Crítica de The Many Saints of Newark: ¿quién hizo a Tony Soprano?

El creador de la gran The Sopranos, David Chase, sigue expandiendo el universo de la serie.

Una voz en off muy reconocida de The Sopranos nos hace un breve recorrido a su actualidad y a la de varios personajes de la serie con un cálido vistazo al cementerio. Desde allí, poco queda del presente y nos enfocamos en la década de los ’60s en Newark, principalmente en la llegada de “Hollywood Dick” Moltisanti; sí, el abuelo de Christopher, aquel joven en ascenso que estuvo personificado por Michael Imperioli.

Con ese arranque, el creador de una de las historias más importantes y bisagras en el universo de las series David Chase, nos refresca la mirada y el ambiente a aquella historia iniciada en 1999. Sin embargo The Many Saints of Newark, al ser precuela de la obra original, podemos analizarla desde dos puntos: por un lado si como historia propia es un buen entretenimiento y por otra parte cuánto enriquece al universo narrativo ya constituido, o si simplemente está a la altura de la misma –y si eso alcanza-.

Muchas veces todo el merchandising o productos relacionados a la película en sí ayudan a entender a la misma, o nos pueden acercar de manera previa a lo que veremos después. En este caso los pósters no mienten: desde la puesta primordial de Dickie Moltisanti (con un correcto Alessandro Nivola) por sobre Michael Gandolfini (tomando la posta de su padre, el inolvidable James, en su papel como Tony Soprano) en uno de los afiches y otro en el que unas inmensas letras blancas se llevan todo el cartel formando un “Who Made Tony Soprano” (algo así como “Quién hizo/creó a Tony Soprano”) nos anticipa lo que veremos en los casi 120 minutos en pantalla, donde el desarrollo del protagonista de la serie no brilla por su ausencia pero casi, y se enfoca más en presentar el contexto del mismo y cómo era el manejo de la mafia en aquella ciudad treinta años antes. Como herramienta narrativa no necesariamente es un fallo, ya que el propio Chase en vez de apuntar a algo más biográfico sobre Soprano –que tuvimos un par de oportunidades para verlo a lo largo de los 86 capítulos- nos muestra bajo qué condiciones y círculos crece para terminar llegando a donde llegó.

La historia apunta principalmente en Dickie, la influencia esencial para entender la creación de “la bestia” y también la unión posterior de Tony y Christopher que vemos en la serie, ya que comenzamos a verla con esa ficticia relación de tío-sobrino y The Maint… nos permite conocer cómo se establece tanta familiaridad. Sin embargo, el protagonista excluyente es Moltisanti padre, donde conocemos sus conexiones, sus modos de hacer y principalmente su relación tanto con su padre como con su tío Salvatore, ambos personificados por Ray Liotta; quien si bien no tiene momentos memorables en el largometraje es el capo y señor de este género y su sola presencia eleva cada escena.

El íntimo enlace de Moltisanti con el pequeño Tony –que lo vemos crecer de a golpazos a lo largo del film- también juega con el ser y el poder ser o el adentro y el afuera; la posibilidad de seguir por el camino de la violencia y la ilegalidad como la de un liderazgo innato pero en otro ámbitos que lo alejen de aquella actualidad. En este terreno también aparece el concepto de la culpa, que nos da aspectos humanizantes de ellos al igual que sucedía en la serie, con la presencia de visiones e imaginaciones que se posicionaban como deseos muy alejados a sus círculos.

Si en un primer momento pensábamos cuánto ayudaba a la obra original este nuevo proyecto, resulta llamativo que uno de los puntos más bajos o que lleven a la discusión de la película sea de lo más importantes, o por el que uno se sentaría con más entusiasmo en su butaca/sillón. La transformación de Tony para tomar el manto o insertarse definitivamente en el mundillo de la mafia resulta poco convincente o, por lo menos, a otro ritmo de lo sucedido anteriormente, si lo comparamos con la presentación del contexto en Nueva Jersey que va a otro tiempo con respecto a su climax, donde vemos pocos minutos en pantalla a Gandolfini Jr. (muchísimo menos de lo que uno esperaba en la previa) y su transición aparece de repente, con el concepto de culpa y compromiso junto al personaje de Nivola más visible que nunca.

Otro de los aspectos más olvidables es la historia de Harold McBrayer (Leslie Odom Jr.) y el enfrentamiento racial dentro del negocio mafioso. Más allá de las sobrias secuencias de acción que permiten un cambio de ritmo en la narrativa y que respetan parte de la esencia de la serie, la coyuntura social y la noción de discriminación se vuelve redundante y poco relacionado a lo que vimos anteriormente en este universo, más allá de una presencia muy superficial a lo largo de sus capítulos. Si bien puede ser una de las puertas que abre Chase para seguir expandiendo la idea –algo que ya está en tratativas con HBO- este primer acercamiento queda en un segundo o tercer plano a la hora de las prioridades.

En contrapartida, y como un golpe melancólico para aquellos fans más acérrimos, varios de los personajes tienen la impronta de lo visto anteriormente y es uno de los puntos más alto. Desde Livia (una destacada Vera Farmiga) hasta Junior (Corey Stoll), pasando por los simpáticos Silvio (John Magaro) y Paulie (Billy Magnussen), el alma de los personajes y sus principales características se hacen presenten y muy visibles para relacionarlo con la serie en un gran trabajo de personificación y con la expectativa previa de nombres destacados en la historia, principalmente la madre y el tío de Tony, quienes son importantes en las primeras temporadas; éste último con un final muy característico de él. Quizá quien queda más desdibujado es Jon Bernthal como Johnny Soprano, con pocos minutos en pantalla y sin tanto que aportar.

En definitiva, The Maint Saints of Newark es una interesante propuesta que alterna buenas y malas para los fans de The Sopranos, donde David Chase nos vuelve a insertar en ese sólido mundo creado entre 1999 y 2007 y que da la oportunidad de seguir conociendo más del pasado de uno de los mejores personajes de la televisión. Por otra parte, aquel más alejado de la serie se quedará afuera en varios aspectos pero la película puede servir para aproximarlo por su interesante narrativa a una de las creaciones más irruptivas en el género.

 

 

 

 

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Ignacio Pedraza

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