Crítica de Venom: Let There Be Carnage

Unas líneas para el round 2 con el antihéroe encarnado por Tom Hardy.

¿De qué va? Después de encontrar un cuerpo anfitrión en el periodista de investigación Eddie Brock, el simbionte alienígena debe enfrentarse a un nuevo enemigo, Carnage, el alter ego del asesino en serie Cletus Kasady.

La primera película ya había sido un poco un hazmerreír. En sí funcionaba como comedia, no tanto como película de superhéroes, mucho menos como la historia de un villano. No, en Sony Pictures descubrieron que Venom funcionaba mejor como antihéroe y para eso trajeron al maravilloso Tom Hardy para que se pusiera en la piel de Eddie Brock, un periodista que casi arruina su carrera y por casualidad es infectado por un simbionte alienígena que se llama Venom y además hace chistes salidos de los ‘90. “Venom: Let There Be Carnage”, en su totalidad, parece que siguió esta línea y podría haber existido tranquilamente en esa era, donde probablemente habría funcionado.

Ahora Eddie tiene una chance de salvar su carrera, ya está en armonía y paz, o todo lo que se puede estar con una especie de parásito alienígena, e intentan ayudarse entre sí. Su destino profesional da un vuelco cuando Cletus Kasady, encarnado por Woody Harrelson en una espantosa peluca, le diga que quiere hablar con él. Cleetus es un asesino convicto que le pide un favor a cambio de la historia de su vida. Eddy pública lo qué él le pide pero gracias a su fiel sidekick Venom, descubre mucho más y de la noche a la mañana se convierte en un héroe.

La película está repleta de todos los lugares comunes y cliché del género, el problema es que al estar todos juntos y ser tan estereotípicos de una segunda parte, es difícil que se hagan llevaderos. La típica trama del villano en busca de su interés romántico, motivaciones que no tienen sentido y la obligatoria pérdida de poderes por parte del protagonista. 

Es difícil de ver, se hace larga, mucho más de lo que debería, pero así y todo uno puede llegar a disfrutarla. Esto se debe en enorme medida a que los dos actores protagonistas de esta cinta, Harrelson y Hardy son, bueno, Woody Harrelson y Tom Hardy. Pero ni ellos pueden salvar los chistes entre ellos o la poca lógica que existe entre su conexión y, en consecuencia, rivalidad. 

En “Venom: Let there Be Carnage” hay un problema incluso mayor: lo mejor de la película es una escena post créditos. Esto es casi un síntoma de los tiempos que corren y algo que ya se vio en una película sobre una amazona en un avión invisible, pero si lo mejor de toda una película, es un adelanto de lo que va a venir, es un claro indicio de que algo falló. 

“Venom: Let There Be Carnage” es una película que llega a cumplir con lo mínimo indispensable, un par de chistes van a hacer reír, algunos momento van a entretener y lo mejor de una película sobre uno de los personajes más importantes del universo de Spider-Man, van a ser dos gallinas. Es olvidable y puede que a los días ya tengas problemas recordando la trama, lo que seguro no vas a olvidar es la espantosa calidad de las pelucas.

 

 

 

 

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Julieta Cáceres

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