Este explosivo tercer capítulo encuentra a Xander Cage, el atleta extremo devenido en agente del Gobierno, saliendo de su exilio auto-impuesto y entrando en un curso de colisión contra el mortífero guerrero Xiang y su equipo.
El retorno de Vin Diesel a la franquicia xXx después de 15 años nos trae una película con demasiada adrenalina, pero pocos riesgos a nivel argumental. La misma contó con un presupuesto de 85 millones de dólares y ésto se nota, ya que no escatima en producción y locaciones. A diferencia de su predecesora, que fue un fracaso de taquilla, el film de DJ Caruso perfila una proyección de recaudación bastante positiva.
Xander Cage vuelve a la acción, en la clásica historia del héroe retirado que regresa para una última misión por su país. Si bien esta arista es bastante trillada, la complejidad que toma la parte del «villano» como personaje resulta original. Cameos y referencias a las dos películas anteriores logran contentar a quienes sean fanáticos de la saga, los cuales además están sutilmente introducidos. Destaca también la vuelta a los deportes extremos que había estado ausente en el film anterior (xXx: State of the Union), y que aporta un elemento visual llamativo.
Si bien el leitmotiv de xXx son las escenas de acción, el guión está bien trabajado: tiene cierta chispa cómica y las salidas ingeniosas que se suelen esperar de este tipo de películas. Las secuencias de acción se caracterizan tanto por su excesivo frenetismo y su larga duración. Aquí hay una falla tanto del director como del editor: a primera vista nos perdemos mucho de los movimientos de los actores y a la vez algunos combates parecen interminables. Por otra parte, los efectos visuales están logrados con éxito, en tanto que resulta sorprendente lo variado de las locaciones que se utilizaron para el rodaje: desde República Dominicana hasta Filipinas. El presupuesto fue generoso, pero bien utilizado.
Poco podemos esperar de éste tipo de películas a nivel performativo y xXx: The Return of Xander Cage no decepciona. Las actuaciones son poco memorables, quizás quien destaca apenas sobre los demás es Toni Collette como la Agente Jane Marke. La dinámica de la producción no tiene grandes baches y se hace relativamente entretenida si no se la mira con expectativas altas. Quizás se la pueda considerar un gusto culposo para darse de vez en cuando.
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