película que recrea, con algunas licencias, la historia real que inspiró Moby Dick, la novela de Herman Melville. Con un presupuesto de 100 millones de dólares previo a la promoción y una recaudación mundial final de 93, fue uno de los fracasos más resonantes de ese año.
Pero los tropiezos para Hemsworth fuera del MCU continuarían, y así llegaron 12 Strong, con magros 67 millones mundiales de recaudación, o Bad times at the El Royale, que no se estrenó en la Argentina y que solo recaudó 31 millones. Otra gran apuesta llegó este año, con la esperada continuación de la exitosa franquicia de los Hombres de Negro. La película en cuestión, Men in Black International, cuenta no sólo con Chris, sino con su co-protagonista en la exitosísima Thor: Ragnarok, Tessa Thompson. La crítica no tuvo piedad con ella (22% en Rotten Tomatoes) y el público la ha ignorado casi por completo. Con un presupuesto de 110 millones de dólares previo a la promoción, lleva recaudados hasta el momento escasos 190 millones, lo que por lo pronto sepulta las esperanzas de que la saga continúe.
Si nos ponemos a analizar a Chris Pratt (Virgina, Estados Unidos, 1979) venía del simpático Andy Dwyer en la serie Parks and Recreation (2009-2015) cuando se unió a la quizás más arriesgada apuesta de Marvel, Guardians of the Galaxy, que no sólo nos mostraba un grupo de personajes totalmente desconocidos para el gran público general, sino que se ambientaba en el espacio, sin aparente relación con ninguna de las otras del universo cinematográfico. La jugada salió muy bien, y la Casa de las Ideas lo tomó como clara señal de que el público, básicamente, aceptaría cualquier cosa que llevara su sello.
Su camino a convertirse en superestrella con mérito propio, sin embargo, todavía debía pasar varias pruebas de fuego. Si bien fue muy auspiciosa su incursión en la saga de películas de dinosaurios creada en 1993 por Steven Spielberg, aggiornada ahora como Jurassic World, sus otras películas como protagonista principal fueron recibidas con tibieza. Tal el caso de la muy anticipada, aunque decepcionante, Passengers (2016), junto a la oscarizada Jennifer Lawrence. Con un presupuesto de 110 millones de dólares previo a la promoción, solo logró recaudar 100 en los Estados Unidos y llevarse un 30% en Rotten Tomatoes. Lo mismo podría decirse de The Magnificent Seven (2016), la prometedora remake de la película de los ’60 junto a Denzel Washington, que sólo logró recaudar 93 millones con un presupuesto de 90.
Entonces, ¿qué conclusión podemos sacar ante la abrumadora evidencia que brindan los fríos números? Creo que se pueden realizar varias lecturas, y que el análisis puede resultar un tanto más complejo de lo que parece. Por un lado, es evidente que el interés que ha logrado generar Marvel en cada uno de sus proyectos es inmenso y que alcanza por sí sólo para conseguir atraer a las grandes audiencias, sin importar si se trata de un reconocido superhéroe como el Hombre Araña, o un relativo desconocido como Black Panther o Ant-Man. El sólo respaldo de Marvel Studios alcanza para atraer a las masas y compensar, incluso, que el protagonista genere hasta antipatía, como fue el caso de la reciente Captain Marvel, protagonizada por Brie Larson. Sin embargo, sería ingenuo no admitir el cariño que han sabido ganarse los tres Chris con sus papeles. Pero ese afecto y fanatismo está enfocado claramente sólo hacia su personaje marvelita y poco le ha importado al público en general ver a sus actores en otro rol, o al menos no lo suficiente como para llevarlos a pagar una entrada al cine por el sólo hecho de verlos en la gran pantalla.
Esto está en perfecta sintonía con un artículo que publicara la revista Variety en el año 2016, en el que se planteaba que cada vez existen menos estrellas de cine que garanticen la venta de entradas por su sola presencia. La nota en cuestión habla principalmente de Leonardo DiCaprio y el éxito de The Revenant (2015), película que no forma parte de ninguna franquicia, no es precuela ni secuela y que, sin embargo, recaudó nada menos que 500 millones de dólares en todo el mundo. La presencia de DiCaprio es suficiente como para que el público considere ver una película sin saber mucho más que su actor favorito, una estrella de cine, actúa en ella.
El tiempo dirá lo que el destino guarda para los tres Chris que sirvieron de ejemplo. Momentos decisivos se aproximan de aquí en adelante, tanto para Marvel como para los actores que se han despedido de sus personajes. ¿Aceptará el público a un nuevo Capitán América? ¿Tendrá el nuevo Thor el mismo magnetismo hipnótico con la platea femenina? ¿Podrán finalmente encontrar el rumbo los actores salientes y ver el éxito fuera del MCU? Sólo restará esperar y ver qué depara el futuro.
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