Crítica de El Peso de la Ley

Es la historia de Gloria, una joven abogada descreída de su profesión, ya que nunca pudo defender a alguien que no fuera culpable. Y su nuevo cliente no parece ser muy distinto: un hombre acusado de violación en un pequeño pueblo donde nadie cree su historia.

«La única verdad es la que se puede probar» es una afirmación a priori bastante ambigua, pero toma otra dimensión en nuestro país con la situación que experimentamos. Con El Peso de la Ley sucede lo mismo, contemplando cómo el sistema legal somete imparcialmente a quién se encuentra bajo su yugo. El debut en la dirección de Fernán Mirás está plagado de esta realidad, vale decir que se encuentra inspirada en hechos reales, a la vez que narra una ficción de forma audaz y creativa.

Para Gloria Soriano (Paola Barrientos), el comienzo de su carrera pintaba un horizonte sino lleno de éxito por lo menos con actitud solidaria y altruista, pero bastaron con que pasaran los años para experimentar el hastío y la explotación que requiere su trabajo. Un caso menor de violación es la que la mueve y lleva a encontrar estas injusticias y prejuicios del mundo del derecho, tanto para con los más desafortunados e ignorados como para ella, una de las ejecutoras de la ley. Se convierte en el punto de partida para que Mirás despliegue un muestrario de situaciones irrisorias y absurdas sin abandonar la verosimilitud.

Para lidiar con la densidad que podrían representar las etapas y formalidades judiciales de un caso, el director se apoya en un inusual arsenal de recursos visuales y auditivos que generan un espacio enrarecido y rutinario. De un momento a otro lo que parece ser un episodio serio, como lo es una violación, es retratado con el humor que producen, entre otras cosas, las reacciones y actitudes de Gloria, el personaje más racional del film con una audaz interpretación de Barrientos.

Fernán Mirás, junto con Roberto Gispert, co-escriben un guión que no deja de lado el género policial, y así es posible interrogarse continuamente acerca de todo lo que se dice, cuál es la verdad y qué esconden los personajes.

El Peso de la Ley se convierte en un entretenido relato con una notable dirección para esta nueva etapa de Mirás. Un film que pese a su densidad y crítica se mantiene gracias a estos, a propósito, estereotipados y excéntricos personajes; aunque haga reír más que emocionar es posible sacar la conclusión final que se avizoraba al principio de la película y que se acentuaba con su ambiente. La verdad que se puede probar no es para cualquiera… para los desafortunados, queda el padecimiento del sistema legal.

estrella3

 

 

 

 

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