El placer que me provocó ver En Llamas en pantalla grande me hizo volver el tiempo atrás, a cuando ir a un preestreno de Harry Potter lo significaba todo para un adolescente. La saga de Katniss Everdeen heredó con justicia el fandom del joven mago y no tuvo que caer en el melodrama mormón que supuso ser la saga Twilight para poder subsistir. Si hay una heredera digna de la saga mágica, esa es la distopía asombrosa creada por Suzanne Collins, ahora convertida en una franquicia que se encuentra presente allí para donde uno voltee la mirada.
El Capitolio de Panem, gobierno cruel y dictatorial si los hay, ya demostró lo sádico que puede llegar a ser al organizar los Juegos del Hambre anuales, en donde 24 chicos de diferentes distritos combaten a muerte para el divertimento de las clases sociales más altas. Si bien una pincelada bastante grande de la injusticia social se vivió en la primera entrega, es tras finalizar con la victoria de Katniss y su compañero Peeta que las cosas se ponen realmente interesantes en la saga. En la secuela, nuestra heroína se enfrenta a una realidad en donde el estrés post-traumático de haber combatido en la arena acecha en cada esquina, donde todos sus movimientos están siendo controlados por el presidente, convencido de que las acciones de Katniss han provocado una chispa de esperanza en el pueblo oprimido, donde un evento especial la empujará nuevamente al escenario que más teme enfrentarse. Una razón por la cual En Llamas se siente muy diferente a su precursora es por el solidificado guión de Simon Beaufoy –Slumdog Millionaire, 127 Hours– y Michael Arndt –Toy Story 3, Brave-, quienes adaptan con una fidelidad pasmosa el libro homónimo. Odio caer en comparaciones, pero ni Harry Potter pudo trasladarse a la pantalla grande sin perder la riqueza de la prosa de Rowling, y esta nueva The Hunger Games es un testimonio absoluto de que no sólo se puede lograr ser lo más fiel posible, sino entretener durante casi dos horas y media sin resultar aburrida en ningún momento.
Entre el contraste de la opulenta vida de los ricos en el Capitolio -cuyo epítome se ve reflejado en la extravagancia de Effie Trinkey, una siempre sólida Elizabeth Banks– y la pobreza total de los distritos adyacentes al Capitolio se encuentra la Chica en Llamas, en una verdadera explosión actoral de parte de Jennifer Lawrence. Fresca luego de su reciente Oscar, ella demuestra toda su gama de emociones en un personaje conflictuado, que le permite dar en el clavo con un registro que la lleva por diferentes estadíos durante toda la película. Es muy fácil exagerar un protagónico del estilo y lo es aún más caer en lugares comunes, pero la joven actriz utiliza todo su encanto y magnetismo personal para lograr que su Katniss interese, a la vez que se sufra en carne propia el tortuoso camino que le tocó transitar. Es una pena que sus acompañantes masculinos no le sigan el paso en nivel, ya que la ternura del Peeta de Josh Hutcherson se queda en eso, mera ternura, y Liam Hemsworth es apenas una cara bonita -su personaje se irá desarrollando con las siguientes películas/libro-. El elenco secundario brilla también por los nombres que desfilan en pantalla, desde las usuales interpretaciones de calidad de parte de Woody Harrelson, Stanley Tucci, Lenny Kravitz y el gélido Donald Sutherland hasta las nuevas incorporaciones, como Phillip Seymor Hoffman y los Tributos, la letal Johanna Mason de Jena Malone y la beldad rubia Finnick Odair de Sam Claflin.
El cambio de dirección también le vino muy bien a Catching Fire. A partir de ahora, la saga será completamente dirigida por Francis Lawrence y si lo que se vio en esta secuela es indicativo de algo, es que el final de la misma será explosivo. El presupuesto subió exponencialmente y ahora el universo donde transcurre la historia se nota gigante y totalmente expansivo, algo que también se evidencia en los efectos digitales -la arena de combate de estos Juegos del Hambre es de proporciones gargantuescas-. La dirección casi experimental de Gary Ross le vino bien a la primera parte, pero la velocidad aumentada le permite a Lawrence -quien tiene bajo su cinturón hits como Constantine e I Am Legend– divertirse explorando varios peligros dentro del último acto del film, mientras que el trasfondo político y social abundan en los anteriores, creando una sensación de desasosiego in crescendo hasta el fatídico evento del Vasallaje de los Veinticinco.
En Llamas redobla la apuesta y resulta una película de fantasía muy sugerente, con ingredientes interesantes y una calidad aplanadora como para sostenerse como una de las más recordadas sagas juveniles. Si la coherencia se mantiene durante el desenlace de la historia de Katniss Everdeen, se puede decir que estamos frente a algo que podrá sostenerse en el tiempo, una revolución que vale la pena esperar.
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