Crítica de Teen Titans Go! To the Movies

A los Jóvenes Titanes les parece que todos los grandes héroes tienen sus propias películas, todos a excepción de ellos. Pero el líder de facto, Robin, está decidido a remediar esta situación y empezar a ser visto como una estrella, en vez de como un compañero.

Teen Titans Go! To the Movies abre con un gag de excelente ejecución, sencillo pero de absoluta efectividad y que marca a las claras el tono que tendrá la película. Con una vuelta de tuerca cómica sobre el logo introductorio al cine de Marvel Studios, la película demuestra básicamente desde su inicio que tiene para repartir para todos lados. Ni Stan Lee está a salvo de la mirada punzante de los Jóvenes Titanes, que no distingue entre compañías rivales o universos cinematográficos a la hora de lanzar sus dardos precisos. Armados de una mirada fresca e irónica, con gran sentido del humor y el timing necesario para que cada chiste aterrice como corresponde, el paso de Robin y sus amigos a la pantalla grande es una misión exitosa.

Basada en la serie animada de Cartoon Network, que le da un giro cómico a la historia de este grupo de superhéroes de DC Cómics y que supone una suerte de spin-off sin continuidad a la más seria Teen Titans–con la que comparte personajes y elenco de voces-, la película mantiene el mismo tono y estilo que su contraparte de la pantalla chica. Hay un desfile de personajes del mundo de las historietas, tanto los conocidos por la Liga de la Justicia como también algunos menos populares, y un sinfín de referencias veloces que si uno no está atento se las pierde. Pero eso no importa, porque el arsenal de chistes tiene otro listo para ser disparado a continuación.

El título hace referencia directa a lo que es la historia, pero también hacia donde están dirigidos sus golpes. Es principalmente Robin quien quiere dejar de ser visto como un «patiño» (sidekick) y que se lo reconozca como el héroe que es. Entiende que en este panorama actual uno solo es un superhéroe en serio si tiene su propia película y se ve descorazonado al comprobar, en el marco de una avant-premiere, que hasta Alfred el mayordomo tiene su historia de origen antes que él. Starfire, Raven, Beast Boy y Cyborg deciden acompañarlo a Hollywood, entonces, para que una directora famosa de este tipo de producciones le haga el film que se merece. Y si bien esto pone en movimiento a los engranajes, también sirve como para que Teen Titans Go! To the Movies se dedique a parodiar sin miramientos a la industria del cine de superhéroes.

No hay terreno sagrado para los Titanes, quienes ofrecen la Deadpool de DC pero con un tipo de humor más apropiado para las edades que maneja. Y encara de lleno a todos los códigos que se manejan dentro de este tipo de producciones. Stan Lee recibe uno de sus mejores cameos, pero porque siempre tiene que haber un cameo de Stan Lee. Hay referencias a los cómics pero también a sus adaptaciones cinematográficas, al cine de Marvel como al de DC. Las chicanas vuelan para todos lados y no hace falta haber visto la serie original como para entender lo que sucede. No es casual la mención al mercenario de la gran boca, dado que al tener a Deathstroke como su villano la película deja en evidencia lo parecidos que son ambos personajes.

Irreverente y dinámica, Teen Titans Go! To the Movies se adentra en un terreno rico en contenido como para consolidarse como una sólida parodia. Y tiene un sentido del humor notable, uno que no necesariamente va dirigido al público infantil. Sin adentrarse en el terreno de los spoilers, hay escenas que francamente son brillantes. Toda una secuencia que involucra las historias de origen de los héroes de la Liga de la Justicia es perfecta en su realización, hecha a tal velocidad como para que resulte memorable y sin sentirse como un innecesario desvío de la historia principal. Ni hablar de las pegadizas canciones que esta incluye, desde el rap de presentación del grupo a la «Upbeat Inspirational Song About Life», con un solo de saxo y un tigre blanco cantante que en su versión en inglés es Michael Bolton.

Eso es algo que se lamenta, sin dudas, el no poder disfrutar de las voces originales de Will Arnett (Slade), Kristen Bell (Jade Wilson), Nicolas Cage (Superman) o Jimmy Kimmel (Batman), pero el trabajo en la traducción es lo suficientemente bueno como para que la película sea disfrutada igual, especialmente por lo buena que es. Sus directores Aaron Horvath y Peter Rida Michail traen su experiencia de la serie original a esta versión cinematográfica y se muestran absolutamente cómodos. Sí, la historia puede parecer propia de un capítulo extendido y no se puede decir que es una oda a la originalidad –su rumbo es bastante claro-, pero es en su enorme capacidad para satirizar al presente del cine de superhéroes y encontrar humor agudo en todo donde realmente brilla.

 

 

 

 

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Migue Fernández

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