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Después de mucho tiempo de espera –vidas enteras para muchos fanáticos-, La Liga se unió. Hoy llega a los cines la esperada Justice League de Zack Snyder, con la colaboración de Joss Whedon para completar un estimado 20% del film, dado que por razones personales el realizador no pudo finalizar el proyecto por su cuenta.
Es una historia de introducción a nuevos personajes y una aventura de superhéroes. Y con esa simpleza, se gana mucho. El guión, escrito por Chris Terrio (Argo) y con algunas colaboraciones por parte de Whedon, decide ir hacia lo contundente, evitando subtramas y sin profundizar tanto en las historias previas de los personajes. Lo hace con diálogos lúcidos, que van desde la emotividad hasta el humor, y gags que no habíamos visto hasta el momento. También se aleja de los múltiples guiños que quiso hacer Batman v Superman. Salvo las películas anteriores, no es necesario tener tanto conocimiento sobre DC para entenderla y, más importante, disfrutarla.
Sin dudas, el gran paso de DC/Warner fue dejar de lado la deconstrucción de los superhéroes. Se da un paso al costado a esas cargas y culpas existenciales sobre el «ser héroe», que solo destilaban esa suerte de «oscuridad» que tanto se criticaba. Desarrollados en un contexto donde Superman no está y la sociedad comienza a sentir su pérdida -con una escena introductoria alucinante por parte de Snyder, la cual recuerda mucho a Watchmen-, ahora La Liga debe actuar como un equipo para salvar al mundo y devolverle la fe. Y nos da la sensación de que no solo lo tienen en claro, sino que también disfrutan al hacerlo.
Lo que más funciona en la película es La Liga en sí misma. Se nota una buena química entre ellos, que ayuda a fortalecer al equipo. El mismo, integrado por Batman (Ben Affleck), Wonder Woman (Gal Gadot), Aquaman (Jason Momoa), Cyborg (Ray Fisher) y Flash (Ezra Miller), se elabora de manera que cada uno es diferente al otro, aunque logran complementarse muy bien, manteniendo la esencia que tanto lo caracteriza. También tenemos mayor participación por parte de Jeremy Irons como Alfred Pennyworth y de Amy Adams como Lois Lane, en tanto que J.K. Simmons hace su debut como un avejentado James Gordon, con apariciones cortas pero todas compradoras.
Más allá de la interminable discusión de cuánto de la película es de Snyder y cuánto de Joss Whedon, no dejará de dividir aguas. Pese a eso, hay que destacar que se presenta de manera homogénea y que no hay una distinción brusca entre quién grabó cada escena. Los planos y el trabajo de fotografía mantienen fidelidad con Snyder, mientras que el color deja la frialdad azulada propia del director para tomar un mayor equilibrio, siguiendo la línea que rigió a Wonder Woman.
Uno de los principales problemas que tiene es la falta de un villano con una presencia fuerte, que genere una verdadera sensación de peligro. Aunque Steppenwolf -interpretado por Ciarán Hinds– logra tener buenos momentos y ofrece escenas de mucha acción, no resulta en una verdadera amenaza. También se mantuvo la decisión de hacerlo «monstruo», una elección que quedó bastante afectada por el CGI. Su caracterización es capaz uno de los puntos más bajos.
Con sus virtudes y defectos, Justice League es la película que DC/Warner necesitaba para afianzar su universo cinematográfico, después del firme paso de Wonder Woman. Tomando en cuenta todos los errores cometidos en Batman v Superman, aquí tenemos una gran aventura con notables personajes, donde lo que importa es la historia sin vueltas ni desvíos en la trama, que brinda dos horas de entretenimiento puro.
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