Crítica de The Black Phone: imperdible para los fanáticos del terror

La dupla de Scott Derrickson y C. Robert Cargill está de regreso con otra gran película con Ethan Hawke.

Como amante del cine de terror, asumo que me acostumbré a que cada año lleguen muchos títulos que intentan sin éxito entrar en nuestras cabezas y ser reconocidas en el inmenso y difícil catálogo del género. Aunque en el fondo sé que es complicado que esto suceda, como buena fanática sigo y seguiré consumiéndolas, porque dentro de todo ese mar de películas olvidables, de pronto encuentro con gran satisfacción alguna que logra destacar, alguna que logra quedarse en mi mente por varios días. Me atrevo a decir entonces que este año le toca a The Black Phone ser esta película para mí, y que sé que como mínimo logrará sin duda entrar en la lista de lo mejor del género del 2022.

Con Blumhouse como productora, se trata de la nueva película dirigida por Scott Derrickson (El exorcismo de Emily Rose, Sinister) -quien también participa en la parte del guión junto a C. Robert Cargill– pero que, como dato interesante, se trata de una adaptación del cuento homónimo de Joe Hill, quién es nada más y nada menos que el hijo del famoso escritor Stephen King, maestro detrás de algunas de las historias más terroríficas en el género de terror y fantasía de los últimos tiempos; Joe Hill se decidió igualmente a escribir dentro del género del terror e inspiró esta propuesta que llega a la pantalla con gran expectativa y, debo decir, estoy agradecida de que ha cumplido.

¿Pero de qué trata la película? Situada en la década de los 70′, una comunidad entera en Colorado, Estados Unidos, se encuentra asustada porque en las últimas semanas han ocurrido varios escalofriantes secuestros de adolescentes y aún no hay rastro de ellos. La única pista que ha conseguido la policía es saber que se utiliza una camioneta negra para llevárselos y que en el lugar de la desaparición siempre aparecen globos negros. En esta ciudad vive Finney (Mason Thames), un chico de 13 años, tranquilo e inteligente pero bastante tímido, y como es común en estos casos, es víctima de bullying por parte de algunos de sus compañeros. El chico vive dentro de una familia disfuncional, su madre ha fallecido y él está solo con un padre alcohólico y su hermana Gwen (Madeleine McGraw), una niña muy carismática, valiente y con una alta sensibilidad, que mantiene una relación muy cercana a él. Un desafortunado día, Finney se convierte en una estadística más y no logra esquivar a un hombre enmascarado que lo engaña, secuestra y termina encerrándolo en un tenebroso sótano donde nadie oye sus gritos de auxilio.

Con un desolador panorama, el chico encuentra una forma de comunicación en un teléfono dentro del sótano aparentemente roto pero que misteriosamente él puede escuchar, y lo que está del otro lado podría ser su única esperanza para escapar de un destino que ya se vislumbra trágico y fatal. La atmósfera de la película funciona muy bien, adentrándote en una asfixiante cuenta regresiva en donde Finney debe luchar por sobrevivir y no ser una víctima mortal más del demente y horrible psicópata que lo atrapó.

Y entonces llegamos a lo que viene a ser otro de los grandes y porqué no decirlo, el mejor acierto en la historia, Ethan Hawke, quien nos ofrece una excelente actuación y convierte la película totalmente suya. Increíble el papel que le da a este monstruo desagradable que disfruta «castigando niños malcriados» y que parece estar apunto de explotar en cualquier momento generando una incomodidad y angustia en el espectador que pocos personajes pueden lograr. Además, tenerlo constantemente con máscaras inquietantes genera auténtico terror cada que está en escena; Hawke nos introduce a una mente inestable solo con ver sus ojos, sus posturas, oír sus distintos tonos de voz y con sus aterradores silencios, porque no podemos apreciar totalmente su cara, una genialidad lo que consigue un actor que no nos tiene acostumbrados a este tipo de interpretación en su filmografía.

El tema ya recurrente en películas del género, con niños protagonistas, desapariciones y sucesos traumáticos en la infancia, nos recuerdan mucho a títulos como IT o Stand by me (¿Por qué será?). Se utiliza esta arma tan poderosa de los últimos años que es la nostalgia pero no desarrollando una copia, más bien tomando estos elementos para convertirlo en un nuevo producto que pueda impactar a las nuevas generaciones y tener su lugar en el género, con referencias obvias a estos exitosos títulos de King y hasta algún guiño a un filme tan memorable como El silencio de los inocentes en pleno clímax.

Derrickson nos confía en esta película (la más personal para él, en sus propias palabras) parte de su misma infancia, de la que asegura le sirvió de inspiración. Algo a destacar y agradecer en el cine de terror es que no abusen de los «jump scares», casi nulos esta vez y mejor apostando por el suspenso y la tensión que logra mantener la mayor parte de la película, apoyándose de las expresiones, el terror de la maldad que sabemos existe en el mundo y el toque sobrenatural cuando vemos esos sueños con señales (aquí me trajo recuerdos de Pet Semetary) o ese teléfono descompuesto sonando para ayudar a nuestro héroe, porque debo decir que esta historia también trata sobre superar miedos personales, de confianza en uno mismo y no darse por vencido: Finney nos inspira, conmueve y motiva, y si, yo sé que hay algunas secuencias un tanto inverosímiles para representar esta evolución en el personaje, sin embargo no logra restarle la fuerza suficiente al relato y si aumenta la empatía y cariño que nos provoca el pequeño.

Quizá el único pero que yo le pondría y es donde la historia flaquea, es en el extraño personaje de Max (James Ransone), hermano del secuestrador, que a mi parecer está ahí de más y no ayuda a nada en la narración, hasta parece parte de otra película, como si se hubiera colado sin que nadie se diera cuenta, como para seguir teniendo referencias de IT así nomás porque sí.

Como conclusión, encuentro más recursos buenos que malos y The Black Phone se convierte en una digna representante del género, una experiencia que estoy segura dejará satisfechos a los más fanáticos y no dejará indiferente a los espectadores en la sala de cine.

       

 

 

Claudia Leal

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