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Este documental de Ulises de la Orden, quien previamente dirigió otros films enmarcados en este género como Río Arriba (2006), Chaco (2017) o Amanecer en mi tierra (2018), aborda los problemas que surgen del manejo de la basura en Buenos Aires. El director rescata imágenes, videos, recortes de diarios y relatos de periodistas contemporáneos y antiguos, para dar cuenta de cómo este asunto atraviesa distintos gobiernos y momentos históricos. A su vez, nos muestra el impacto que produce en diversas áreas vinculadas a la salud pública o el medioambiente, así como también en los grupos gremiales y las asociaciones de trabajo independiente.
Por otra parte, la película recupera el trabajo de la Cooperativa Bella Flor en el CEAMSE. El autor toma la inteligente decisión de cederle la palabra a los coordinadores, trabajadores de planta y recolectores, para que den testimonio en primera persona sobre sus experiencias laborales en el manejo de residuos, y acerca de las dificultades con las que deben lidiar al vivir en estas zonas signadas por la acumulación de desperdicios, la contaminación y la falta de oportunidades. Dichos relatos se complementan de forma precisa con la narrativa visual. Las enormes montañas de desechos que vemos en las tomas aéreas de los basurales, y que en principio generan una sensación de hundimiento, encuentran una respuesta políticamente comprometida en los narradores. Estos no se quedan únicamente en el plano de la denuncia al Estado por su ausencia en términos de salud, vivienda o de inversión económica. En su discurso reivindican los logros alcanzados como entidad generadora de oportunidades laborales y como espacio de reinserción social, al mismo tiempo que reclaman por el reconocimiento de sus derechos y de su valor político/cultural.
A la vez, se destaca la faceta informativa del film. La diferenciación entre «residuos» y «basura» o entre los vertederos a cielo abierto y los rellenos sanitarios, así como también la explicación de cuánto se recupera realmente de las toneladas de desechos que producimos a diario, son algunos de los datos concretos y fundamentales con los que trabaja el documental. También resultan esenciales otros esclarecimientos conceptuales. El análisis de las dificultades que implica pasar del método de relleno sanitario al de incineración, la especificación de cuáles son los actores, sectores e instituciones que se entrecruzan en la discusión y resolución de esta cuestión, o el abordaje detallado de la idea de «negocio de la basura», son algunos de sus aportes más significativos.
Nueva Mente retoma una situación históricamente invisibilizada y silenciada en nuestro país, y nos expone ante la necesidad de transformar nuestras prácticas de acumulación y clasificación de residuos. Esto, no solo facilitará el trabajo de muchos y permitirá recuperar una mayor cantidad y calidad de material, sino que nos llevará a asumir nuestras responsabilidades como ciudadanos. Asimismo, el film convoca al Estado a comprometerse con sus obligaciones tales como garantizar un trabajo formal y digno a quienes participan en las tareas de recolección, separación y reciclado de los desechos, como también la de intervenir en términos sanitarios para mejorar las condiciones de vida de quienes habitan a la vera del Río Reconquista. Esta doble toma de conciencia a la que llama el documental, la de la sociedad civil y la del sector político, ratifica dos necesidades urgentes: la de modificar nuestros hábitos cotidianos y la de la participación activa del Estado mediante la creación de políticas públicas, ya que cómo afirma Lorena Pastoriza, Coordinadora General de la Cooperativa Bella Flor: «Qué hacemos con la basura es qué hacemos con el futuro».
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