Crítica de Mortal Kombat

Una vez en cada generación, grandes guerreros son elegidos para luchar por el destino del mundo.

Después de años de desarrollo, Mortal Kombat finalmente está entre nosotros. El equipo creativo encabezado por Simon McQuoid y Greg Russo (Resident Evil) prometía adaptarse mucho más fielmente a la aclamada franquicia de juegos de NetherRealm. Desafortunadamente, el producto final no fue tan simple. Si la parte gráfica se ha resuelto por completo, la versión de 1995 aún tiene sus méritos en cuanto al guion, que es el gran «talón de Aquiles» de este nuevo combate mortal. El principal problema es la prisa. En los ’90, incluso aquellos que no estaban familiarizados con esta saga de videojuegos se introdujeron en el universo de la franquicia con calma y mayor dedicación.

Todo pasa muy rápido y la falta de contexto acaba por vaciar muchos elementos, sobre todo en relación al protagonista. Las peleas realmente cumplen lo que prometieron, aunque algunos de los mejores momentos de las casi dos horas ya aparecen en los adelantos. Existe una urgencia por mostrar a los personajes principales en acción, sin mucho tiempo para el desarrollo. Esto lleva a que los luchadores importantes sean relegados a un segundo plano, mientras que los enfrentamientos tan esperados e incluso destacados en el trailer ni siquiera ocurren. Si Scorpion y Sub-Zero son el hilo conductor, se puede decir que ambos hacen su parte. Tener como trasfondo la rivalidad histórica entre Hiroyuki Sanada (El Último Samurai, Wolverine: Inmortal) y Joe Taslim (The Swordsman) fue un gran éxito, pero la ejecución de la idea deja algo que desear.

Se presentan muchos personajes, casi todos bien conocidos por los fanáticos del juego, con la excepción de Cole Young (Lewis Tan), cuya introducción no compromete pero tampoco aporta mucho. Con esta dosis de variopintas personalidades, la trama pasa por numerosos problemas de ritmo que merman la calidad del film. Que no se malentienda: aquí no falta sangre; pero la dirección no ayuda a sacar lo mejor de estas escenas. Por si fuera poco, en el final de cada pelea el personaje necesita usar el slogan del juego como una forma de fanservice barato que ridiculiza todavía más una escena insulsa. Desde el principio, prácticamente todo el mundo se dio cuenta de que la idea de introducir un personaje original en la historia era, como mínimo, errónea, especialmente cuando hay un catálogo completo para explorar. Y la sospecha se confirma cuando nos damos cuenta de que Cole Young es un personaje tedioso y genérico. Estamos hablando de un luchador de MMA fallido, que no ganó una simple pelea de octágono, volviéndose invencible sin razón aparente.

Otro dato curioso es que en una película de Mortal Kombat, no tengamos el torneo en sí. Una decisión que resulta bastante controvertida, ya que se convierte en solo un movimiento para preparar el terreno para posibles secuelas o derivadas, pero que, al mismo tiempo, pone en riesgo esta posibilidad. Otra cosa que llama la atención desde el principio es que la película no cuenta con un elenco carismático, menoscabando nuevamente la calidad del guion. Sonya Blade, Kung Lao y, especialmente, Liu Kang estuvieron muy por debajo de las expectativas. Y es una lástima que tengamos pequeñas apariciones de Goro, Mileena, Kabal, Reiko y Nitara. Había una buena expectativa por el Shang Tsung de Chin Han (2012, The Dark Knight), pero el hechicero acaba siendo poco utilizado. También preocupa la actitud de Raiden (Tadanobu Asano) quien no alcanza la grandeza necesaria para el papel.

El punto positivo es que los efectos visuales y los escenarios son muy destacables. Se mantuvo la tradición de la película original de construir decorados prácticos en lugar de usar pantallas verdes en todo momento. Lamentablemente, estos lugares apenas se exploran y muchos de ellos aparecen durante pocos segundos. En el espectro musical, el tema oficial se disfruta de principio a fin de manera nostálgica. Se trata de «Techno Syndrome», una reversión del tema original creado por The Inmortals y utilizado tanto en el videojuego como en la primera película. Aunque la base de la melodía es la misma, fue renovada para adaptarla a estos tiempos.

Esta nueva adaptación cinematográfica decepciona a los fanáticos más ávidos de la franquicia y puede que no traiga el resultado esperado para ganar una nueva audiencia. Son pocos los elementos que interesan hasta llegar a los momentos finales. Comprender el ritmo que presenta la obra, pero sin dar motivación a los héroes y villanos centrales, es difícil de digerir. Tenemos ante nuestros ojos un caso típico donde lo mejor es no ver el avance. En definitiva, a pesar de intentar ser más respetuoso con el material fuente, no tiene el mismo encanto que el clásico de 1995. Hoy solo nos quedamos impresionados visualmente, pero nada mas.

 

 

 

 

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Alejandro Mastronardi

De Bernal pero con el corazón en San Telmo. Comics, Cine y mucho humor negro. No me canso de ver Volver al Futuro, Waiting y Lego Batman. TWITTER: @chochaconchocha

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