Como el carro de precuelas a las historias que ya todos conocemos tiene un impulso constante estos días, no faltaba mucho para que directores como Ron Howard probaran su suerte en el terreno. Howard es el último director a inmiscuirse en la moda, y el resultado a simple vista es In The Heart of the Sea, una aventura marítima que hubiese funcionado mucho mejor siendo una adaptación pura y dura de Moby Dick en lugar de contarnos la verdadera historia detrás de la creación de uno de los libros más venerados de la Literatura.
A excepción de la saga de Robert Langdon, es difícil ver a Howard como un director taquillero. Una película de este calibre no está fuera de sus límites, por supuesto, pero Ron se entrega de lleno a una aventura marítima enmarcada en la historia que un sobreviviente de la misma le narra al mismísimo Herman Melville para inspirarlo a escribir. Talento no le falta, y producción tampoco, sino que el cuento es a lo que, curiosamente, le falta aceite.
Volviendo a repetir con Chris Hemsworth como protagonista luego de la exitosa Rush, Howard toma como punto de partida al barco ballenero Essex, donde Owen Chase, el personaje de Hemsworth, es el segundo de mando. Quizás fuese capitán, de no se porque la compañía ha designado como capitán al inexperto marinero George Pollard – Benjamin Walker – para vigilar los bienes en juego. De más está decir que los diferentes puntos de vista podrán a Chase y Pollard en diferentes esquinas del cuadrilátero, y sus decisiones les costarán caro a la vida de toda la tripulación, más cuando una extraña criatura marina se les cruce en el camino y los ataque ferozmente. Ya deben saber de qué criatura les hablo…
In the Heart of the Sea funciona mejor con las aventuras en altamar y las tareas cotidianas que cuando está naufragando y se convierte en otra película más de supervivencia. Aunque duras por las imágenes que muestra, Howard nunca le hace asco a mostrar las actividades curriculares del ballenero, en escenas grotescas y muy detalladas, pero también muy bellas por la manera en la que están contadas, filmadas y acompañadas por música. Técnicamente, es una gloria absoluta verla en la pantalla grande, porque no se puede decir que Howard sea un director que haya las cosas a la mitad. La aventura en alta mar se vive a toda adrenalina en la sala de cine, y mientras haya un equipo de sonido envolvente, el barco Essex hará su parte para entretener.
Por desgracia, la historia no trabaja otras líneas de la que ya se han visto en decenas de películas. El Owen Chase de Hemsworth es un personaje inspirador para el joven marinero Nickerson que interpreta Tom Holland, los choques para con el Pollard de Walker es la misma batalla de egos de siempre, y los efectos de la inanición apenas se le notan al australiano que está acostumbrado a ser una mole de músculos en la saga de Marvel. Verlo delgado es verlo como una persona normal, y sí en cambio afecta muchísimo ver el pésimo estado de salud del Capitán Pollard, una jugada por parte de Walker que se acerca mucho al territorio de Christian Bale en El Maquinista. El marco general de la historia, narrada por un Nickerson crecido encarnado por el grande Brendan Gleeson al joven Melville de Ben Wishaw tiene peso dramático, pero prácticamente sabemos hacia donde va la historia siempre.
In the Heart of the Sea es un agradable paseo en alta mar, con efectos impresionantes y un virtuoso elenco, pero queda a la deriva con un cuento que ya todos conocemos.
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