Es un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad. Stafford Weiss es terapeuta y escribe libros de autoayuda. Tiene una mujer sobreprotectora, un hijo ex estrella de la TV en rehabilitación y una hija que acaba de salir del psiquiátrico.
Me gusta lo cínica que es la mirada de David Cronenberg sobre Hollywood en Maps to the Stars. Su última película puede pecar a veces de pretenciosa -esa andanada de nombres lanzados al aire desde el guión de Bruce Wagner puede divertir y agotar al mismo tiempo- pero a su vez es una afilada radiografía del estado actual anímico del estrellato americano, donde el concepto de normalidad en una familia prácticamente es inexistente, los desbordes comienzan a una edad a la cual la palabra temprana le queda muy grande, y donde el sexo, la sangre y la muerte venden, y mucho.
La entrada del espectador a este inframundo paradisíaco es el personaje de Mia Wasikoska, una joven que lleva las marcas del fuego en su piel y actúa casi obnubilada, presa de una fascinación por conocer al jet-set local. Lejos es el personaje más agradable además del chofer que interpreta Robert Pattinson -¿podemos decir que es actor fetiche del director ya?- ya que los ánimos se caldean con la introducción de la agradablemente asquerosa Havana de la colosal Julianne Moore y la joven promesa perdida en los excesos de Evan Bird. Hay un padre que vendría a ser un gurú new age a cargo de John Cusack y una mamá manager –momager– en Olivia Williams, todos respondiendo a la violencia que genera el medio y devolviendo el golpe con dos veces la misma fuerza.
La historia es tóxica, la gente es cáustica y Cronenberg no se deja avasallar y provoca desde todos los ángulos: mucha violencia, locura en demasía, sexo explícito y los menores de edad no están fuera de los límites. De tener una idea más cohesiva desde lo narrativo, el film hubiese sido un golpe del cual la Meca del cine todavía se estaría recuperando, pero cuando lo surreal, lo satírico y lo humorístico entrechocan, el resultado tiende a ser confuso y excesivo. El coqueteo con lo mitológico, con la repetición de un bello poema una y otra vez, y la siempre presente idea del incesto resultan apabullantes. Jugar a ser una sátira del medio, un drama de una familia disfuncional y vestigios de sobrenaturalidad no le sientan muy bien a Maps to the Stars, y aunque el cóctel no sea tan nocivo como los personajes en pantalla, Cronenberg sale airoso. Su visión pasada de éxtasis de Hollywood, aún entre tanta locura, toca a las puertas de varias celebridades. Toca, y bastantes veces.
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