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Marta solía ser una bailarina exótica. Recorrió Latinoamérica haciendo shows y fue quien introdujo el striptease en Buenos Aires. O por lo menos eso dicen. Hoy Marta Buneta hace puestas en la vereda de una plaza del barrio porteño de Congreso y su documental, escrito y dirigido por Malena Moffatt y Bruno López, muestra el día a día de este peculiar personaje.

Ella recorre las veredas con su carro, que le saca varias cabezas. Vive en la calle desde hace años, una crisis la llevó a aislarse de su familia y amigos, pero encontró un nuevo mundo. Reboza de felicidad, de energía: todos los días hace ejercicio, también va a la peluquería y se hace las uñas. Marta Show parte de la base de que «la normalidad» es algo impuesto, que no existe, y que aquellos que viven por fuera de ella quizás no necesitan ayuda. La bailarina claramente no la necesita, ella entretiene, hace espectáculos todos los sábados en la vereda. De la reja de la plaza cuelga telas y ambienta su «escenario», hace lip sync y atrae miradas de cualquiera que pase, algunas avergonzadas, otras que juzgan, pero muchas de asombro y alegría.

Pero no está sola. Con el tiempo algunos de esos curiosos se acercaron y la ayudaron a darle forma al Marta Show. Malena es una de ellas, la co-directora y guionista del documental es también una de las protagonistas de esta historia, y es a través de su visión que la vemos a Marta. A veces amorosa, a veces perseguida o enojada, la cinta no intenta endiosarla ni ponerla en un pedestal, muestra su humanidad y todo lo que eso conlleva. Una bella historia, divertida, dinámica.

El documental podrá verse exclusivamente en el Gaumont y cualquiera que quiera correrse de su zona de confort y ver algo diferente, debería ver Marta Show.

 

 

 

 

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