Crítica de Logan Lucky

Jimmy, Clyde y Mellie Logan, tres hermanos que buscan romper una maldición familiar, planean hacer un intrincado asalto a la pista Charlotte Motor Speedway justo antes de que tenga lugar la mayor carrera del año, la Coca-Cola 600.

Steven Soderbergh vuelve después de una notoria ausencia de cuatro años con Logan Lucky, un policial que juega con el humor ácido y un estereotipado sur de Estados Unidos para narrar la simple historia de dos hermanos que llevan a cabo un robo, pero donde toda la carga familiar de la supuesta «mala suerte de los Logan» mantiene en constante vilo al espectador para ver cómo se resuelve este conflicto ágil, bien contado y extremadamente hilarante.

Debe partirse de la base de que, en el film, el pequeño pueblo en Carolina del Norte donde vive el personaje principal Jimmy Logan -interpretado por Channing Tatum– recrea y extrema cualquier preconcepto que, en especial el ciudadano norteamericano, puede tener de un sureño. Acento marcado, ropas campechanas, bruto, fanático de las barbacoas, camioneta 4×4 y demás; en contraposición con la decadencia en la que viven tanto él como su hermano Clyde, un voluntario de la guerra de Irak que ha quedado manco (Adam Driver), lo que permite que la película se pueda reír tanto de estos personajes como criticar a la entera sociedad estadounidense.

Esta dupla recurre a un antiguo y encarcelado amigo, Joe Bang -en un gran trabajo de Daniel Craig– quien a la vez convoca a sus hermanos para trazar el descabellado plan de robar la recaudación del estadio en el que se estará disputando el NASCAR (aquí otra vez la referencia a un estereotipo norteamericano); por lo que, dado que estos se convierten en nuestros personajes principales arraigados a sus familias, tanto los Bang como los Logan logran suscitar más cariño e identificación, aun cometiendo un delito, que rechazo.

El humor se transforma en una herramienta fundamental para que, junto al robo, se aliviane el apesadumbrado trasfondo social de los personajes, así como también resulta en ser el encargado de llevar adelante la acción, pero sin saturar de chistes sino ocasionando situaciones donde lo bizarro y ácido lleve a la risa mezclándose con la compasión y la lástima de forma exquisita.

Quizás lo más flojo de un sólido guión y una dirección enfocada sea la presentación de ciertos personajes o situaciones que aparecen forzadas sin el desarrollo apropiado, tales como la relación de Jimmy con su hija, su ex esposa o interés amoroso. Por otro lado, un robo narrado de forma entretenida, que deja ciertas intrigas, se ve levemente opacado por la explicación final del mismo.

Logan Lucky representa la vuelta de un prestigioso director en su país, como es Soderbergh, pero que no se cuenta dentro del mainstream. Por esto mismo, el film se vale de las herramientas más simples para narrar una historia nada excepcional como puede ser un robo con simpleza y comicidad, como para demostrar que no se necesita un gran presupuesto para lograr un film entretenido.

 

 

 

 

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Matías Carballa

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