Crítica de The Laundromat / La Lavandería

Una viuda investiga un fraude de seguros. Las pistas conducen a dos abogados socios en Panamá que se aprovechan del sistema financiero mundial.

The Laundromat, Gary Oldman, Antonio Banderas

Entre el crecimiento de la nueva ola de cineastas que han surgido durante los últimos 30 años, pocos han brillado en tantos terrenos como el gran Steven Soderbergh, un director inclasificable que guarda no pocos logros en su incomparable carrera, desde la codiciada Palma de Oro hasta el éxito económico con Ocean’s Eleven. Pero, dejando de lado su inesperado retiro y triunfal regreso, el también realizador de High Flying Bird -una de las mejores películas de Netflix– ha encontrado un nuevo camino para probarse, uno más cercano al que Adam McKay tomó con las notables The Big Short y Vice, donde la denuncia y la sátira se entremezclan con la autoconciencia y el humor.

Sin embargo The Laundromat, la nueva película de Soderbergh y el guionista Scott Z. Burns -en lo que es su cuarta colaboración-, está llena de las ideas que la hermanan con las mencionadas crónicas sobre la crisis económica del 2008 y el ascenso de Dick Cheney, pero con una ejecución que la aleja de la contundencia que se pretende. Ahora el foco está sobre el escándalo de los Panamá Papers, en la cual una filtración de documentos del bufete de abogados Mossack Fonseca arrojó luz sobre los manejos turbios de ciertas empresas y el todavía relevante caso Odebrecht. Y aunque sobre el papel es un tema ganador que no carece de sustancia, pareciese que toda inspiración quedó recluida a unas pocas secuencias, dejando un importante vacío en sus más de 90 minutos de duración.

The Laundromat, Meryl Streep

Como contados trabajos de su extensa filmografía han demostrado, Soderbergh y la denuncia no son extraños, y aunque en momentos esta ha pecado de ser reiterativa, se le debe atribuir que suele estar al mando de sus ideas, y no al revés. Por eso, su manera de sopesar el libreto de Burns y sacarlo adelante es uno de los principales aciertos de la película, así como su elenco principal. Gary Oldman y Antonio Banderas dan vida a una versión ridiculizada de los abogados Jurgen Mossack y Ramón Fonseca Mora, los narradores de su propia vida, que va y viene entre varias historias que ayudan a retratar los horrores derivados de su firma -decir que es una antología es medianamente correcto. El hilo principal es aquella protagonizada por una convincente Meryl Streep quien, aunque su rol se podría sentir limitado -aunque en cierto punto tiene dos de ellos-, hace lo mejor que puede y sale triunfal.

El resto de actuaciones se limitan a pequeñas apariciones en pantalla, meros entes que ayudan a la narración para dar cuenta de la importancia de los Papeles de Panamá; aunque por momentos narre eventos medianamente modestos, jamás se reduce la magnitud de la situación. Y es que, pese a que sus medios no siempre sean los mejores -algunas de las mencionadas historias se quedan en nada más que una insípida anécdota sin remate-, el loable intento de explicar un tema que solamente se va expandiendo conforme pasa el tiempo es, en fin, su mayor fuerza. Por ese lado, se debe agradecer que inclusive el Soderbergh más discreto es uno correcto, lleno de ideas detrás de cámaras, y que está abocado a dar a conocer historia de una manera que, sin su tacto, podrían ser desperdiciadas.

7 puntos

 

 

 

 

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