Marvel lo volvió a hacer, y lo digo para bien. Y no solo eso, sino que logró revitalizar a un personaje que estaba rozando el abismo. Thor: Ragnarok es la tercera película del superhéroe dentro del Universo Cinematográfico, dirigida por Taika Waititi (What We Do In The Shadows, Eagle vs Shark). También es la tercera que lanza la compañía durante este año.
Con su poderoso martillo destruido, perdido en un desconocido planeta y con Hela, la diosa de la muerte, en camino a conquistar Asgard, Thor deberá comenzar una odisea para poder volver a su tierra y defenderla de un reinado de destrucción y oscuridad, conocido como el Ragnarok. Y para ello, deberá realizar una travesía por el planeta Sakaar, donde tendrá que aliarse a su hermano Loki, Valquiria y a Hulk, su amigo y compañero de trabajo, para poder escapar y devolverle la tranquilidad a su ciudad y al universo.
¿Qué es lo primero que se puede apreciar? Sin duda el giro que vamos a encontrar en la decisión de romper los esquemas que tenían con Thor, quien con su primera película llegó de manera aceptable y con una secuela que fue más bien un paso en falso, para refrescarlo a partir del humor, el estilo y dinamismo en sus personajes. Cuando se presentó la película en la Comic-Con de San Diego del 2016, mucho se habló de ese logo y el estilo retro y arcade que tenía: «¿Desde cuándo Thor es como Guardianes de la Galaxia?» Pero la realidad es que no solo pudo hacer algo parecido y que funciona, sino que también le permitió al personaje una suerte de reinvención y la posibilidad de devolverle su lugar en el MCU.
Con o sin una intencionalidad, Thor: Ragnarok es, en cierto punto, una carta de amor al majestuoso, brillante e histórico dibujante de cómics Jack Kirby. No solo por los colores y la construcción de voluminosos planetas, sino por su importancia en una trama que rompe un poco con la carga épica y solemne propia de los dioses, para traernos una aventura que por momentos se acerca mucho más a una película de ciencia ficción al estilo de Luc Besson (Valerian, The Fifth Element). El origen mitológico de Thor no tiene por qué limitarlo y se permite vivir un viaje interdimensional e interplanetario, con un resultado más que excelente. Los amantes del cómic marvelita de los años ’60 y ’70 deberán estar satisfechos.
Pese a que las películas pueden gustar más o menos, creo que es bastante indiscutible el hecho del trabajo minucioso y prolijo que hace Marvel Studios en la dirección y música con el estilo de cada trabajo cinematográfico. Sin embargo, volvemos a un tema recurrente en sus films y es el hecho de que grandes directores, como lo es Waititi, queden muchas veces limitados a la «fórmula del éxito» de esta franquicia, por lo que a veces los trabajos pierden cierta originalidad. Pese a esto, el realizador neozelandés nos brinda una excelente dinámica y algunos planos que realmente sorprenden y son de lo mejor que se puede ver en el MCU.
Si hablamos de actuaciones, vamos a encontrarnos obviamente con personajes más volcados a los chistes y con mucho más gags. Chris Hemsworth como un Thor mucho más cómico y posibilitado al humor. También volvemos a tener al excelente Tom Hiddleston haciendo de un Loki que, como continuación de Thor: The Dark World, nuevamente jugará su rol de aliado-villano. Aunque, sin duda alguna, también encontraremos a un nuevo Bruce Banner/Hulk de Mark Ruffalo, otro de los personajes que estaban a la deriva. Nuestro héroe verde ya no está tan traumado y la dualidad del científico con su alter-ego es mucho más relajada. Para sumar cuotas de comedia, el papel de Jeff Goldblum como el Gran Maestre va a dejarnos momentos memorables y divertidos. Lamentablemente, una de las grandes personalidades que no logró brillar del todo fue Cate Blanchett en el rol de Hela. Pese a su buena actuación, la villana pierde un poco su participación y hasta por momentos la película parece olvidarse de ella.
La música, a cargo Mark Mothersbough, logra una mezcla perfecta entre el retro-rock electrónico con la esencia de un sonido de las dos entregas anteriores de Thor. Aunque debería resaltar un poco más -un problema recurrente en las películas de Marvel- hace de esta película una combinación excepcional entre la ciencia ficción y los héroes mitológicos.
Estamos ante unas de las mejores películas que nos dejó Marvel este año. Más allá de su parentesco y similitudes a muchas de las entregas dentro de este universo cinematográfico, Thor: Ragnarok es una aventura sci-fi muy buena, con una esencia en los cómics latente y que, obviamente, nos aumenta la ansiedad en la espera de Avengers: Infinity War para el año próximo.
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