Simon Spier es un adolescente de 16 años que no se atreve a revelar su homosexualidad. Un día, uno de sus correos llega a manos equivocadas y Simon empieza a ser chantajeado con su secreto: debe ayudar al 'payaso' de la clase a conseguir salir con la chica que le gusta o su secreto será revelado.
Love, Simon tiene mucho de manual y probablemente ahí es donde resida su principal fortaleza. El protagonista se merece su gran historia de amor, aquel ideal romántico de los clásicos -y que el cine refuerza año a año con estrenos genéricos que repiten esos lineamientos-, pero con la particularidad de que es un joven de 16 años homosexual que no ha compartido con nadie su secreto. Es como si el director Greg Berlanti se preguntara por qué la elección sexual de su personaje debiera condicionar el rumbo de su película y se negara a aceptar ciertas condiciones. Simon es un chico corriente, con una realidad que lo agobia en silencio, por lo que su paso a la pantalla grande se hace con un respeto por los elementos tradicionales de un film coming of age norteamericano, con un leve cambio en los ingredientes de la fórmula. Chico conoce a chico.
No es la primera película que aborde la salida del clóset en el marco de la escuela secundaria, pero seguramente sea la primera en tener a un gran estudio detrás. Es importante que se financie un proyecto del estilo, en el que el adolescente gay deja su lugar de secundario –de confidente, de atrevido y demás- para convertirse en la cara principal de una historia de amor. Desde luego que la suya es una versión acicalada del proceso, pero no por ello deja de ser menos trascendente. Simon es el hijo mayor de una familia acomodada, con padres que se aman y fueron la pareja ideal de sus tiempos, con una hermana perfecta que todos los días incursiona en la comida gourmet, al que no le falta un sólido grupo de amigos en el que apoyarse. El miedo a declarar su homosexualidad tiene que ver con perder aquello que ha tenido a lo largo de su vida, pero está bien claro que tiene unas redes de contención fuertes -de hecho todos sus conflictos provienen de enredos causados por su incapacidad de hablar con honestidad ante sus seres queridos, como un auto-sabotaje-.
Isaac Aptaker y Elizabeth Berger, dupla de showrunners en la aclamada This is Us –y que se hubieran ocupado del desprendimiento de How I Met Your Mother hasta que sus compromisos con la otra serie se lo impidió-, escribieron el guión a partir de la novela «Simon vs. the Homo Sapiens Agenda». Lo hicieron con corazón y frescura, sin caer en un terreno melodramático en el cual era factible tropezar. También con buenas dosis de un humor que funciona bien y con un protagonista que transita una fina línea. Hay un gran trabajo de un joven en franco ascenso como es Nick Robinson, que tiene el equilibrio justo como para verse como un estudiante en apariencia despreocupado, más allá de que se ahogue con sus propios pensamientos. Lo hace rodeado de un elenco de caras conocidas, que entregan efectivas labores en pos de sostenerlo.
Berlanti, mejor conocido por ser uno de los artífices del universo de DC Cómics en la pantalla chica, toma unas cuantas páginas del libro de John Hughes para llevar a cabo una película sincera sobre los traumas de salir del clóset. La búsqueda de Simon de su amor y su dificultad para mostrarse libremente como es dan pie a unos buenos pasos de comedia, la cual hace más llevadera la angustia que lo oprime desde adentro. Es honesta en su mirada a un proceso tortuoso y puede pecar de aleccionadora, pero porque quizás no haya habido otra oportunidad tan mainstream de transmitir el mensaje, sobre todo en lo que se refiere a que la elección sexual es cosa de uno y ese uno es quien debe decidir cómo y a quién contárselo. Love, Simon aborda la «diferencia» con absoluta normalidad. Y ahí reside su importancia.
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