Un frenesí judicial sobreviene y arrastra a la Norteamérica de los años '70 cuando una joven madre soltera, a regañadientes, orienta la atención de una cacería a nivel nacional hacia su novio de larga data, Ted Bundy.
Esta crítica se publicó originalmente el 7 de mayo del 2019.
Ladino, taimado y extremadamente carismático, la historia de Ted Bundy ha sido una de las que más ha fascinado a Estados Unidos en su largo historial de asesinos seriales que, por supuesto, no han tardado en ser transpuestos a la pantalla grande. Sin embargo, el popular criminal no había pasado por las manos capaces de horrorizar con sus irremediablemente atroces acciones, hasta que Joe Berlinger estrenó Conversations with a Killer: The Ted Bundy Tapes, el inquietante documental que atizó la conversación en torno a la figura del psicópata. Pero el cineasta aún tiene un par de cosas que aportar a la misma, con lo que se encaró a la realización de Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile, de la cual Netflix consiguió sus derechos de distribución en búsqueda de alimentar a su ya gargantuesco catálogo original.
Para comenzar a dialogar sobre la película de Joe Berlinger, es importante aclarar que no se trata de una tórrida e impactante crónica sobre los asesinatos que Ted Bundy realizó a lo largo de más de una década. En su lugar, nos encontramos con una suerte de drama judicial que toma en cuenta a su espectador al mostrar la cara más manipuladora de aquel mediático personaje, reticente a aceptar la culpabilidad de sus actos. La mayoría del tiempo lo pasaremos en las salas de la corte, unas que hicieron historia al ser transmitidas en vivo para dar a conocer el controvertido evento, que mantuvo al asesino haciendo uso de toda su labia e ingenio en la búsqueda de la improbable libertad.
Por lo mencionado, no es coincidencia que la cándida Liz Kendall –otra inspirada actuación de Lily Collins– sea uno de los principales puntos de vista para la historia. Durante su relación, la joven secretaria cayó bajo la cautivadora influencia de «El asesino de Mujeres», haciendo que, al igual que muchos, llegaran a creer en su presunta inocencia. Es justamente ese fenómeno del que Zac Efron se impulsa para ofrecer una ganadora actuación que le confirma como un talento al que, inesperadamente, se tendrá que seguir de cerca. ¿Quién diría que aquel joven de High School Musical sería el psicópata ideal? Y es que el actor se adueña de un papel al que la funcional dirección le permite brillar, con momentos donde puede exprimir un lado aparentemente vulnerable del personaje que, innegablemente, puede hacer que más de uno comience a seguirle el juego.
Extremely Wicked parte de un sólido primer acto que abusa intermitentemente de las escenas paralelas, donde corta un diálogo para pasar a mostrar algo más que, en momentos, se percibe relativamente desconectado. Funciona en sus primeros compases, pero se trastorna en un recurso que, si bien se justifica al intentar seguir a dos personajes separados por las frías barreras de la ley, no tarda en hacerse repetitivo y, finalmente, cansino. Por fortuna, este se hace a un lado para dar pie a una hora final mucho más centrada, pues gira en torno a un intenso juicio que no duda en desaprovechar a talentos como Jim Parsons o John Malkovich, pero sí que hace salir airosa al personaje de Kaya Scodelario. El tratamiento de sus eventos se torna somero y únicamente está Efron para sacar adelante la película, que se toma el tiempo para reposar sobre las consecuencias que ha traído el asesino a la señorita Kendall, pero que jamás muestra indicios de explorar algo más allá.
Al final, la película se queda como un más que interesante ejercicio alrededor de su personaje, pero que no logra brillar al descuidar (casi) todo lo que rodea a su magnético protagonista. Sin lugar a dudas, Zach Efron se llevará las palmas y probablemente preserve a su Ted Bundy como una de sus actuaciones más representativas. Indudablemente, Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile se queda como una sólida demostración de un talento que potencialmente seguirá brillando en el futuro.
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