Crítica de The Fighter / El Ganador

Este drama basado en hechos reales se centra en los primeros años de carrera del boxeador Micky Ward hasta su llegada a campeón, y su relación con su inestable y drogadicto medio hermano Dicky.

Corría el año 1993 y las cámaras de HBO arribaban a una pequeña ciudad de Massachusetts en busca de una historia de vida para un documental. “El orgullo de Lowell” es Dicky Eklund (Christian Bale) un ex boxeador devenido en entrenador que vive de recuerdos, en la época en que las drogas no lo habían consumido y todavía era capaz de pararse en un ring frente a Sugar Ray Leonard. A quien este entrena es a su medio hermano Micky Ward (Mark Wahlberg) un peleador de poca monta cuya carrera parece haberse estancado, con más penas que glorias, como soporte de otros que sí tienen posibilidades en el mundo del boxeo. Tras una serie de frustrados intentos de crecer dentro del ambiente, Micky finalmente va a tener su oportunidad, sin embargo se encontrará ante la difícil encrucijada de elegir entre su desarrollo profesional o su familia. Es que esta historia del héroe de clase media baja que logra sobreponerse a su entorno y triunfar, es un drama antes que un film de deporte, si bien el crecimiento pugilístico del protagonista es fundamental, son los afectos y las relaciones familiares lo que constituyen el centro de la película. Es en este sentido que deberá entenderse el motivo por el que no se considera a su máximo rival, Arturo Gatti, con quien disputó tres feroces batallas, dos de las cuales fueron declaradas mejor pelea del año en forma consecutiva. Lo que importa a la trama entonces es el modo en que Micky logra equilibrar su profesión con una familia numerosa y opresiva que detesta a su pareja, o la forma en que Dicky tratará de vencer sus adicciones, después de todo las cámaras de televisión sólo buscaban retratar a un ídolo caído y los efectos negativos del crack.

Lo que debió ser la oportunidad para que Mark Wahlberg finalmente pudiera destacarse frente a las cámaras se vio opacado por un compendio de grandes actuaciones en los roles secundarios. El entrenamiento dio frutos para este actor que, además de contar con una condición física notable, ha logrado captar a la perfección la forma de combatir de Micky Ward, imitando su técnica en forma sumamente precisa. A pesar de esto y en su condición de protagonista, en muchos pasajes de la película se ve relegado a un segundo plano ante la presencia aplanadora de Christian Bale. No por nada este todoterreno británico es el gran candidato a obtener el Oscar al mejor actor secundario, dado que brinda una actuación enorme en la que supo captar la esencia de su personaje, y logra apoderarse de la pantalla en cada una de sus apariciones.

La presencia femenina es de gran importancia en la vida del joven peleador. Es el menor de nueve hermanos, en su mayoría mujeres, dentro de una familia irlandesa a la manera de un matriarcado. Es su madre Alice (Melissa Leo) quien gobierna la familia y quien se encarga de proveerla, si bien son los jóvenes los que ponen el cuerpo a la hora de pelear, es ella la que se encarga de la organización de los combates, quien sienta las condiciones y cierra los tratos. Esta figura se ve en problemas cuando empieza a ser cuestionada su autoridad tras la aparición de Charlene (Amy Adams), la novia de Micky que sólo quiere lo mejor para su pareja, lo cual implica alejarlo de su problemática familia. Ambas actrices logran muy buenas performances, sacándose chispas cada vez que deben permanecer juntas en una escena, lo cual sigue relegando a Wahlberg a un segundo plano desde lo actoral, ya que frente a su falta de carácter se responde con dos mujeres bien sanguíneas.

Más allá del hecho de que el film se centre en los vínculos afectivos eso no implica que se haya prestado poca atención a los combates. El logro a nivel pugilístico no es únicamente de Wahlberg plasmando a Ward, sino que David O. Russell realiza un trabajo fantástico a la hora de filmar. El director consigue el mayor realismo posible trabajando los combates en la forma en que lo hace la televisión, respetando con minuciosa fidelidad los acontecimientos al punto de mantener los relatos de los comentaristas. Se consigue así una muy buena película con grandes trabajos tanto delante como detrás de cámaras, relatando el ascenso de un joven de clase trabajadora hasta la gloria, uniendo en el proceso a su familia y salvándola de su desmoronamiento.

 

 

 

 

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Migue Fernández

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