Loki es llevado ante la misteriosa organización llamada Autoridad de Variación Temporal después de robar el Cubo Cósmico y se le da a elegir enfrentarse a la eliminación de la realidad o ayudar contra una amenaza mayor.
Con Loki termina la primera trilogía de series estrenadas por Disney + y relacionadas directamente con los sucesos relatados en Avengers: Infinity War y Endgame. Con el desenlace de estas exitosas películas quedó claro que las cosas iban a tomar un nuevo rumbo dentro de Marvel, que Kevin Feige estaba dispuesto a elevar la apuesta de su magnético Universo Cinematográfico, el parque de diversiones audiovisual que creó junto a la Casa del Ratón.
Para expandir esa red de tramas y personajes decidieron trasladarse al formato de serie o miniserie. Si bien ya hubo antecedentes televisivos como Agents of SHIELD y Agent Carter, estas historias no influían directamente en los sucesos ni en los hilos argumentales del cine, cosa que sí sucede y es la razón de ser de Wandavision, Falcon and the Winter Soldier y la recién finalizada Loki -además de ser las vedettes de la promoción para catapultar el servicio de streaming-, siendo esta última la historia que promete cambiar toda la trama de lo que está por venir y la que llevó a su punto más alto los recursos triunfales y celebrados de la casa de las ideas.
Aunque las comparaciones sean odiosas, pareciera que la serie del hermano de Thor fue la que salió mejor parada de las tres, desde su repercusión y renovación hasta las maravillas visuales que ofrecieron como producto televisivo con calidad cinematográfica. El desarrollo de la historia fue in crescendo, al igual que sucedió con WandaVision, que también logró una identidad propia gracias a su homenaje a las sit-coms. Un argumento que se desenvuelve a cuentagotas, episodio tras episodio, postergando la intriga pero con un buen aprovechamiento del tiempo, con pocos momentos que se sientan de relleno -lo cual no significa que en algunas charlas o escenas el ritmo se sintiera más lento del que nos tiene acostumbrados el MCU-, con una distribución bien craneada donde todo termina de suceder por algo, cada cosa que vemos, escuchamos o está puesto ahí tiene un por qué. Lo que facilitó, gracias al formato serial, que entre el estreno de cada capítulo los fanáticos disparen sesudas y alocadas teorías; y con lo visto en Loki, las expectativas, el gancho y la vara quedaron altas para la nueva fase de aventuras marvelitas.
Los seis primeros capítulos de esta serie fueron dirigidos por Kate Herron (Sex Education), diferentes entre sí pero uniformes como para erigirse en una serie que brilla por sí sola a pesar de su funcionalidad como transición y causa de los eventos argumentales por venir. Y cuando brilla lo hace con intensidad gracias a una paleta de colores destellante, similar a la atmósfera de las entregas del Dios del Trueno. Es cierto que se nota el exceso de croma y postproducción pero hay también un gran trabajo de arte; junto a los resplandecientes matices de la travesía fugitiva del dios de los engaños, la estética ochentosa, estructurada y algo asfixiante de la turbia TVA, le da el misterio necesario a esta agencia burocrática que administra la línea de tiempo universal, es magnética, ultra detallista y hasta nostálgica pero con cierto aire represor. La música también cumple su rol y el impecable soundtrack acompaña los sucesos al tiempo que juega con sus distintas versiones y variaciones.
Volviendo al curso comparativo con sus antecesoras inmediatas, puede que en estas series no se entienda bien desde el principio para dónde va la trama ya que se va develando de a poco, el desarrollo y la acción son progresivos. El piloto tiene momentos muy logrados pero otros que redundan en el repaso, recién a partir del tercer o cuarto capítulo algunas cosas se articulan y empiezan a ser más claras, aunque siempre queda la sospecha de que no estamos comprendiendo todo, que más adelante cobrarán sentido las cosas que no entendemos o incluso se resignificarán otros elementos que no creíamos tan relevantes. El personaje de Loki, interpretado magistralmente desde su primera aparición por Tom Hiddleston (Crimson Peak, The Night Manager), logró demostrar su crecimiento y ampliar lo que se vislumbraba en las películas. El actor inglés lució sus dotes shakespearianos para entregarnos un villano quebrado pero sobreviviente. El siempre traidor y tramposo se encuentra realizando «el viaje del héroe» y despliega emociones, dudas, sorpresas y redescubrimientos oscilando entre la comedia, el drama y la acción.
Por supuesto, el producto también logra transmitirnos todo esto siendo Loki el alma de esta serie pero hay que reconocer que se encuentra muy bien acompañado. La dupla con Owen Wilson (The Royal Tenembaums, Midnight in Paris) está muy bien lograda ya que interpreta al agente Mobius de la TVA, que lo convoca y retiene en lo que al principio se asemeja a una buddy-movie y consiguen robarse escenas de diálogos e intercambios más profundos que los que veníamos viendo en este universo. La sorpresiva aparición del personaje Sylvie recayó sobre una talentosa Sophie di Martino (Yesterday, Flowers) que logra destacarse y complementar a Hiddleston. Gugu Mbatha-Raw (The Morning Show) y Wunmi Mosaku (Batman v Superman), también agentes de la TVA, no escapan a esta oscilación de redescubrir el mundo donde se desarrollan sus historias exhibiendo sus dotes actorales para transmitir que nada será igual después de lo acaecido en esta historia de seis episodios.
De más está mencionar que Loki, al igual que las otras producciones de esta casa, está invadida de referencias funcionales a la trama o por puro fan service, como easter eggs relucientes a la vista o escondidos para los más fanáticos de los cómics y también homenajes cinéfilos y editoriales. Si por momentos las escenas se sienten sobrecargadas de elementos es porque están entregando información por más de un canal. El poder expandir la extensión no los condujo a rellenar, quizás porque ninguna fue una serie de extensos capítulos de temporadas interminables sino más bien asemejándose al formato de miniserie. El villano protagonista, uno de los más importantes en todo Marvel, emprende una travesía y realiza lo que se llama en literatura «el viaje del héroe» en una redención fallida porque es su naturaleza y, aunque intenta liberarse de ella, es parte de él.
Conceptos como el libre albedrío, líneas temporales, el Más Allá o el Fin de los Tiempos son tratados de forma amena, ni sobreexplicado ni difuso, pero con un compromiso del espectador que entenderá más si disfruta del viaje de Loki que si busca desentrañar la venidera maraña del multiverso. Para eso iluminan, colorean y plagan de correlaciones una historia que profundiza en varios aspectos lo que ya venimos viendo en las películas de Marvel, con el firme propósito de volver a repartir las cartas y rearmar un juego nuevo. Loki estuvo a la altura de todo lo que ya hemos visto, gracias a su directora, su protagonista y elenco, y logró destacarse por el equipo de arte. Así, Kevin Feige y compañía vuelven a dejarnos el hype bastante alto en un universo multicolor que recién vuelve a comenzar.
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