La ópera prima de Sebastián Tabany nos introduce en el mundo de la magia, a través de una historia de amor y fantasía
¿Quién acaso cuando era chico no pensó alguna vez en convertirse en mago y sorprender a amigos con trucos y hazañas increíbles? Pues se sabe que un truco de magia rompe los esquemas lógicos de nuestra mente. Los objetos levitan, las monedas desaparecen y las cartas de la baraja se transforman. Delante de nuestros ojos suceden cosas imposibles. Al ver un acto de prestidigitación, mentalismo o de naipes, volvemos a ser niños y nos dejamos invadir por el misterio de lo inexplicable. Martin (Juan Grandinetti) eligió ese camino desde pequeño, más específicamente la vocación de convertirse en cartomago. Ya de grande su afición va de la mano con su trabajo: croupier del turno nocturno en el Casino flotante de Buenos Aires. Su historia comienza cuando es abandonado por su novia y su mundo comienza a tambalearse.
Sin embargo, Martin no está del todo solo. El círculo de magos en el que se mueve no lo abandona. Durante el día pasa las horas con El Rubio (Lautaro Delgado Tymruk) en el local de magia de Mariana (Thelma Fardin), pensando trucos y aprendiendo más. Un variopinto y deleitable grupo de personajes con historias bien desarrolladas entre los que se encuentra de vez en cuando Arben (Esteban Perez), un mago más preocupado por la popularidad que por la magia en sí misma. Cuando el grupo asiste al nuevo show de Arben, Martin conoce allí a su novia Sofía (Carolina Kopelioff) enamorándose de inmediato, lo que despertará no sólo nuevos sentimientos sino también nuevas capacidades en el joven mago.
Docente, crítico de cine, periodista, conductor, guionista, mago profesional y ahora director, Tabany sorprende con un producto argentino único, ya que películas nacionales de magos era un campo inexistente en las salas (ahora virtuales) argentinas. Si bien se fundamenta como una mezcla de géneros (tantos como las facetas del director), apunta a una trama lo suficientemente simple para entretener pero lo bastante mágica para recomendarla. Y es que los papeles de Grandinetti, Fardin y Delgado Tymruk, más allá de ser sólidas interpretaciones, establecen personajes cercanos en todo momento asentando una película romántica y cotidiana con una pizca de fantasía.
No es sencillo actuar de cantante, ni de boxeador o incluso de bailarín si uno nunca ha practicado tales movimientos. Pues actuar de mago tampoco es algo fácil de realizar si lo que se busca es un resultado diferente a películas como Now you see me (2013), en las que el recurso de la magia es prácticamente un elemento de ciencia ficción y los personajes solo chasquean los dedos y esbozan una sonrisa. Aunque saber rozar lo absurdamente fantástico, si es bien realizado, puede conducir a éxitos como The Incredible Burt Wonderstone (2013). Es por ello que se le encargó a Henry Evans (campeón mundial de magia) la preparación de los jóvenes actores para poder realizar los trucos ellos mismos. Tabany deseaba sostener escenas sin dobles ni cortes de cámara para un realismo visual tal que el espectador sienta que está observando una performance en vivo y en directo. Dicho esfuerzo rinde frutos y se nota.
Un film de ilusiones e historias agradables en las que la participación de Evans no es la única: Romina Gaetani (Soy Gitano, El Hombre de tu Vida) hace acto de presencia con un misterioso personaje inspirado en el gran mago argentino René Lavand. Incluso Andy Muschieti (It, Mamá) tiene su pequeño cameo. En definitiva, ochenta minutos de disfrute y con un acto final que los va a hacer emocionar y querer aplaudir como si estuvieran allí.
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