Crítica de Don’t Breathe 2: respirá tranquilo que no es para tanto

¿Una secuela innecesaria?

¿De qué va? Años después de la invasión mortal de su hogar, Norman Nordstrom vive tranquilo y cómodo hasta que sus pecados del pasado ​​lo alcanzan.

Si hiciéramos un balance, sería más o menos el siguiente: Si te gustó mucho la primera película, esta no va a estar a la altura. Si no te gustó, la cosa se pone peor. Y si vas con bajas expectativas, entonces puede que pases un buen rato. Como fue el caso de quien les habla.

Esta secuela sigue una fórmula curiosa de cambio de enfoque, que se remonta a la primera con mucha facilidad. Sería algo así: «Viejo ciego es víctima – aparece un personaje externo – pasa a ser victimario». Pero en esta ocasión, el guion decide dar una vuelta de tuerca más y plantear una nueva situación donde el viejo pueda volver a ser víctima y un intento de héroe. Y digo «intento» porque claramente este punto funcionó tanto como escupir al cielo.

Pero para que se entienda mejor el balance vamos a mencionar, como siempre, qué hace bien y qué no está logrado.

Bien: Ambientación. Es oscura y en eso mantiene mucho el tono con la primera (además tiene ese uso de cámara que desenfoca los bordes tan logrado). Por otra parte, los movimientos de cámara, los efectos visuales a nivel maquillaje y la paleta de colores es en general muy buena. Otro elemento destacable es la música, que funciona como acompañante en momentos que lo requieran y cuya ausencia en aquellos de tensión es notoria y se agradece.

Las escenas de acción. Todas ellas tienen un muy buen ritmo y son muy entretenidas de ver. Hay momentos de tensión y otros tantos previsibles, pero en general el gore está muy bien hecho.

Funciona como una sola película. Esto es por demás importante. Primero porque mucha gente se preguntaba cómo seguiría la historia luego del recordado final de la primera. Pero aún si sos del grupo de los que olvidaron por completo de qué trataba, podés ver esta sin temor a perderte en el camino. No guardan ninguna relación la una con la otra. Sin embargo, no recomiendo ver la segunda parte antes que la primera, dado que tiene un final lo bastante cerrado como para creer que no habrá otras partes. Claro que los creadores de Shrek u Hotel Transilvania no estarían de acuerdo con mi afirmación.

El final. Como ya dije es cerrado, pero además tiene una sensación de justicia que te deja bastante conforme.

¿Qué es lo que no logra entonces? Básicamente las dos cosas que se propone desde el comienzo: que sientas empatía por el viejo y que te produzca miedo.

No señores, esto no es una película de terror. Cuando el villano está colocado en el lugar de quien viene a salvar el día, lamentablemente se pierde cualquier indicio de miedo que pudiera generarse al comienzo. Sobresaltarse de vez en cuando porque el sonido está muy fuerte, no es lo mismo que generar terror. El jump scare no es sinónimo de miedo bien construido. Y en esto, especialmente, no se parece en nada a la primera.

Y aquí, en el intento de volver a colocar al villano como una víctima, usando de disparador un personaje sacado de la manga para que ocupe ese rol, es donde la escupida finalmente cae en el rostro de Fede Álvarez y Rodo Sayagues. No es creíble y, por sobre todas las cosas, no era necesario. Sin el personaje femenino que viene a ocupar el rol del viejo, la historia habría podido tomar un rumbo mucho más interesante. Pero en su afán de redimir al personaje más irredimible, terminaron arruinando esa oportunidad.

¿Cómo queda entonces? ¿Podes pasar un buen rato, viendo escenas de acción y persecución, con mucho gore? Sí. ¿Era finalmente, como muchos afirman, esta secuela innecesaria? También.

 

 

 

 

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Cande Viglione

Autora de "Antología de Vida y Muerte" y creadora del blog "Al otro lado del teclado". Estudiante de Guión Audiovisual en la UNA y artista hobbista.

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