Todos precisamos vacaciones, no importa que seamos humanos o no; que trabajemos en oficinas, en entretenimiento o en hotelería. El descanso es necesario hasta para el Conde Drácula (Adam Sandler), que hacía un par de siglos que no se relajaba, con lo que su hija Mavis (Selena Gomez) planea unas vacaciones familiares en un crucero para monstruos. La tercera entrega de Hotel Transylvania llega a los cines y si hay algún niño en tu familia, hay que aprovechar para llevarlo… la va a pasar muy bien.
Los monstruos se embarcan en una nueva aventura e introducen a uno de los personajes más conocidos de este universo fantástico: Van Helsing. El villano de la película es presentado en la primera escena y, como los protagonistas son los cazados, nada tienen que ver con el que hace tantos años interpretara Hugh Jackman. Está secuencia es de las más divertidas y es una muestra de lo que nos espera durante la próxima hora y media. Es entretenida, efectiva y los personajes siguen siendo tan entrañables como en la primera entrega, pero no hay que olvidar que está dirigida a un público que todavía no terminó la primaria. Si bien va a causarnos gracia, las grandes revelaciones o giros son más que predecibles.
Grandes números musicales acompañan la historia y van a provocar más de una carcajada: no todos los días vemos al vampiro más conocido de la historia bailar al ritmo de Bruno Mars o a un kraken hipnotizado por un set de Tiesto. Además de eso, cada personaje tendrá un pequeño arco que suma a la trama central: Drac queriendo encontrar el amor después de siglos de soledad. No sólo es una película familiar, en el fondo esconde una tierna historia de amor con un lindo mensaje de aceptación que viene profundizando desde la primera película.
Si vas a verla con algún hermano, sobrino, primo, hijo u otros, lo más probable es que no puedas disfrutar de las voces originales y, si bien el doblaje está muy bien, vale la pena recordar que esta película cuenta con el trabajo da Steve Buscemi, Fran Drescher, Andy Samberg, Kevin James, David Sapde, Kathryn Hahn y el incomparable Mel Brooks, entre otros. Otra cosa que es digna de mención es la participación de los gremlins, en una de las mejores escenas de toda la película.
Una peli animada que puede que con el tiempo pase a ser otra más del montón, pero que cumple con el objetivo de entretener y hacer reír a todas las edades. Una recomendación: quedarse para ver los títulos finales, con animación clásica con dibujos al estilo de los años 60’.
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