La historia se ambienta en la Bailía de Guernsey después de la Segunda Guerra Mundial y sigue a Juliet Ashton, una joven que forma un vínculo que cambia su vida con la encantadora y excéntrica Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata.
Una escritora joven que lucha por encontrar su voz, luego del éxito de sus libros en la Inglaterra de posguerra, se encuentra con una carta de un hombre de la isla de Guernsey, territorio británico que había sido ocupado por los alemanes. Conmovida por el relato, cree que ahí encontrará una historia que no sólo ella quiera contar, sino que también merezca ser escuchada. En The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society, Juliet Ashton (Lily James) se embarca y va en búsqueda de esa historia que terminará cambiando su vida.
La actriz se pone al hombro todo el peso emocional de esta película dirigida por Mike Newell, basada en el libro de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows. Ella es tremendamente expresiva y empatizamos con su personaje al instante. Cada una de sus miradas, sonrisas y lágrimas están cargadas de significado y logra que el espectador sienta lo mismo que ella. Esta joven autora necesita librarse del personaje que creó para contar historias durante la Segunda Guerra y la carta de Dawsey Adams (Michiel Huisman) actúa como disparador de todos esos anhelos -no sólo artísticos- que desde hacía mucho tiempo la perseguían. Contra el consejo de su editor (Matthew Goode) y de su prometido (Glen Powell), va a Guernsey creyendo que allí encontrará lo que busca.
En la Isla conoce a esta sociedad compuesta por personajes lo suficientemente coloridos o interesantes para la trama: Eben Ramsey (Tom Courtenay), el viejo encargado del correo e inventor del pastel de cáscara de papa que bautizó a la sociedad; Isola (Katherine Parkinson), una romántica que hace gin casero y anhela que alguien vea su belleza interior, o Amelia Maugery (Penelope Wilton) una mujer que perdió a más de un miembro de su familia y se niega a que Juliet escriba sobre ellos. Pero la película también utiliza varios flashbacks para narrar lo que sucedió en la isla durante la ocupación y en esta trama la protagonista es Elizabeth (Jessica Brown Findlay), la joven que logró formar esa sociedad como una excusa para juntarse a comer cerdo asado. Pero alrededor de este personaje hay muchas incógnitas, siendo la mayor el dónde está ahora. James llega como una autora en búsqueda de un relato pero termina siendo quien cura las heridas de esa ausencia.
Emotiva, tierna, una historia simple y efectista pero que cumple su función. Uno de los fuertes es que en primera instancia se trata de un drama bien desarrollado y deja la trama romántica en un segunda plano, haciendo que el desarrollo y crecimiento de los sentimientos entre James y Huisman sea creíble, a diferencia de otras historias similares. Esta no es una película que vaya a trascender ni aporta nada realmente nuevo al género, pero es un hecho que dejará al espectador con una sensación de calidez y una sonrisa. Por esto es una suerte que haya sido estrenada directamente en Netflix, que deja verla como corresponde: con una frazada y tomando algo calentito.
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