Crítica de Val: otra mirada al «actor complicado»

Un repaso íntimo y personal a la carrera de Val Kilmer.

¿De qué va? Documental sobre la vida cotidiana del actor Val Kilmer, con grabaciones nunca vistas que recorren 40 años de una carrera que incluye clásicos y grandes éxitos como Top Gun, The Doors, Willow, Heat, Batman Forever, True Romance, Top Secret, Tombstone y muchos otros.

¿Qué hay detrás de la maquinaria de Hollywood? Aparte de los millones, los operadores, las industrias y los productores, los que están en primer plano son los actores. Cuando no es en películas los vemos en alfombras rojas, viviendo en casas con las que la mayoría sueña y simplemente llevando un estilo de vida que le escapa a casi cualquier persona normal. «Pero una de las cosas que compran con su plata es tu vida por un periodo de tiempo». En una línea Val Kilmer resume cómo es la experiencia de «triunfar» dentro de la gran industria del cine, y para demostrarlo nos entrega incontables grabaciones propias que él mismo filmó en los detrás de escena. Val es un documental que logra entretener con el repaso por su carrera, pero te atrapa y te emociona con la segunda mirada que ofrece a todo el mundo hollywoodense.

La clave de que la emoción funcione viene por el lado de la privacidad. Val Kilmer abre completamente su vida al mostrarnos su actual recuperación de un cáncer de garganta, mechando todo el material fílmico de su pasado; todo acompañado de la voz narradora de su hijo Jack. Aunque su condición no le permitió narrar por su cuenta, en varias veces Val habla a través del tubo de traqueotomía, que ciertamente lo hace verse mucho peor de lo que realmente está. Así hace un repaso cronológico por su carrera, con una infancia feliz transformada en tragedia como punto de partida.

El documental va a ser más que nada sorprendente para quienes no tengan un conocimiento profundo del actor -lo que podría ser la mayoría de la gente- ya que, lejos de ser ese tipo duro y amargo que encarna en varias películas, desde el principio es evidente que Val es una persona ambiciosa, divertida y anclada a la realidad. Aprovecha las cintas de su pasado para mostrarnos cómo es realmente, y denota un carisma que rara vez pudo representar en pantalla. Te gana con sus sueños y creatividad desde el principio, y deja en claro que siempre tuvo todo para ser uno de los más grandes de su generación.

El repaso por su carrera está lleno de anécdotas sumamente atrapantes, algunas protagonizadas por grandes figuras de Hollywood mucho tiempo antes de convertirse en estrellas y otras son simplemente increíbles por el contexto en el que sucedieron. El legado que deja Val es fantástico, y al haber estado en tantos clásicos del cine es casi imposible no querer ver películas como Top Gun o Heat una vez terminado el documental.

Pero si bien las experiencias detrás de cámara al principio son más coloridas y esperanzadoras, cuando los problemas de la industria se meten en el medio la situación cambia completamente. La mirada más interesante recae en Batman: Forever y en la frustración como actor de querer tomárselo en serio cuando llevas encima un traje que no te permite mover y estas rodeado de gente que solo necesita que te quedes quieto para decir una línea. Una fantasía destruida que invita a reflexionar sobre el rol del «actor complicado». Val siempre se encontró dentro de esa lista de actores con los que era jodido trabajar por ser perfeccionista, incluso si eso significa volver a hacer una escena que ya quedó aceptable. Aunque hay casos y casos, el documental pone en cuestionamiento esa creencia de que está mal que un profesional quiera hacer su trabajo lo mejor posible.

A partir de las frustraciones el tema principal se vuelve más serio, con Val como un actor que para dedicarle tanto tiempo al cine tuvo que sacrificar mucho de él. Te destruye ver cómo la industria que una vez lo llevó a la cima, ahora le daba la espalda solo por «ser complicado».

Aunque ya no vuelva a pilotear un avión de la Fuerza Aérea ni vaya a participar de robos a bancos – ni hablar de cubrirse en látex para pelear contra Jim Carrey-, su legado sigue vigente y este documental no hace más que elevarlo. Para él, una buena actuación es cuando el espectador puede verse reflejado en el personaje. Val es la oportunidad de conectar con el actor; sentirse destrozado y frustrado, pero también alegre y lleno de creatividad. Para quienes no hayan tenido una imagen tan completa de él, esta es la chance para conocerlo y darle una segunda mirada al mundo de Hollywood. Y para quienes sí lo tengan más presente, no van a necesitar de este documental para acordarse del increíble y dedicado talento que siempre tuvo Val Kilmer.

 

 

 

 

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Santiago Mallea

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