Esta cuenta la historia de Marcos y Ana, quienes tras 25 años de matrimonio se interrogan sobre el amor, la fidelidad, el paso del tiempo y la naturaleza del deseo. Esas preguntas los llevan a tomar una decisión que modificará el horizonte de sus vidas.
«¿Qué nos queda?»
Hay dos mitades bien definidas de El Amor Menos Pensado, ambas trabajadas con el mismo nivel de minuciosidad como para que la experiencia sea tan enriquecedora como sea posible. Marcos y Ana tienen un matrimonio de 25 años. Se quieren, se conocen a la perfección y saben sus tiempos. Están cómodos. La película dedica una buena porción de su metraje en establecer la dinámica y personalidad de estos dos protagonistas maduros, de códigos propios que necesitan solo una mueca para decirse todo. Pero una fisura se vuelve abismo. Desconsuela el contemplar una vida sin ningún evento importante hasta que su hijo los haga abuelos, con lo que de común acuerdo y en plena armonía se separan. Y ahí comienza su segunda parte, la menos pensada del amor.
La primera abraza más el drama romántico, la segunda elige explorar más el terreno de la comedia, aunque no corresponde delimitar tanto los géneros dado que van a permear de forma constante. Ricardo Darín y Mercedes Morán hacen un notable trabajo a la hora de poner el cuerpo a este matrimonio sólido, pero que se desmorona como un castillo de naipes ante la incertidumbre. Los dos están realmente bien, se entienden, se miran con esa mirada propia del cariño de años. La película les da el espacio para que construyan con meticulosidad a Marcos y Ana, para que les den forma y los hagan vivir. Su etapa de casados es rica en detalle, la cotidianidad no agobia sino que llena el alma. Cuando eligen distanciarse, genera dolor. Y deprime. Una honda desesperanza estruja el pecho, al ver que dos individuos que llegamos a apreciar y querer eligieron decirse adiós.
Es algo brusco el paso a la inmediata comedia; uno queda herido después de la firme construcción de un vínculo intenso que se desgarra. Pero pronto se abraza el nuevo ritmo gracias a una seguidilla de escenas cargadas de humor. Marcos y Ana rejuvenecen, en su búsqueda de otro amor. Él aparece más prolijo. La barba y el pelo recortados resaltan los famosos ojos de Darín. Ella está espléndida y la película lo sabe, al punto de que le da una secuencia cual si fuera comercial de shampoo. Los dos salen a las canchas y viven encuentros desopilantes. Andrea Politti (Resistiré, Cuestión de Peso) tiene la escena más divertida, con un papel de esos bien malhablados que entiende a la perfección. Juan Minujín (El Marginal) tampoco se queda atrás, como un sofisticado vendedor de perfumes que abraza por completo lo excéntrico.
Es que si hay algo para remarcar de El Amor Menos Pensado es la riqueza de cada una de sus escenas. En su debut como realizador, el guionista y productor Juan Vera (Dos Mas Dos, Igualita a Mi) elige contar una historia abundante en contenido, como si se tratara de un estudio acabado sobre el amor en la mediana edad. Junto a Daniel Cúparo, con quien firmó los guiones de sus otras películas, escribió una comedia dramática romántica que no se parece en nada a sus trabajos previos encabezados por Adrián Suar. Llámese madurez, pero aquí hay un relato formidable sobre el fin inesperado de un matrimonio y lo que viene después.
Con toda honestidad, desconocía que su duración era de 136 minutos y en cierto momento temí que la película no se fuera a terminar nunca. Sucede que no toma ningún atajo a la hora de contar la historia de Marcos y Ana, y sus caminos van a la par. Pero todas sus escenas son fantásticas y no quitaría ninguna. Sea que reciben sabiduría de sus padres (Claudia Lapacó, Chico Novarro, Norman Briski), que se lanzan a nuevos amores (Mariú Fernández, Jean Pierre Noher, Andrea Pietra) o comparten con sus amigos (Luis Rubio, Claudia Fontán), Vera dedica suficiente tiempo a cada quien como para que la historia pierda en ritmo pero gane en contundencia y veracidad. No hay juicio. Su mirada es honesta y descarnada.
Hay un gran diseño de producción para contar esta historia de rematrimonio burgués, un relato generacional pero de esos que lanzan una larga red sobre el público. Quienes comparten el rango etario podrán identificarse en forma más aguda, pero la experiencia es igual de valiosa desde el punto de vista de un hijo. Y en el centro están Ricardo Darín y Mercedes Morán, esta última con un año muy importante en lo profesional –este mes también se estrena El Ángel-, mientras que él tiene uno difícil por motivos extra-laborales. La película les hace justicia a ambos. No escatima en el desarrollo de sus personajes, sea que estén juntos o en plena exploración de su soltería. Y es la química entre ellos dos lo que termina de hacer grande a El Amor Menos Pensado.
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