Año a año, hay curiosas batallas entre películas y casas productoras que llaman la atención. En 2012, por ejemplo, estuvo el choque entre las Blancanieves, con la ligera Mirror, Mirror y la reimaginación oscura Snow White and the Huntsman. En 2013 hubo un enfrentamiento similar pero con invasiones a la Casa Blanca, uno de los monumentos más importantes e icónicos del mundo moderno. En marzo de ese año llegó Olympus Has Fallen, de Antoine Fuqua, y en junio White House Down de Roland Emmerich. Misma temática, diferente resultado. La que nos importa en este momento es la entretenida -y nada más- entrega de Fuqua, un thriller de acción con un elenco muy sólido que ayudaba mucho a la premisa ridícula que tenía entre manos. Debido al éxito en taquilla se dio paso a la secuela, una tristísima London Has Fallen, que hace aguas ahí donde su predecesora lograba al menos entretener.
No hay manera alguna de salvar el relato del matrimonio guionista Creighton Rothenberger y Katrin Benedikt (The Expendables 3), si la película comienza con una escena para establecer a los villanos de turno tan estúpida que da lástima. Hay dos escritores más que intentan balancear la historia de los otros, pero mientras mas manos haya en el estofado, más confusas serán las cosas. El mentado atentado a la ciudad británica ocurre, y también deja entrever que no hay mucha historia de por medio, sino una excusa tras otra para poner en terreno cenagoso al flamante presidente de los Estados Unidos y a su guardaespaldas personal.
La dupla de Gerard Butler y Aaron Eckhart es estupenda, y ellos solos levantan el vuelo sinsentido de este nuevo ataque terrorista. El resto del elenco está básicamente pintado al óleo, con una escena que da vergüenza en donde el personaje de Morgan Freeman y el de Butler tienen una conversación en la Casa Blanca, y se nota a la legua que no estaban los dos actores disponibles y utilizan un doble de Freeman salido de una parodia de los hermanos Wayans. A ese detalle tonto pero notable se le agrega que el presupuesto bajó un par de millones, con lo que la película tiene efectos generados por computadora de clase C evidentes y pésimos. Lo peor de todo no es el combo de producción, porque han habido peores películas pero que saben lo que son, sino que esta se toma demasiado en serio su historia de terrorismo de buenos versus malos que ni siquiera se beneficia de un posible costado autorreferencial sobre la naturaleza de la secuela.
No es por desmerecer el trabajo de Babak Najafi pero el iraní no es claramente Fuqua, y si bien hay alguna que otra escena de acción bien conducida -un travelling a un ataque a un edificio abandonado sigue a Butler por detrás y genera un poco de emoción- en líneas generales la película hace aguas por todos lados. En esta ocasión, la segunda fue la vencida para London Has Fallen. En taquilla, la película desde su estreno ya logró duplicar su presupuesto a nivel mundial, así que no descarten una tercera parte, en donde terroristas secuestran al satélite natural de la Tierra en Moon Has Fallen. Si tenemos en cuenta la ridiculez de la trama, bien podría suceder en un futuro.
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