Tras el intento de capturar en vídeo a Santa Claus y causarle un aparatoso accidente, un par de hermanos se verán inmiscuidos en la misión de rescatar a la Navidad.
Navidad es una de las celebraciones más queridas en el mundo del cine. Año tras año son muchas las producciones que tocan esta festividad, algunas se han quedado impresas como parte intrínseca de su espíritu y otras, simplemente, pasan como una sosa revisión de una historia que ya hemos visto muchas veces. Desafortunadamente The Christmas Chronicles,, la nueva película de Netflix, es una de estas últimas.
La de Clay Kaytis (Angry Birds) tiene sus intenciones muy en claro desde los primeros minutos, al recordarnos a todos el valor familiar de la Navidad y el significado detrás de esta. Y en efecto, utilizando el clásico recurso de los clips de videocámara, se nos van introduciendo a las figuras centrales dentro del film, Teddy y Kate; quienes son interpretados por Judah Lewis y Darby Camp, respectivamente. Tras una suerte de prólogo que nos deja en claro los conflictos de los personajes, la historia tiene su verdadero arranque con la llegada de Santa Claus, interpretado por Kurt Russell.
Resulta curioso que el film declare en todo momento su avidez por ser un clásico de navidades cuando, paradójicamente, se encarga de obedecer y replicar a todos los arquetipos de las producciones infantiles actuales. No es solamente que el guion opte por un desarrollo que hemos visto hasta el cansancio, es que también relega cualquier atisbo de creatividad. Desde la introducción de Santa, se nos presenta como una versión adaptada a su época contemporánea, pero esto se reduce en unos cuantos gags que seguramente conocemos de memoria que probablemente la hagan envejecer mal.
Pero no todo es negativo. Russell vuelve a probar que él puede encarnar lo que se le ponga enfrente; desde un sheriff de la ley hasta un Dios alienígena con una moral retorcida. Es por esto que su interpretación de San Nick se siente tan llevadera, pues le queda como anillo al dedo, aunque sus diálogos no estén a la altura de lo que podría ser una nueva e icónica representación de Papá Noel. Su presencia es la que mayor interés dota al proyecto, ya que aunque el resto de sus compañeros frente a cámaras haga su esfuerzo por mantener el tono, pierden interés ante la llegada del experimentado intérprete y cuando opta por separarles, queda en evidencia que los personajes no pueden soportar escenas por ellos mismos.
Así pues, el trabajo detrás de cámaras de Kaytis, que debuta en el live-action, resulta discreto aunque no termina de edulcorar al film, una decisión muy propia de estas producciones navideñas. Los efectos visuales resultan efectivos, aunque en sus momentos de sorprender al espectador terminan causando justo lo contrario, aunque nada bochornoso. Lo que es cierto es que no le faltan variedad de situaciones, hay desde persecuciones a alta velocidad hasta un extraño segmento musical con todo y cameo de Steven Van Zandt (The Sopranos) como un prisionero guitarrista.
Al final, la película se queda como un viaje para ser visto una sola vez, sus intenciones de consagrarse como una versión actualizada de los clásicos de Nochebuena se entorpecen al confundir «actual» con «de moda». Resulta irónico que, poco antes de llegar los ansiados créditos finales, se menciona una generosa cantidad de títulos de verdaderas historias que recuperan el espíritu de las fiestas de fin de año, indudablemente una lista de películas entre las que nunca estará The Christmas Chronicles.
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