Crítica de Las Furias

A pesar del mundo que los separa, dos enamorados se reencuentran para escapar y buscar venganza.

Una de las directoras que más rompe con los estereotipos machistas dentro de la industria es Tamae Garateguy. En 2013, los protagonistas de su película Mujer Lobo, Guadalupe Docampo y Nicolás Goldschmidt, además de descubrir que su química iba más allá de la ficción, quedaron a gusto con el equipo de rodaje y la dirección. Por eso es que, años más tarde, tuvieron en claro a quién recurrir para llevar a cabo la historia de amor que tenían en mente, aunque claro que se lo iba a adaptar al cine de género que representa Garateguy. Las Furias está ahora en Cine.ar; un western clásico llevado al territorio indígena actual y que por combinar el romance con la road movie termina siendo un gran ejemplo de la calidad que pueden tener los filmes argentinos.

Situada en el desértico oeste argentino, los protagonistas Leónidas -parte de la comunidad autóctona- y Lourdes -hija del terrateniente que busca quedarse con el territorio donde habitan los indígenas- se enamoran a pesar de los conflictos que los separan y las contradicciones de sus dos lados. Muy diferente a la típica idea de Romeo y Julieta, su relación se desarrolla en dos momentos diferentes: el primero en el pasado, cuando se conocen, y el segundo en el presente, muchos años después de haber sido separados. En su reencuentro, emprenden un viaje para poder vengarse y escapar juntos hacia una vida mejor.

Como western, cumple y logra ejecutar todos los elementos clásicos. Los personajes se mueven en un mundo violento: el racismo y las tradiciones por parte de él; y el brutal machismo por el de ella. Al ser el cine de género y la sangre una marca registrada de Garateguy, cada injusticia o agresión se siente verdadera tanto dentro de ese mundo como del nuestro, apoyado por efectos prácticos visuales que mantienen lo realista sin sacrificar esa leve exageración que hay en las películas.

El objetivo de escapar y vengarse se suma a la lista de recursos típicos, pero se diferencia por mover la narrativa entre dos puntos temporales. Vista por sí sola salta a la vista que algunos problemas planteados en la primera parte no tienen el mismo peso en la segunda, pero la trama principal está tan bien pensada y ejecutada dentro de la narración que termina influyendo mucho más en el resultado final. La historia se construye sobre sí misma con las transiciones: así como el presente comienza con todo un trasfondo que genera constantemente preguntas, las idas y vueltas con el pasado las van respondiendo además de desarrollar las motivaciones de los personajes. Cada escena aporta.

Las actuaciones principales, sin tener muchos diálogos o momentos que prueben su talento, están más que correctas. Se nota que los protagonistas Docampo y Goldschmidt son realmente pareja, se siente el amor y la comodidad natural que se tienen entre ellos. Indudablemente la interpretación que mayor impacto tiene es la de Daniel Aráoz como el padre de Lourdes; un villano llevado al extremo en todas sus maldades. Machista, violento, racista y abusivo con su poder, encaja perfecto dentro del conflicto real de blancos contra indígenas.

Todos los elementos bien ejecutados van acompañados de un increíble trabajo en la fotografía y en la música. Las llanuras desérticas y los caminos rurales son los escenarios perfectos para jugar con los colores cálidos y la profundidad del ambiente. Por su parte, las composiciones musicales con un charango no solo transportan inevitablemente al oeste argentino, sino que también visten toda la película; algunas veces a la par de una sutil guitarra eléctrica.

Junto a la leve problemática de una narrativa que abandona cuestiones secundarias, se le agrega con el mismo nivel de peso negativo la incorporación de lo fantástico. Las Furias es realista dentro de los parámetros del western; aunque extremo o violento, todo lo que pasa es verosímil dentro de nuestro mundo. Y si bien es muy limitado y corto de tiempo, lo que ocurre en base a elementos fantásticos se siente innecesario, ya que aporta al costado melodramático en vez de a la trama.

Uno de los mejores estrenos de Cine.ar desde el comienzo de la cuarentena. Un western tan bien planeado como ejecutado; una historia breve, cautivadora y realista, con elementos bien implementados y actuaciones más que correctas. Son varias las cosas que Las Furias hace bien, suficientes para que sea irresistible querer verla y tenerla como claro ejemplo de que la industria nacional puede tener películas de gran calidad sin necesariamente tener nombres gigantes detrás.

 

 

 

 

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Santiago Mallea

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